EDUCACION PARA LA PAZ EN LA FAMILIA Y EN LA ESCUELA.-

Francisco Muñoz Martín
Psicólogo Clínico. Psicoanalista.
Miembro Titular con función didáctica de APM e IPA. Ex Coordinador del Departamento de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes de la Asociación Psicoanalítica de Madrid -APM- (filial de la International Psichoanalitycal Assotiation -IPA-)

Introducción.-
Es fundamental para la convivencia y la supervivencia de los seres humanos que todos contemplemos el mundo en su conjunto y reflexionemos sobre el misterio de estar viviendo en la tierra, de formar parte de ese colectivo de más de 6.000 millones de personas –testigos todos de la existencia del universo- con quien compartimos un mismo destino. Iniciar esta contemplación y esta reflexión es una de las grandes labores encomendadas a los padres, a los maestros, a los medios de comunicación y a los gobiernos de las naciones, con el fin de ayudar a todos los ciudadanos del mundo–especialmente a los niños y a los jóvenes- a observar y a proteger este planeta donde habitamos, aprendiendo a convivir con los demás en paz y en libertad.

Los seres humanos somos, por naturaleza, sociales y por ello necesitamos apoyarnos y relacionarnos con nuestros semejantes desde que hemos sido concebidos y durante toda nuestra vida hasta el momento de abandonarla debido a la muerte. Es por ello que resulta imposible transmitir los principios y los valores fundamentales de la convivencia y, por lo tanto, educar a un ser humano, si excluimos la necesidad de relacionarnos con los demás, es decir, si prescindimos de la dimensión grupal y social básica que todos necesitamos tener en cuenta y cultivar para desarrollarnos plena y armónicamente

Los padres y los maestros, hoy más que nunca, debemos adoptar permanentemente una función de vigilancia activa y constructiva sobre nuestros hijos y educandos para percibir a tiempo y prevenir, en la medida de lo posible, los acontecimientos infelices y desgraciados que pudieran acecharles dañando su integridad física y mental; sobre todo, aquellos que más negativamente afectan a la dignidad humana. Esta capacidad prospectiva, en mi opinión y en la de muchos otros pensadores actuales, constituye una de las grandes funciones que actualmente deben cumplir primordialmente las familias y sobre todo los centros de enseñanza, así como, en paralelo, muchas otras instituciones sociales.

La educación para la paz y la convivencia tiene como principal misión la creación de hábitos, tanto de pensamiento como de comportamiento, en nuestros hijos y en nuestros alumnos, que hagan posible y mejoren la necesaria vida en sociedad, fomentando sus ventajas y reduciendo sus inconvenientes, con el fin de cooperar en la construcción de una vida más creativa y satisfactoria.

La seguridad y el afecto: necesidades primarias del ser humano.-

No voy a tratar en este breve artículo los interrogantes fundamentales de la ética que tratan de averiguar por qué algo está bien o está mal, sino que me voy a centrar en algo universalmente reconocido y es que la transmisión de los valores esenciales para la convivencia comienza en casa y continúa en la escuela. La educación no es otra cosa que revelar a nuestros hijos y a nuestros alumnos lo que la experiencia de vida y los descubrimientos científicos han demostrado como “bueno” o “malo”, como “útil” o “nocivo” para la vida de los individuos y de los colectivos, inculcándoles lo que puede hacerles felices o, por el contrario, infelices.
Las investigaciones biomédicas y psicosociales más recientes confirman que una necesidad primaria de los seres humanos, tan importante como el oxígeno que respiramos, el agua y los alimentos que consumimos, está directamente relacionada con la seguridad y el afecto que recibimos en el seno de nuestra familia. Amor, cariño, ternura, cuidados, protección, seguridad resultan ser imprescindibles para la supervivencia de los seres humanos, no pudiendo ser sustituidos o satisfechos por ningún otro recurso disponible.
El corolario de lo anteriormente expuesto, también demostrado científicamente, es que las carencias afectivas, sean precoces o tardías, los abandonos, los malos tratos, la violencia, las torturas y los abusos sexuales ejercitados sobre los más pequeños, pueden generar comportamientos violentos y psicopatías en la adolescencia y en la edad adulta. En general, el maltrato a los menores, el abandono, la falta de cuidados y de afecto, acaban por desatar las pulsiones más primarias y violentas en los niños y niñas, condenándoles a padecer tarde o temprano algún tipo de trastorno mental.

La conclusión es diáfana: se impone que los padres desde la cuna y los maestros desde el parvulario cultiven lo que podemos definir como educación para la felicidad y el bienestar, educación para la salud, física, psíquica, emocional y social, educación para la libertad y para la democracia, educación para la paz; educación, en definitiva, para llegar a ser personas y ciudadanos del mundo comprometidos activa y creativamente con el principio básico de respetar los derechos fundamentales del ser humano.

La educación para la paz en la familia y en la escuela.-

Este artículo intenta ser una ayuda para todos los padres y para todos los educadores, en general, que se enfrentan con la difícil tarea de educar a sus propios hijos y a los hijos de los demás.

La creatividad y el espíritu de educar en paz y en libertad presentes en cada familia y en cada centro escolar serán siempre en su conjunto la mejor y más adecuada metodología para utilizar las ideas e instrumentos que aquí ofrecemos. Deben de ser los propios padres y los maestros quienes, en función de la cercanía y mejor conocimiento sus hijos y alumnos, dosifiquen la cantidad de información y el momento oportuno para transmitirla de forma creativa y eficaz. Los padres y maestros podrán leer innumerables libros sobre la materia, consultar con expertos pedagogos y psicólogos, pero en última instancia no podrán evitar nunca la responsabilidad de ser, finalmente, quienes “deben de poner el cascabel al gato”; es decir, quienes deben decidir el “qué” y el “cuándo”, los contenidos, los objetivos y la metodología que se utilizarán cada día y en cada etapa del desarrollo.

La educación para la paz en el ámbito familiar y escolar, objeto de este breve artículo, como disciplina integrada en la educación para el respeto de los derechos humanos, la tolerancia, la libertad y la justicia, ha tenido en los últimos treinta años un importante desarrollo teórico y práctico, tanto en los centros de enseñanza de distintos niveles de aprendizaje, a través de los medios e instrumentos formales, como en instituciones multidisciplinarias y organismos internacionales. Actualmente podemos contar con una gran variedad de materiales didácticos y estudios teóricos que numerosos países han incorporado en sus programas de enseñanza para transmitir esta disciplina, conocida ya como Educación para la Paz, a todos sus alumnos. Los encuentros internacionales de Montreal y Viena (1993), de la Haya (1997) y la Declaración y el Programa de Acción para una Cultura de la Paz, unánimemente aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, han servido para poner de relieve las principales tendencias existentes y sugerir varios planes de acción. Después del año 2000, Año Internacional para una Cultura de Paz, y habiéndose declarado el decenio 2001-2010 “como el de una nueva cultura de paz y “no violencia” para todos los niños del mundo”, por parte de las Naciones Unidas (AG de diciembre de 1998), se han incrementado notablemente las iniciativas de la sociedad civil y se ha mejorado el cuerpo teórico-práctico desde el que partir para promover voluntades sociales y políticas a favor de la educación en valores, el respeto y el ejercicio de los Derechos Humanos, forjando actitudes y comportamientos acordes con la dignidad de todos los seres humanos.

Consideramos la educación para la paz en el ámbito familiar y escolar como un proceso de intercambio entre todos los miembros que componen el grupo familiar y el colectivo escolar; intercambio de tipo dinámico, continuo y permanente, fundamentado en la aceptación, la reflexión y la transmisión de todos los conceptos relacionados con la “paz positiva” y teniendo siempre en cuenta una perspectiva creativa del conflicto, es decir, aceptando éste como algo inevitable en las relaciones humanas. Todo ello con el objetivo de que a través de la interacción entre todos los miembros de estos colectivos primarios y básicos, así como con la aplicación de intervenciones enfocadas desde una perspectiva psico-socio-afectiva y siempre cuestionadora de certidumbres, se consiga desarrollar en su seno un nuevo estilo de convivencia, creando y estableciendo una nueva cultura, la denominada cultura de la paz, que fomente en todos sus componentes y en las demás personas del entorno, el examen crítico de los conflictos presentes en la realidad cotidiana, situándose frente a ellos y actuando en consecuencia para enfrentarlos y transformarlos de forma creativa y constructiva.

Diferentes aspectos a tener en cuenta para llevar a cabo la educación para la paz en la familia y en la escuela.-

La conducta de los padres y de todos los educadores, en general, es un elemento capital durante todo el proceso educativo. Sabemos que las mejores ideas teóricas, los mejores recursos y los más amplios arsenales de anécdotas, cuentos y juegos, las frases más brillantes de los más famosos personajes y toda la sabiduría popular encerrada en fábulas y refranes, no cuentan nada si no van acompañadas por lo que entendemos como “dar ejemplo” por parte de los adultos. Prodigar lecciones y sermones a los hijos y a los alumnos podría, incluso, llegar a ser contraproducente si lo que ven en casa y en la escuela contradice lo que enseñamos con palabras. Los hijos y los alumnos, cuando finalmente lleguen a ser personas adultas, serán el resultado de una compleja combinación de vivencias, pero los padres y los educadores debemos de ser conscientes de la parte de responsabilidad que nos toca en este proceso, predicando con el ejemplo, asumiendo, desarrollando y promoviendo en nosotros mismos conductas acordes con los principios que intentamos transmitir.
Para llevar a cabo una educación para la paz en el seno de la familia y en el ámbito escolar, la coherencia entre los contenidos que se han de afrontar, los métodos empleados y el comportamiento equilibrado de los padres y profesores como modelos y agentes educadores, resultan ser esenciales. Asimismo, es necesario conseguir que las actitudes básicas, tanto de los agentes educadores como la de los hijos y alumnos en su papel de educandos concuerden con los valores que se desean transmitir. Es decir, los agentes educadores (padre, madre, tutores) han de practicar la interacción no autoritaria, basada en el principio de justicia y en la ecuanimidad, mientras que los hijos como educandos deben tener una actitud participativa, de mutuo respeto, crítica y sobre todo asertiva, tanto frente a los modelos presentados por los adultos como frente a los principios y contenidos que éstos pretenden transmitir.

La metodología con la que se puede realizar este trabajo es la metodología del diálogo basada en el intercambio verbal, connotado y enriquecido por todos los componentes psico-socio-afectivos presentes en las interacciones humanas, tomando como punto de partida las vivencias individuales de cada uno y los sentimientos que éstas generan en los demás y en el seno del grupo, en su conjunto, para poder alcanzar una reflexión y, finalmente, una transformación de las situaciones conflictivas generadas.

Los parámetros a seguir se asentarían en los siguientes pilares: percibir, sentir, reflexionar y actuar sobre la base de los conflictos Inter.-subjetivos.

Es muy importante que las normas de relación entre las personas que componen el grupo familiar y las que rigen en el ámbito escolar sean todas, tarde o temprano, conocidas y aceptadas por todos sus componentes. Esto requiere que dichas normas se hallan debatido y consensuado, en un principio, entre la pareja de los padres responsables del grupo familiar y en el claustro de profesores y posteriormente entre los hijos, los alumnos y los demás componentes de ambos colectivos. Las decisiones finalmente tomadas deberán serlo de forma inclusiva y no exclusiva, teniendo en cuenta todos los puntos de vista y procurando que la decisión final llegue a ser los más representativa posible.

Los contenidos principales de la educación para la paz.-
Algunos de los contenidos principales de la educación para la paz en el seno de la familia girarán entorno a la educación para el respeto de los derechos fundamentales de los seres humanos en su conjunto, la protección de la infancia tomando como base la declaración de los derechos del niño, el cultivo de la igualdad de oportunidades entre todas las personas, la educación sexual en el respeto a las diferencias sexuales entre hombres y mujeres y en el respeto al derecho de ejercer privadamente entre personas adultas y responsables la práctica de la sexualidad que se corresponda con la orientación de cada pareja, la educación para la defensa de la democracia, la educación anti-xenófoba dirigida a fomentar el conocimiento y el respeto entre las diferentes culturas, la educación en valores para la convivencia en general, etc.; todo ello tomando como principio central y fundamental la educación para afrontar “el conflicto” pacíficamente, ya que consideramos que el conflicto es connatural al ser humano y a las relaciones entre los seres humanos y, en definitiva, un principio transversal y presente en cualquier tipo de actividad educativa.

Objetivos de la educación para la paz en la familia y en la escuela. El concepto de paz positiva.-
Partiendo del reconocimiento de la existencia de la subjetividad de las personas, proponemos educar con el objetivo de que se pueda alcanzar una conciencia crítica a través de la reflexión y el desarrollo de los conceptos de paz positiva, paz negativa, violencia, conflicto, etc.

Algunas personas entienden la paz como un estado caracterizado por la ausencia de guerras. Desde la educación para la paz este concepto se define como paz negativa. La paz positiva en cambio es un concepto mucho más amplio y mucho más ambicioso que toma como punto de referencia el proceso de realización y logro de la justicia en los diferentes niveles de las relaciones humanas. El concepto de paz positiva es un concepto dinámico que comporta tanto el conseguir hacer aflorar los conflictos como el tratamiento y la resolución de los mismos siempre de forma no violenta, con el objetivo final de acercarse a la consecución de un estado proporcionado, suficiente y razonable de bienestar y armonía de cada persona consigo misma, de cada una con las demás y de todas con el entorno natural.

El concepto de paz conlleva intrínsecamente una idea de dinamismo ya que intentar conseguir la paz no tiene que ver con alcanzar un estado definitivo y estable de tranquilidad y armonía, sino que se trata de vivir inmersos en un proceso activo de construcción y reconstrucción de los principios de convivencia entre los seres humanos utilizando argumentos e instrumentos pacíficos, es decir, excluyendo los métodos violentos. Acción, ausencia de violencia y respeto por la vida se reflejan en el término sánscrito “Ahimsa” introducido por Gandhi.

El respeto por la vida y el rechazo de la violencia.-
Consideramos violencia aquella actitud o comportamiento que constituye una violación o una privación al ser humano de algo que le resulta esencial como persona (p.e.: su integridad física, psíquica o moral, sus derechos, libertad, etc.)

Generalmente se entiende por violencia una agresión física o psicológica: un asesinato, una tortura, una bofetada, una mutilación o muchas otras formas de maltrato físico o psicológico. A este tipo de violencia se le denomina violencia directa. Pero este tipo de violencia, aún siendo el más visible, no es el único; existen muchos otros menos visibles pero más frecuentes y con consecuencias mucho más graves. De hecho la violencia directa suele ser el resultado visible de otros tipos de ejercicio de la violencia.

El hecho de asociar la idea de conflicto con la manera en que tradicionalmente hemos visto que se resuelven los conflictos, es decir, con la violencia, hace que frecuentemente se considere el conflicto como una realidad cargada de connotaciones negativas. Pero si tenemos en cuenta que la presencia de conflictos:
⦁ implica la existencia y el reconocimiento de una diversidad de personas diferentes que conviven     juntas y la manifestación de sus percepciones acerca de la realidad,
⦁ puede utilizarse para permitir buscar soluciones satisfactorias e innovadoras para todas las partes implicadas
⦁ y, finalmente, puede ser un medio de transformación de la sociedad hacia modelos de convivencia mejores…

entonces, la realidad del conflicto y el concepto de conflicto pueden llegar a tener muchas connotaciones positivas.

Partiendo del hecho de que el conflicto es inherente a las relaciones humanas, consideramos que la educación para afrontar el conflicto invita a tener una actitud positiva y activa frente al mismo, con el fin de poder afrontarlo convenientemente, buscando evitar el estado crónico de sumisión, la evasión o el enfrentamiento abierto y fomentando la negociación y la cooperación entre las partes implicadas. Es por ello que esta visión positiva del conflicto invita a trabajar para conseguir desarrollar aptitudes y habilidades que permitan mejorar, por una parte el concepto que tienen las personas de sí mismas y, por la otra, el concepto que tienen de los demás; así como perfeccionar tanto la capacidad de analizar las causas de los conflictos como la habilidad para mediar y negociar en la dirección de buscar nuevos caminos de transformación constructiva de los mismos.

El aprendizaje de habilidades para afrontar los conflictos.-
Para ello es necesario proveer a los miembros del grupo familiar y a todos los educadores implicados en el proceso educativo, de la destreza necesaria para afrontar los conflictos. Proveer de estas habilidades no tiene que ver con el concepto de prevención clásico, cuyo objetivo sería fundamentalmente adquirir la destreza necesaria para evitar los conflictos, sino que tendría que ver esencialmente con el aprendizaje de habilidades para poder afrontarlos y resolverlos convenientemente.

Para que el grupo familiar y los educadores consigan adquirir y perfeccionar estas habilidades es necesario trabajar, de forma gradual, no sólo las peculiaridades más superficiales, sino incluso las más profundas de la personalidad de cada miembro de la familia y de cada individuo del ámbito escolar, así como analizar, reflexionar y comprender la dinámica de las relaciones entre todos los miembros implicados teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
⦁ Comprender las características básicas de todos los componentes de la familia y del ámbito escolar.
⦁ Aumentar el conocimiento que cada uno tiene de sí mismo y el que tiene de los demás componentes de dichos colectivos. Es decir, reflexionar sobre qué es lo que cada uno tiene en común con los demás.
⦁ Comprender e intentar aumentar el grado de autoestima de cada miembro y el aprecio que cada uno tiene por los demás; es decir cómo demuestran su afecto hacia los demás.
⦁ Trabajar el grado de autoconfianza hacia uno mismo y hacia los demás con relación a la posibilidad de adquirir responsabilidades.
⦁ Desarrollar el grado de cooperación presente tanto en el grupo familiar como en el ámbito escolar, descubriendo los beneficios que conlleva superar los comportamientos exclusivamente competitivos.

La clave del análisis de conflictos y de la negociación en el seno de la familia y en el ámbito escolar está en no confundir los intereses que se están confrontando (el/los problemas concretos) con los agentes que manifiestan dichos intereses (las personas), así como tampoco confundirlos con el proceso que va siguiendo la elaboración del conflicto.

Hay que conseguir contrastar las percepciones que cada uno tiene del conflicto existente con las percepciones de los otros agentes implicados, así como reconocer las emociones de todos los componentes y actuar en consecuencia, velando porque la imagen del prójimo permanezca integra y conseguir que el poder de los agentes implicados permanezca lo más equilibrado posible.

Respecto al proceso de elaboración del conflicto es importante detectar y controlar la estructura y la dinámica de los estilos de comunicación empleados, analizar la evolución de las estrategias seguidas en el conflicto y establecer, finalmente, las normas para la negociación hacia la obtención de un consenso.

El objetivo principal de todo ello es localizar qué intereses se esconden detrás de nuestras posiciones como miembros del grupo, sobre todo cuando nos encontramos frente a un conflicto creado por propuestas y posiciones incompatibles entre los diferentes agentes en conflicto, padre, madre, hijos, alumnos, profesores, etc. Siempre será necesario acudir a analizar los intereses ocultos detrás de cada posición y negociar entre las partes a partir de estos intereses.

Estos pasos, en su conjunto, nos han de permitir encontrar soluciones constructivas que puedan ser consensuadas y verificadas por todos los miembros del grupo familiar y escolar. Para alcanzar esto es importante intentar llegar a ser tolerantes y creativos.

Algunas actividades y casos prácticos para llevar a cabo en el ámbito familiar y escolar.-

Los padres y los educadores tenemos la oportunidad, única e irrenunciable, de poder formar en paz y en libertad a nuestros hijos en el hogar y a nuestros alumnos en la escuela, siempre a través de nuestra actitud pacífica, dialogante, comprensiva, tolerante y serena, que nunca deberá de estar reñida con la firmeza, la rectitud, la energía, la responsabilidad y las necesarias exigencias derivadas de los problemas relacionados con la convivencia.

Es importante que el clima familiar y escolar sean fundamentalmente pacíficos. Las inevitables peleas entre los hermanos y los alumnos deben conducirnos siempre a iniciar una reflexión oportuna y pertinente sobre los principios de paz y no-violencia. En la práctica diaria deberemos demostrar siempre que el diálogo, el acercamiento afectuoso y comprensivo, la negociación y la búsqueda de soluciones consensuadas, ahorran comportamientos violentos y desarrollan un clima de paz.

Es importante, siempre que exista la oportunidad para ello, demostrar a nuestros hijos y a nuestros alumnos que ser bueno, pacífico, portador y transmisor de los principios de paz y libertad, no significa ser débiles y tontos sino todo lo contrario; para trabajar por la paz y la libertad es necesario ser extraordinariamente equilibrados y fuertes para no dejarse llevar por las emociones más egoístas y primitivas que nos embargan a todos los seres humanos. Finalmente un ambiente pacífico y alegre, dialogante, creativo y participativo, es la mejor escuela para la paz.

Las actividades que vamos a describir son sencillas y pensamos que exponerlas de forma sistemática puede servir como orientación para los miembros del grupo familiar y para los docentes aportándoles no sólo algunas líneas directrices, sino también estimulando su creatividad en orden a crear muchas otras nuevas y pertinentes.

CUADROS DE ACTIVIDADES

Título

Objetivo

Participantes

Material

Tiempo

Desarrollo Actividad

Evaluación

Cesta de los tesoros

Estimular el universo de conocimientos. Explorar capacidades motoras y sensoriales. Iniciar en primeras interacciones sociales

Niños y niñas de 6 meses hasta dos años de edad

Cesta o caja de cartón llena de diferentes objetos de uso habitual. Cambiar los objetos periódicamente

De 15 a 20 min. un par de veces por semana

A partir de los materiales que se les ofrece los niños y niñas potencian su interés por el medio ambiente a partir de la estimulación de sus cinco sentidos. Estimular las primeras interacciones sociales mediante el intercambio y la posesión de los objetos

Los padres y los educadores deberán observar cómo se desarrolla la actividad procurando intervenir lo menos posible y anotando los comportamientos relevantes para finalmente exponer a todos un resumen y algunos comentarios de lo sucedido

Potencia el respeto a las diferencias.
Potencia el valor de la solidaridad.
Potencia el valor de la comunicación y el intercambio.

Palabras para la paz

Aumentar el vocabulario y mejorar la comprensión de palabras y conceptos relacionados con la paz

Niños y niñas hasta 12 años de edad

Frases célebres y listas de sinónimos relacionados con la paz.

De 15 a 20 min. un par de veces por semana

Intentar hacer pareados con la rima en –az (de paz). Escribir pareados o breves poesías sobre la paz.
Componer una lista de palabras parecidas a paz y hablar de sus semejanzas y diferencias.

Los padres y educadores ayudarán a los peques a descubrir nuevas palabras y a jugar con la rima componiendo pareados

Desarrolla la comprensión sobre lo que significa la paz.
Desarrolla la capacidad de diálogo y colaboración.

Símbolos de paz

Conocer e interpretar los símbolos relacionados con la paz.

Niños y niñas hasta 14 años de dad.

Dibujos y fotografías de todos los símbolos y gestos de paz conocidos.
Dibujar los símbolos conocidos en hojas de papel

De 15 a 20 min. un par de veces por semana

Preguntar por los símbolos y gestos pacíficos que conocen y descubrir otros nuevos utilizando dibujos, fotografías, cuentos, películas. Por ejemplo: paloma, rama de olivo, darse la mano, bandera blanca, abrazo de reconciliación, fumar pipa de la paz, frotarse la nariz, etc.

Descubrir y discutir con los niños y niñas el origen y el significado de los diferentes símbolos y signos existentes relacionados con la paz

Trabajamos el conocimiento de los símbolos relacionados con la paz y la función que tienen para los seres humanos

Pelea y reconciliación

Comprender las razones que nos llevan a pelearnos y a reconciliarnos con las personas

Niños y Niñas hasta 16 años de dad

Papel y lápiz

De 15 a 30 min. un par de veces por semana

Escribir en un papel una lista con cuatro columnas: -Personas con las que podría haberme peleado, -razones por las que hubiera podido pelearme, -Soluciones para no pelearme, -Soluciones beneficiosas para los dos (si es que existen

Se trata de confeccionar con los hijos y alumnos una lista de personas con las cuales podrían haberse peleado durante la semana. Buscar las razones y las posibles soluciones

Comprender las reacciones humanas y los intereses que las motivan. Aprender a soluciona
pacíficamente los conflictos

Premios Nobel de la Paz

Conocer la biografía de las personas que recibieron el premio Nobel de la paz y el motivo que les llevó a recibir este galardón

Niños y niñas hasta los 16 años de edad

Biografías de Alfred. B. Nobel, Cruz Roja Internacional, UNICEF, OIT, Teresa de Calcuta, R. Menchu, N. Mandela, Médicos sin Fronteras, etc.

De 30 a 45 min. semanales

Buscar en una enciclopedia la lista de los premios Nobel de la Paz así como una breve biografía de los galardonados. Pueden leerse en casa o en clase. Cada hijo o alumno puede escoger un personaje favorito y presentarlo a los demás, comentando los hechos más representativos de su vida.

Ayudar a los hijos y a los alumnos a conocer y a comprender la vida de aquellas personalidades que han trabajado y han dedicado sus vidas a cultivar la paz

Identificar modelos de comportamiento ejemplares.
Conocer la fortaleza y el espíritu de sacrificio de estas personas. Conocer las diferentes modalidades existentes de trabajar por la paz

El deporte y la paz

Utilizando las prácticas deportivas reflexionar sobre las conductas violentas y pacíficas, así como sobre las actitudes positivas o negativas entorno a la paz y al deporte.

Niños y niñas hasta los 16 años de edad

Fotografías, recortes de periódico, vídeos y anécdotas personales recogidas por todos los participantes

De 30 a 45 min. semanales

Utilizando el material recogido, pasado y actual, comentar los acontecimientos relacionados con la violencia y la paz. Pensar en los deportistas y en el público que a menudo dan muestras de conductas violentas. Utilizar a los hijos y alumnos como protagonistas de experiencias similares. Después de cada competición recoger las anécdotas para comentar y evaluar.

No sólo es interesante resaltar lo negativo de ciertas conductas (violencia, insultos, etc.), sino también lo positivo de algunas otras conductas (autocontrol, reconciliación, etc.)

Ayuda a constatar y a reflexionar sobre la paz y la violencia, así como a comprenderla psicología y los fenómenos de contagio emocional pr4esentes en las masas

Pasar lista

Potenciar las capacidades psicológicas, afectivas y relacionales de cada alumno/a. Potenciar las habilidades sociales, la autoafirmación y la autoestima

A partir de 2/3 años hasta los 10 años de edad.

Fotografías de cada niño y niña así como de los profesores, cartulinas de diferentes colores, papel seda, sobre de carta, cinta adhesiva, clips.

De 20 a 30 min. Una vez a la semana

Al principio de la jornada, el/la maestro/a dice: “Vamos a pasar lista”. Sentados en círculo vamos cogiendo las fotografías que están dentro de un sobre y diciendo: ¿Ha venido Carlos o Claudia? (por ejemplo) y hablamos de las características de cada uno/a. Si no ha venido uno u otra, se pone la fotografía en la pizarra o en la ventana y nos preguntamos por qué no habrá venido a clase aclarando los posibles motivos de la ausencia. Si el niño/a no es reconocido o no se sabe si está o no está, entonces deberemos procurar que el grupo les tenga más en cuenta.

Es una actividad divertida que capta la atención de los alumnos. La evaluación debe entenderse como el resultado de un proceso de observación diario acerca de cómo es cada alumno/a, como interactúa y cómo se relaciona con los demás.

Transmisión de la amistad como valor. Autoconocimiento y comprensión del otro. Empatía y capacidad de conocer al otro. Respeto como valor a partir de la dinámica establecida.

Espejos de conocimiento

Presentación entre compañeros. promover el conocimiento entre los miembros del grupo. Superar prejuicios

Un número indiferente de personas a partir de 6 años

Ninguno en concreto

30 minutos. Varias veces durante el curso

Se organiza el grupo en dos círculos concéntricos en el que los alumnos del círculo interior miran hacia a fuera, mientras que los del círculo exterior miran hacia adentro de modo que todos queden enfrentados. Durante un par de minutos cada miembro de las parejas se dicen uno al otro quién y cómo imagina que es y al revés. Se repite la operación varias veces cambiando de pareja desplazándose un lugar hacia la izquierda.

Se pregunta cómo se han sentido durante el ejercicio y hasta qué punto la percepción que se tenía de los compañeros se correspondió con la realidad. Comprobamos si la idea previa que tenemos de una persona influye en la relación y qué nos hace modificarla.

Comprender que la identidad puede ser múltiple, cambiante y relativa. Todos pasamos por diferentes etapas cambiando nuestra manera de ser. Aprende que no tiene el mismo significado ser ciudadano de España o ciudadano de Irak. Flexibilizar la idea de identidad y perder el miedo a cómo se nos vea para ser capaces de responder positivamente a los conflictos.

El plato de arroz

Aprender que la cooperación puede ser la mejor opción para conseguir soluciones satisfactorias para todas las partes.

Un número indiferente de personas a partir de 6 años

Cartón, papel de periódico, dos palos de escoba y cinta aislante para construir la cuchara. Pueden usarse diversos materiales para construir la cuchara, por ejemplo, la base puede hacerse de cartón duro y recortarlo. Para simular el arroz usar bolas de papel de periódico, etc.

50 minutos aproximadamente

Se describe una situación extrema donde tenemos un único plato gigante de arroz. Situamos al grupo alrededor del plato y en el otro extremo del aula colocamos una cuchara también gigante. Damos instrucciones para que a la de tres vayan a buscar la cuchara y empiecen a comer con las siguientes instrucciones: “ Habéis desembarcado todos /as en una isla desierta. Después de varios días sin comer encontráis un plato de arroz gigante que puede alimentar a todo el grupo. El problema es que sólo disponéis de una cuchara enorme para llevaros el arroz a la boca.

La evaluación debe permitirnos analizar las actitudes y conductas de los participantes durante el ejercicio. Al final se lanzan preguntas como: ¿Cómo os habéis sentido?, ¿Por qué?, ¿Os recuerda situaciones de la vida cotidiana?, ¿Habéis conseguido comer todos/as?, ¿Habéis identificado amigos y enemigos?

El grupo percibirá enseguida que para poder llevarse la comida a la boca necesita cooperar. Deberán servirse el arroz unos a otros. Se pretende demostrar que la mejor estrategia individual puede ser la peor estrategia colectiva. A la larga puede resultar más eficaz cooperar con los demás para conseguir una solución satisfactoria para todos.

Ilustremos la paz

Observar las propias percepciones de paz y de guerra. Analizar los conceptos de paz y de violencia. Comprender que resulta más fácil identificar conductas relacionadas con la violencia que con la paz y que nos cuesta más concretar la idea de paz.

A partir de 6 alumnos de 10 años y más.

Ninguno en concreto

50 minutos aproximadamente

Se forman pequeños grupos (de 6 a 10 alumnos por grupo) Se pide a los grupos que formen con sus cuerpos una imagen estática (fotográfica) que transmita la idea de paz y otra que transmita la idea de guerra. Con tres minutos basta para pensarlo y prepararlo. Uno tras otro cada grupo representa su imagen y los demás la observan y valoran. El educador deberá recoger todas las impresiones y comentarios para introducirlos en la evaluación.

Comentar si ha sido fácil o difícil representar cada concepto. ¿Cuántas posibilidades diferentes han surgido?.¿Cómo se concreta el concepto de paz?. Identificar condiciones sociales y personales relacionadas con la paz y la guerra

Es habitual que las imágenes de guerra y violencia generen más riqueza de imágenes, comentarios y emociones que las de paz. En general tenemos más referentes vinculados con la violencia que con la paz. Generalmente está más implantada la cultura de la violencia.

La paz positiva

Reflexionar sobre las relaciones y condiciones que deberíamos saber edificar para construir la paz. Entender el concepto de paz positiva

Un número indiferente de alumnos a partir de los 10 años

Un esquema de la paz positiva

50 minutos aproximadamente

Cada participante rellena una ficha individualmente y comparte lo que ha escrito en grupos de cuatro o cinco alumnos. Cada uno puede completar su ficha con las sugerencias e ideas de los demás. Tras la puesta en común de los grupos el/la educador/a introduce el concepto de paz positiva.

Comentar las dificultades para rellenar la ficha. ¿Qué aspectos han costado más? Nuestra forma de relacionarnos con el entorno ¿tiene que ver con la construcción de la paz? ¿Por qué?. ¿En qué cosas podemos mejorar?

Partiendo de cada individuo, del grupo, de la comunidad y del medio ambiente, ayudar a cada alumno a rellenar su ficha indicándoles diferentes posibilidades de relación con uno mismo, con el grupo, con la comunidad y con el entorno.

La paz (no) es

Entender el concepto de paz positiva

A partir de dos alumnos de 6 años y más

Ninguno en particular

10 minutos

Se pide a un alumno que describa al resto del grupo un objeto (cepillo de dientes, una zanahoria, etc.), un estado de ánimo o cualquier otra cosa, describiéndolo con 10 frases en las que explique aquello que “no es”, mientras que el resto del grupo intenta adivinarlo. Repetir el ejercicio varias veces con diferentes objetos.

¿Es más fácil reconocer una cosa si se define diciendo lo que es o diciendo lo que no es? ¿Qué definición nos ayuda a reconocer mejor de qué cosa hablamos? ¿Cómo sería el ejercicio si se tratara de definir lo que no es la paz? ¿Cómo podríamos definir la paz como aquello que “sí es”.

A la hora de escoger los objetos o sentimientos para definir recomendamos no escoger aquellos de los que sea fácil identificar un contrario (tenedor –cuchillo, luz-sombra, tristeza-alegría, etc.) Aunque definir la paz por medio de antónimos sea una tarea fácil, la paz no es antónimo de guerra (¿podemos hablar de paz en una país con un régimen dictatorial represivo, o en el que existan atentados terroristas?), sino de violencia (directa, estructural y cultural).

Mejoremos la convivencia

Imaginar posibles mejoras respecto a los elementos vertebradotes de la convivencia del centro escolar previamente analizados. Trabajar la capacidad de expresión e improvischicos ación de los y chicas

Un número indiferente de alumnos a partir de los 8 años.

Los resultados de la actividad “Nosotros somos instituto” (Ver http: \escolapau.org/img/programas/educación/ publicacion004. PDG)

Un par de sesiones de 50 minutos

Sesión 1: A partir de las conclusiones del debate de la actividad “Nosotros somos instituto” se formas grupos de 5-7 alumnos y se reparten entre ellos los temas recogidos en la diana y pendientes de mejorar. Cada grupo deberá preparar una dramatización corta en la que se plantee una situación de la vida del colegio y se refiera al tema en debate y a posibles mejoras o soluciones. Cada obra no superará los 5 min.
Sesión 2: Cada grupo muestra su obra. Después de cada interpretación se dejan 5-10 min. Para que los espectadores expresen sus impresiones y expliquen lo qué han observado. Los actores también comentan brevemente lo que han representado y por qué lo han hecho. A partir de aquí se abre un debate sobre cómo mejorar aquellos aspectos de la convivencia del centro que hayan llamado más la atención.

Comentar si han surgido situaciones vividas en el centro o que sean significativas para los chicos y las chicas. La reflexiones surgidas ¿pueden conducir a propuestas constructivas?

Para más información consultar el documento IX Audiencia Pública a los chicos y chicas de Donosti: http:\www.escolapau.org/img/programs/educación/publicacion007.pdf

BIBLIOGRAFIA

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