Del caso Juanito a nuestros días


FRANCISCO MUÑOZ MARTÍN
Psicólogo Clínico
Doctor en Psicología
Psicoanalista Miembro Titular con función didáctica de Asociación
Psicoanalítica de Madrid y de la International Psychoanalytical
Association
Miembro acreditato IPA (COCAP) para realizar psicoanálisis de
niños y adolescentes
Gerente Consultorio Valmayor de Psicología Clínica de El Escorial
(Madrid)
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1. LOS ORÍGENES: DESDE 1905 HASTA 1920
a) Introducción
El psicoanálisis infantil se ha edificado sobre un cierto número de
contradicciones y de paradojas. Sin embargo, sus descubrimientos
han impregnado nuestra cultura y se incluyen en los titulares y
contenidos de numerosas revistas de divulgación como “consejos y
recetas para una adecuada crianza y educación de los hijos”.
El psicoanálisis infantil tiene más o menos un siglo de existencia y
para ciertos psicoanalistas esta disciplina no ha dejado de ser todavía
nada más que una aplicación a los niños del psicoanálisis de adultos.
A pesar de todo el psicoanálisis infantil ha conocido importantes
éxitos psicoterapéuticos y ha aportado una incomparable riqueza a la
teoría psicoanalítica abriendo grandes y esperanzadas perspectivas
para una mejor comprensión del funcionamiento del psiquismo
humano.
Si hoy en día la eficacia terapéutica del tratamiento psicoanalítico del
niño, tanto como la psicoterapia psicoanalítica son reconocidas en
todo el mundo, paradójicamente el estatus social del psicoanalista de
niños o del psicoterapeuta infantil no lo es tanto. La formación del
psicoanalista infantil y del psicoterapeuta de niños es larga ya que
después de realizar los estudios de medicina o psicología, el
candidato a la formación deberá todavía llevar a cabo una formación
específica durante no menos de tres o cuatro años más como mínimo.
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Las contradicciones y paradojas que afectan al psicoanálisis infantil
reflejan la actitud de nuestra sociedad frente a la infancia, objeto de
amor y de odio. Se adora a los hijos y ciertamente son adorables
tanto como nos resultan pesados y perturbadores debido a su
dependencia y grandes demandas de amor y cuidados.
Pero sobretodo, las contradicciones y paradojas a las que se enfrenta
esta disciplina son más directamente vinculadas a la propia historia
del psicoanálisis infantil y a las divergencias surgidas entre las dos
fundamentales fundadoras, Anna Freud y Melanie Klein,
divergencias que les han impedido hablar con una sola y misma voz
y de asegurarle, por lo tanto una coherencia interna.
La aplicación del psicoanálisis al niño siempre ha supuesto un
desafío para los psicoanalistas: de ahí los conflictos que siguen
existiendo a la hora de reconstruir y construir el funcionamiento
mental de los niños mediante el psicoanálisis.
El modelo prototípico del funcionamiento mental se repite en el
paradigma de la neurosis infantil, que ya no constituye, hay que
reconocerlo, un modelo universal, dado el interés que suscitan
actualmente las psicosis y los estados límite (Lebovici, 1992).
Desde la primera época de las sesiones de los miércoles, que tenían
lugar en el apartamento de Freud en Viena, los primeros discípulos
que integraban este pequeño círculo acumulaban las observaciones
que podemos incluir en el protopsicoanálisis infantil.
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En Viena, y después en Berlín y Budapest, el entorno psicoanalítico
era más bien reducido y por ello no faltaron las confidencias acerca
de los pequeños pacientes sometidos a la observación psicoanalítica,
máxime cuando se trataba de los hijos de los psicoanalistas.
Para numerosos psicoanalistas contemporáneos, la observación del
niño sólo pone de relieve a niño de la realidad pero no al niño del
psicoanálisis. Sin embargo, los trabajos más modernos sobre el
vínculo que une al bebé y a sus padres y otros sobre las interacciones
precoces que podemos observar, tienden a cuestionar la teoría
freudiana de la génesis de la representación del objeto (Lebovici,
1992a).
Por lo que respecta a la (re)construcción psicoanalítica de la génesis
y funcionamiento del psiquismo de los niños pacientes a partir del
psicoanálisis infantil tendríamos que tener en cuenta, en principio,
que las curas llevadas a cabo en el niño deberían dar lugar a un
levantamiento más fácil de la amnesia infantil. La experiencia
demuestra, sin embargo, que las formaciones reactivas y los rasgos
de carácter que organizan la neurosis de transferencia del adulto son
extremadamente sólidos en el período de latencia, en el cual el niño
no siente ningún deseo de confiarse a los demás.
A pesar de todo n cabe duda de que la alianza terapéutica
preconizada por Anna Freud y la relajación de las defensas que
permite, por un lado, y por el otro, las producciones lúdicas del niño,
que la escuela kleiniana asimila a las asociaciones de ideas, permiten
la continuación de un proceso interpretativo, facilitado sin duda y de
forma importante por la frecuencia de las sesiones multisemanales.
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Frente a la pregunta de sí existe verdaderamente el psicoanálisis
infantil, hoy podemos concluir que todo lo andado desde 1905 hasta
nuestros días demuestra su existencia, sin dejar de tener en cuenta las
dificultades propias de este tipo de tratamiento para asegurar la
perfecta constancia y neutralidad del marco psicoanalítico que pone a
prueba el desarrollo de una verdadera cura.
Quienes deseen convertirse en psicoanalistas o psicoterapeutas de
niños deben de tener en cuenta que para alcanzar tal objetivo es
necesario contar con una sólida formación psicoanalítica.
Desgraciadamente no siempre se dan estas circunstancias ya que
muchos futuros psicoterapeutas infantiles comienzan directamente su
carrera trabajando exclusivamente en centros específicos de niños.
Para terminar esta introducción podemos constatar que los análisis
infantiles se viene practicando desde comienzos del siglo XX y se
han obtenido importantes éxitos terapéuticos. Para la teoría
psicoanalítica esto ha significado contar con una aportación
incomparable, tanto por la riqueza de los materiales aportados como
por las esperanzadoras perspectivas que se abren (Geissmann, 1992).
Sigmund Freud. El caso Juanito. Los orígenes del
psicoanálisis infantil.-
En la primavera de 1922, S. Freud recibe la visita de un joven
de diecinueve años que declara ser Juanito, el protagonista de la
fobia infantil cuyo historial se había publicado en 1909.
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El psicoanálisis de Juanito suscitó en su momento un gran interés y
no poca desconfianza. Se predijeron toda clase de futuras desdichas a
la criatura tan precozmente objeto y víctima del psicoanálisis. Sin
embargo, durante la entrevista Juanito manifiesta sentirse muy bien y
no padecer ningún tipo de trastornos.
Sin embargo, aunque Freud pensara que el análisis de los complejos
reprimidos no podría perjudicar ni el presente ni el futuro del niño y
el de sus padres, siempre se mantuvo cauteloso y no se pronunció
hasta después de 1922 sobre la conveniencia del análisis para todos
los pacientes infantiles, ni frente al alcance y generalización de una
tal experiencia.
A partir del encuentro con el joven Juanito Freud comienza a alentar
el desarrollo de la experiencia psicoanalítica con niños en un
momento en que las cuestiones concernientes a su analizabilidad y al
modo mediante el cual podría llevarse a cabo una tal experiencia
empezaba a ser objeto de un abierto debate en la comunidad
analítica.
Resumen del caso Juanito.-
Si la publicación del caso fue realizada por Freud, el historial clínico
y terapéutico, en sí mismos, no pertenecen a Freud . Él orientó el
plan de tratamiento en su conjunto, y tuvo una intervención con el
niño en una entrevista. Quien condujo el tratamiento fue el padre, que
a su vez le facilitó los apuntes a Freud. Además Freud destaca que
mucha de la información que se obtuvo, solamente el padre la podría
haber obtenido. Destaca Freud que en los trabajos con los neuróticos
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adultos, el analista debe transitar el descubrimiento de etapas de la
vida sexual infantil, donde estarían las fuerzas pulsionales de los
síntomas neuróticos de la vida posterior. En este caso el trabajo se
efectuó sobre un niño de 5 años, lo cual permitiría verificar las
afirmaciones vertidas en los “Tres ensayos…”
Las primeras comunicaciones sobre Juanito son de cuando todavía no
tenía 3 años. Ya presentaba en esta época un vivo interés en la parte
del cuerpo que él llamó “ el hacer-pipí “.
De esa época es también la visita a un establo y donde confunde la
ubre de la vaca con el hacer pipí y también la leche como pipí.
Esto corroboraría la primera etapa del desarrollo sexual del niño ,
donde el miembro y la ubre de la vaca estarían equiparados a la teta
de la madre.
Su interés en el hacer pipí no es meramente formal, ya que esta
investigación lo lleva a tocarse el miembro. A la edad de 3 ½ años ,
su madre ante una situación similar identificada lo amenaza con “
llamar a Dr. A, para que se lo corte “. Él responde que no le importa
que “hará pipí por otro sitio”. Freud dirá que desde su respuesta y
desde su inocencia, este es el momento en que adquiere “EL
COMPLEJO DE CASTRACIÓN”. Este es el momento preciso, que
en los neuróticos adultos es difícil de identificar y además , estos se
niegan a admitir. (Freud aclarará que esta instalación del complejo de
castración se puede derivar de algunos mínimos indicios, no
necesariamente de una amenaza fortuita y directa).
A la misma edad da cuenta de haber visto el “hacer- pipí” del león .
Juanito se ha convertido en un investigador, que aprovecha lo
expuesto de los órganos sexuales de los animales y sus prácticas,
para hacer sus conjeturas.
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A la edad de 3 ¾ ve como una locomotora hecha agua y se interroga
¿dónde tiene el hacer-pipí? . Sabe analizar y discernir que un perro y
un caballo tienen… pero una mesa y un sillón no. Esto le permite
distinguir entre un ser vivo y uno inanimado. Continuando con su
investigación le pregunta al padre si tiene… y este le responde que sí
a lo cual contesta…” nunca te lo he visto cuando te desvestías “ (está
marcando que lo estaba observando en la situación de desvestirse).
Con la madre le pasa lo mismo y a la respuesta afirmativa de la
madre, este responde.” Como eres grande, pensé que lo tendrías
grande con el de un caballo “.
A la edad de 3 ½ ocurre el momento más importante en la vida de
Juanito: la llegada de su hermanita Hanna. El padre de Juanito anota
con detalles lo ocurrido; el tema central en los días previos y el día
del parto es “¿viene la cigüeña?”. El médico, la partera, y el
nacimiento generan una lógica inquietud en Juanito. Lo llevan al
cuarto de los padres y antes de interesarse por la madre, se interesa
por gasas y líquido con sangre, como así también por un orinal con
sangre y expresa: “ de mi hace-pipí no sale sangre”. Freud dirá que
aquí se ha presentado su primera desconfianza sobre la cigüeña. Con
el nacimiento de la nena se presentan los consabidos celos y en tono
burlón dice “… pero si todavía no tiene dientes “. Como respuesta a la
situación en los días siguientes contrajo una amigdalitis y en medio
de la fiebre se le oyó decir…“pero si yo no quería una hermanita”.
Después de ½ año los celos desaparecen y se transforma en un
hermano afectuoso y cariñoso, propio de la mayoría de edad. Detecta
las diferencias sexuales durante el baño de su hermanita, y hace un
análisis de su tamaño, planteando que con el tiempo “ le crecerá “.
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A los 3 ¾ presenta el primer relato de un sueño:“ estando dormido se
vio en Gmunden con Marield “, esta es la hija del dueño de la casa
que ha jugado en mas de una oportunidad con él. Cuando el padre
relata el hecho a la esposa con él presente, corrige, ..” yo totalmente
solo con Marield”. Suma a su historia de Gmunden, el hecho de
incluir a los niños Berta, Olga y Fritz y fantasea que juega con ellos.
Hasta tal punto que los nombra sus hijos y que Berta y Olga fueron
traídas por la cigüeña .
También el padre anota que ha dibujado una jirafa del zoológico de
Schönbrunn y este le pide que le dibuje un hacer-pipí , a lo cual el
padre le pide que lo haga él. Dibuja un tramo y luego le agrega otro y
dice “ el hacer-pipí es más largo “ .
Juega en el parque con dos niñas de 10 años a las que llama “ mis
niñitas” , y a quienes alaba en cualquier oportunidad que tiene.
Cuando tiene 4 años , durante la visita de un primo de Juanito , él lo
abraza en más de una oportunidad y repite “te quiero mucho”
(planteará Freud que es el primer rasgo de homosexualidad , pero no
el último ). A la edad de 4 años se mudan de casa y en un
departamento vecino descubre una niñita de 7 u 8 años , a la cual no
deja de espiar, y hasta preocuparse por su no aparición en los
horarios habituales. Este gran interés el padre lo explica por el hecho
de no tener compañeritos de juegos y acota que el niño los necesita).
Los impulsos eróticos desencadenados al dormir con los padres, en
forma fantaseada él los quiere repetir con Marield, la hija del
propietario de la casa de Gmunden, de 14 años. Frente a la insistencia
de que Marield venga a incorporarse a la familia y el rechazo de la
madre y la postura de esta al decir “si quieres separarte de papi y
mami , entonces llévate tus pantalones y tu chaqueta “ , éste responde
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como un varón y después de tomarlos se va, siendo detenido en la
puerta.
También el padre relata el caso de una niñita de 8 años con quien se
ha cruzado en la hostería donde van a comer y a la que cree cortejar;
ante la respuesta afirmativa de esta él se siente avergonzado y cambia
la dirección de su mirada. El padre para aliviar la tensión generada en
la vida anímica de Juanito, invita a la niñita a jugar por la tarde en el
jardín de la casa. Esta situación pone en estado de vigilia nerviosa a
Juanito, preguntándose y preguntándole a Marield: ¿Crees que me
querrá?. Esa tarde llueve y al ser suspendida la visita, Juanito se
consuela con Berta y Olga.
A los 4 ¼ , la madre baña a Juanito y le pone polvos de talco; se
plantea una situación de seducción, ya que la madre no quiere tocarle
el pene y este le dice “¿… por qué no pasas el dedo por ahí?” , a lo
cual la madre le responde: ” porque es una porquería “… “es
indecente “ …y él riendo responde:” pero gusta “.
El padre cuenta un sueño de Juanito ( a los 4 ¼ ) donde este plantea a
remedo de un juego de prenda , que el que quiera participar tiene que
hacer-pipí (el premio o el castigo , no son bofetadas ó besos: es
hacerle hacer-pipí). Esto se refiere al hecho de abrirle la ropa para
sacarle el pene para hacer pipí. Esto para Juanito está teñido de
placer. (cuando sale de paseo el que hace este trabajo es el padre, lo
que hace que se fije una inclinación homosexual ). (él quiere que las
chicas lo ayuden a hacer pipí, esto para Juanito es muy grato ).
Después de la escena del baño con la madre, plantea que no quiere
hacer pipí donde siempre, “ pues no quieren que lo observen las niñas
amigas”. Ya había pasado un año y el placer de ser visto se había
reprimido y ahora no quería ser visto. ( éste es el deseo que aparece
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en el sueño , según el deseo reprimido ).
A los 4 ½, ve nuevamente a su hermanita mientras la bañan y
mientras mira el hacer-pipí de su hermanita , ríe. A la pregunta de por
qué? , este responde: “por que es muy bonito”. En realidad la
respuesta se detecta como falsa, él quiere , decir “COMICO”. Esta es
la primera manifestación para reconocer la diferencia de los sexos y
no construir una desmentida de la diferencia de sexos.
Historial Clínico y Análisis.-
El padre escribe a Freud, preocupado por una perturbación nerviosa
que se le ha declarado a Juanito, que el padre relaciona con una
hiperexcitación sexual por ternura hacia la madre. Plantea que este
tiene miedo a que un caballo lo muerda por la calle. El padre insinúa
en esta comunicación a Freud que el temor estaría vinculado con el
susto hacia un pene grande. Recuerda el hecho de que en otro
momento Juanito había hecho una comparación de tamaño con el
supuesto pene “de la madre “. El padre no puede encontrar nada
pertinente que pueda vincularse con este temor y se pregunta si no
habrá visto a un exhibicionista. Salvo esta manifestación, el resto de
su vida continúa de la misma manera: jovial y divertida.
A los 4 ¾ , Juanito despierta de un sueño llorando y diciendo que
había pensado que la madre estaba lejos y que no la tendría para
hacerle cumplidos. Freud marcará este como un sueño de angustia.
Recuerda una frase de la Tia M, dicha por lo bajo a la madre mientras
lo bañaba “…que lindo pichilín tiene “.
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Durante el trayecto de la casa al parque llora y tiene que volver para
que la mami le haga cumplidos. Por la tarde se pone bien y durante la
noche se pone sentimental, la madre le hace cumplidos y luego
duerme bien.
Otro día sale con la madre por la calle rumbo al zoológico y le pasa
lo mismo: comienza a llorar y tiene que volver a la casa. Después de
mucho llanto le dice a la madre “ tuve miedo de que un caballo me
mordiera “ Se sobresalta por la noche y plantea que “…mañana me
llevarán el parque de nuevo y agrega , entrará un caballo en el
cuarto”.
La madre averigua si se pasa la mano por el hacer-pipi, y confiesa
que un poquito, cuando está en la cama.
Desde aquí trabaja Freud y plantea que es el comienzo de la angustia
así como el de la fobia. La perturbación se introduce con unos
pensamientos tiernos-angustiados y un sueño de angustia. ( contenido
frente a perder a la madre y que ella no le haga cumplidos ).
El fenómeno básico es el incremento de la ternura hacía la madre. Lo
marcan dos situaciones de intento de seducción para con ella. Este
aumento de ternura es el que genera angustia y cae en el campo de la
represión (esfuerzo de desalojo). Freud, en esta etapa no puede
colegir de donde proviene este empuje , seguramente de una parte del
impulso reprimido, pero solo eso ¿o… algo más ?. En primera
instancia se instala un cierto miedo a andar por la calle, sin saber a
que le tiene miedo; solo puede decir que quiere que la madre lo
acaricie. Cuando se instala este miedo no existía ninguna fobia. Las
reacciones nocturnas se presentan con un reclamo de querer tener a la
madre junto a él, ya que mientras estaba en Gmunden, él
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normalmente estaba solo con la madre y la carga libidinal la
compartía con ella y sus amiguitos de juegos.
Freud nos dirá que la angustia corresponde entonces a una añoranza
reprimida, pero no es lo mismo que la añoranza consciente; la
represión tiene que ver también en algo. Freud hará un análisis acerca
de sí se puede cancelar la angustia devolviendo el objeto deseado y
concluirá que no (llamamos angustia patológica a una sensación de
añoranza angustiada, desde el momento en que ya no se puede
cancelar aportándole el objeto deseado). Esto se verifica en el
segundo paseo , cuando Juanito sale con la madre y ocurre lo mismo
que en el primero : tiene angustia , mas allá de estar con la madre hay
una parte de la añoranza que no está asociada. En el paseo se
exterioriza por primera vez el ser mordido por un caballo. Freud se
preguntará de donde viene el material de la fobia . Seguramente, dirá,
de aquellos complejos que constituyeron la represión y mantienen en
estado reprimido la libido hacia la madre.
El padre deja planteado el tema en relación al temor de Juanito por el
hace-pipi grande del caballo en relación a la madre: este se podría
entender con caballo sustituto de la madre; pero…¿y la
exteriorización nocturna de ver el caballo entrar en la habitación?… (
no es simplemente una tonta idea de una niño pequeño dirá Freud…”
la neurosis no dice nada tonto, como tampoco lo dice el sueño).
Desde hace un año Juanito se toca regularmente el pene por las
noches y más allá del placer masturbatorio obtenido, esto no parecer
producir angustia. Algo ha ocurrido para que la misma aparezca.
Justo en el momento, que según su padre, éste lucha por
deshabituarse de este toqueteo, lo cual parece estar más relacionado
con la represión y la formación de angustia.
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Se plantea la cuestión de qué papel juega la madre en esta aparición
de la neurosis , por su apego y ternura hipertrófica; como así,
también, el permitir que se instale en su lecho. Freud marcará como
elemento a tener en cuenta el hecho de haber cortado los cortejos de
forma abrupta, abriendo el camino hacía la represión (refiriéndose al
toqueteo de su pene , esta le dirá …”pero es una porquería”)
Freud le imparte una serie de indicaciones al padre para hablar con
Juanito :
1) que lo del caballo era una tontería nada más
2) que quería mucho a la mamá y que ésta lo recibiría en la cama
3) y que ahora tenía miedo de los caballos por haberse interesado
tanto por su hace-pipí
4) Intentar el esclarecimiento sexual de Juanito, cuando haga
preguntas al respecto, indicándole que las personas de sexo femenino
, como su hermanita y su madre, no tenían hacer-pipí.
Después de un mes, el padre reporta nueva información sobre Juanito
Este ya no teme salir de paseo , el miedo a los caballos pasa ahora a
la compulsión de mirarlos y éste dirá : “ tengo que ver a los caballos
y entonces me da miedo”. Cae en cama con gripe y, durante este
periodo, se le refuerza la fobia. Viaja con el padre a Lienz los
domingos pues hay pocos carruajes en la calle , pero ya no quiere
salir de la casa, solo llega hasta el balcón. Le operan de amígdalas, y
vuelve a reforzarse la fobia. En alguno de los viajes a la estación de
ferrocarril el padre intenta en vano explicarle que los caballos no
muerden, el replica que en “Gmunden hay un caballo blanco que uno
le acerca los dedos y muerde “, ( este es el resultado de una historia
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que también le cuenta al padre de una vecinita , Lizzi , que estaba por
partir de viaje en un carruaje con caballos blancos , cuando estando el
padre Lizzi cerca le dijo al darse vuelta el caballo ..no le acerques los
dedos al caballo blanco, de lo contrario te morderá.)
El padre le marca a Juanito que en realidad lo que tiene en la mente
no es el caballo , sino el hacer pipí , a lo que él responde que el
hacer-pipí no muerde. Frente a este hecho el padre le dice a Juanito
que: “la tontería” se te pasará si sales más seguido de paseo”. Él
responde “…no , es tan intensa porque todas las noches me sigo
pasando la mano por el hacer-pipí. Padre y paciente están
concluyendo que la génesis del presente estado patogénico está
vinculada con el onanismo de Juanito. Freud dirá , que hay más
indicios de otras cosas.
Una nueva empleada empieza a trabajar en la casa y despierta la
curiosidad de Juanito, ya que ésta le permite mientras hace las cosas
montarla a caballo. Juanito la llamará , “mi caballo”. Se plantea la
curiosidad de verla sin ropas, a lo que esta no plantea reparos dentro
de un juego. Juanito reacciona con rechazo moralista “ eso es una
guarrería, se verá el hacer-pipí”.
Una mañana se levanta ,angustiado y dice que por haberse tocado el
hace-pipí, ha visto el de la madre por debajo de una camisa y que se
lo mostraron entre él y Grete.
1) Se plantea que la reprimenda de la madre surtió efecto,( tiene que
ver con que el Dr. A, le cortará el hacer-pipí sí se lo sigue tocando.
2) Que en un comienzo no acepta que las mujeres lo tienen. Esto lo
lleva a lamentarse de que así sea.
Se plantea otro viaje al zoológico , donde reacciona negativamente al
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ver las jaulas o lugares donde están los animales grandes: jirafa ,
elefante. Mientras que se entretiene con animales pequeños , el padre
le quiere aclarar que él tiene miedo de los animales grandes por tener
ellos un hace-pipi grande y le aclara que los pequeños tienen uno
pequeño. El recuerda que ha visto a los caballos y sus hace-pipi en
los establos , el padre trata de orientar la charla hacia el punto de
decirle que no tiene que tener miedo y analiza el tamaño del animal y
el tamaño del miembro, a lo cual Juanito responde …” el hombre
tiene hace pipi , y este crece conmigo cuando yo me hago grande,
este se hace grande”.
Siente pena por el tamaño de su pene con relación al de los animales
grandes. El consuelo estará en que el miembro crecerá con él. Al
pasar un tiempo desde la amenaza de la madre, con efecto retrógrado,
ésta se hace presente desde lo inconsciente, justo ahora que “ya está
crecido”, como marcando el temor mayor por perder el miembro en
estas circunstancias. Freud hablará del efecto retardado de la
amenaza de que se lo corten . La información recibida por Juanito de
que las mujeres no tienen hace-pipi despertó en él una angustia
mayor , al pensar que el también lo puede perder. (Freud en un
apartado dirá que históricamente el complejo de castración podría ser
la raíz del antisemitismo, pues a estos a causa de la circuncisión les
falta el prepucio que cubre, como una parte del pene . Lo mismo será
tenido en cuenta para comparar a los judíos con las mujeres. Todo
esto dentro de un juego neurótico de opiniones).
En otra parte de las comunicaciones el padre cuenta la historia de una
noche donde Juanito se apareció en su cuarto y se metió en la cama
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cerca de las 6 de la mañana. Preguntado que pasaba , respondió que
luego lo diría . Al día siguiente contó la siguiente: “en la noche había
en la habitación una jirafa grande y una jirafa arrugada, la grande ha
gritado porque le he quitado la arrugada. Luego dejó de gritar y
entonces yo me he sentado encima de la jirafa arrugada”. Frente a
esta narración Juanito aclara que esto se le ocurrió, que lo había
pensado , y que no era un sueño (era una fantasía). Cuenta que
mantiene a la jirafa arrugada en sus manos hasta que la jirafa grande
deja de gritar, luego de estirarla a la arrugada se monta sobre la
misma . Le pregunta al padre por qué anota todo. El padre le dice que
es para mandárselo al profesor que le puede quitar la tontería. Dentro
de la charla, el padre ensaya de forma precaria la técnica
psicoanalítica y le pregunta en que piensa y el responde : “ en un
jugo de frambuesas y en un fusil para disparar “. El padre después
concluirá con el siguiente análisis frente a lo contado por Juanito:
Fantasía de las Jirafas:
La jirafa grande soy yo, dice el padre; es decir, el pene grande
( el cuello largo ). La jirafa arrugada la esposa ó más bien su
miembro. Dirá el padre que responde en un todo a la práctica que ha
adquirido en los últimos días, todas las mañanas se presenta en la
habitación y la madre lo coloca en la cama, mientras el padre le
recrimina por la acción: (la jirafa grande grita , porque Juanito le ha
quitado la arrugada) . A lo cual la mujer responde que tan poco
tiempo no puede producir efecto negativo alguno y, Juanito se queda
con la madre por un ratito ( luego la jirafa grande deja de gritar y
luego Juanito se sienta encima de la jirafa arrugada).
Juanito sintió añoranzas de la madre, de sus caricias y de su
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miembro, cosas que lo llevaron a su dormitorio.
El padre agregará que todo es la continuación del miedo al caballo.
Freud dirá, además, que : El sentarse encima es tomar posesión, en
forma figurada de la madre. Es una satisfacción porfiada “ grita todo
lo que quieras, mami me toma en la cama, mami me pertenece”. El
padre analizará esta cuestión y dirá que la angustia es por no tener un
hace-pipi grande como el del padre.
El padre , en un viaje en tren le aclara el contenido de la fantasía de
la jirafa . Juanito la acepta , no por le contenido sexual , solamente
por identificar al padre y la madre.
Se suman dos hechos vinculados con el concepto que las personas
decentes no se deslizan por debajo de las cuerdas. Esto esta en
relación con un recinto con carneros que estaba protegido solamente
por una cuerda y el deseo de Juanito de qué fácil sería cometer la
travesura de pasar por debajo . En otra oportunidad le comunica al
padre que ha imaginado que han roto una ventanilla en el tren y el
que el guardia lo había detenido.
El planteo aquí tiene que ver con “ la ley “, lo que es correcto hacer y
como transgredirla.
Freud dirá que Juanito vislumbra que está prohibido tomar posesión
de la madre, lo cual indica que ha chocado con la barrera del incesto.
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En todas las fantasías que realiza está el padre presente, el pasar por
debajo de la cuerda , el romper una ventanilla , todo representa según
Freud : El penetrar en un recinto prohibido y el saber que el padre
hace algo enigmático con la madre.
Durante una visita a Freud, del padre y del hijo, surgen algunos
elementos que le aclaran a éste mucho más la realidad de Juanito. El
niño siempre indicaba que lo que molestaba de los caballos era lo
que tenían delante de los ojos y lo negro alrededor de la boca. La
angustia seguía y Freud ensaya una interpretación preguntándole si
los caballos usaban gafas; y él responde que no y, también, si su
padre las usaba. Ante la evidencia de que sí , este respondió que no.
Luego la pregunta estuvo vinculada a si los caballos usaban bigotes.
En esta situación Freud le reveló que le tenía miedo al padre por
querer él tanto a la madre.
Freud para tranquilizar al pequeño le dice que no debe tener miedo
del padre y que le cuente todo lo que le pasa , que el padre no le tiene
rabia. El padre participa y le pregunta a Juanito por qué cree que le
tiene rabia, si acaso lo ha insultado o le ha pegado. Este responde que
sí. Responde que fue durante el choque que sufrieron padre e hijo y
cuando el pequeño se golpeó en la cabeza y respondió con un golpe
con la mano. Allí cae en la cuenta el padre de que el pequeño podía
mantener una relación hostil para con el y que además estaría
esperando recibir algún castigo. Desde esta reunión, las
comunicaciones fueron diarias y permitieron mostrar los avances en
la presentación de sus producciones inconscientes y elaborar sus
fobias.
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Después de esta comunicación, Juanito puede pasarse algunas horas
frente a la puerta viendo pasar los carruajes , sin angustiarse; aunque
a veces corre hacia el interior de la casa, lo piensa bien y vuelve a la
puerta. Algún resto de angustia sigue presente. El mismo se dice,
como dándose fuerzas, si ya vamos a la puerta , ahora podemos ir
también al parque.
En diálogos con el padre por la mañana en su cuarto deja traslucir la
ambivalencia de sus sentimientos hacia el padre, su cariño por un
lado y su hostilidad por estar en el papel de competidor ante la
madre. Este concepto no es tenido muy en cuenta por el padre, hasta
que lo capta en su significado. El hijo le estaba reprochando al padre
ser el competidor frente a la madre, por qué no le llamó la atención
sobre este juego de fuerzas que necesariamente lleva a la angustia. Se
plantea entre el padre y el pequeño una diálogo que deja al
descubierto la hostilidad hacia el padre, pero también su amor. El
temor a que el padre no vuelva porque el se ha portado mal , apoyado
en la información por comentarios de la madre. Y una frase aparece
como vinculante entre padre y caballo , cuando el pequeño Juanito ,
en vez de decir: “ no te marches “, dice: “ no te trotes”.
Estamos frente a una pieza de angustia de doble articulación: la
angustia por el padre y la angustia ante el padre.
1) La angustia ante el padre proviene , de la hostilidad hacia el padre,
2) La angustia por el padre proviene, del conflicto entre la ternura y
la hostilidad.
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El primer psicoanálisis infantil de la historia merece algunos
comentarios más. Ya hemos adelantado que si bien se trató de un
gran estreno y el mérito recae en Freud, como inspirador del método,
supervisor, teórico y redactor, él no fue el analista directo del caso.
Max Graf, fue quien llevó a cabo este primer análisis, no siendo
médico, no teniendo experiencia, no perteneciendo al sexo femenino
y siendo como era el padre del paciente. Para Max Graf, sin duda
debió de ser su único tratamiento, resultándole penoso a pesar de
contar con el indispensable apoyo de Freud.
Cuando Freud escribió: “Únicamente la unión de la autoridad paterna
y la autoridad médica en una sola persona y la coincidencia del
interés familiar con el interés científico hicieron posible dar al
médico analítico un empleo para el cual hubiera sido inadecuado en
otras condiciones”, naturalmente eso era cierto en aquella época,
pues no existían psicoanalistas infantiles y, efectivamente, solamente
el padre podía realizar este tratamiento, pero también hay que añadir
que sin Freud habría sido totalmente imposible.
Actualmente podemos preguntarnos sobre el verdadero carácter
analítico de este tratamiento, tan alejado de las condiciones
“técnicas”. Freud publicó este caso con el título de “Análisis de la
fobia de un niño de cinco años”. Es cierto que no hubo neutralidad
por parte del padre, pero su preocupación por dejar que el niño se
expresara libremente atemperaba esta parcialidad paterna que Freud
soportaba y en quien se operaba una doble transferencia: la del padre
y la del mismo Hans, que conocía a Freud no sólo a través de su
padre sino personalmente.
22
También es cierto que este tratamiento se llevó a cabo, al menos, de
manera tan rigurosa como todos los que se practicaban en aquellos
años. Juanito cuenta sus sueños, confía sus teorías y sus prácticas
sexuales, habla de su angustia y de sus síntomas; cuando el padre no
entiende algo, el niño se lo explica. Por ejemplo, cuando Juanito dice
que ya no se toca su cosita de hacer pipí y su padre le reprocha que
aún así todavía tienes ganas de hacerlo, Juanito le da una lección:
“Querer no es hacer y hacer no es querer”.
Igualmente cuando Juanito expresa deseos de muerte hacia su
hermana Hanna y su padre le dice que un niño bueno no desea esas
cosas, Juanito le replica que tiene “derecho a pensarlo”. Cuando su
padre parece no comprender inmediatamente lo que le dice su hijo y
le dice que eso no está bien, Juanito le explica: “pero si las pienso
está bien que las piense para escribirlas al profesor”, remitiendo de
este modo a su padre analista al supervisor. Sobre esto Freud escribió
una nota donde expresaba: “excelente Juanito. En ningún adulto
podríamos desear una mejor comprensión del psicoanálisis”.
Así pues, este tratamiento conllevó la cuidadosa escucha del discurso
de un niño de 5 años por parte de un analista que buscaba la mayor
neutralidad posible en aquellas condiciones, bajo la supervisión de
Freud; la escucha de los acontecimientos cotidianos, de los sueños,
de los recuerdos, llevaban a este analista a suscitar asociaciones de
ideas que permitían que el niño recuperase recuerdos olvidados y
reconstruyese fantasmas originarios. El análisis de la transferencia (a
través de Freud) y las interpretaciones dadas en la transferencia
permitían al niño comprender cada vez mejor su mundo exterior,
23
hasta que dejo de necesitar recurrir a la represión y hasta que dejó de
necesitar sus síntomas.
Jean Bergeret nos cuenta que Herbert Graf (Juanito) acudió en 1970
(con 67 años, por lo tanto) a un congreso en Ginebra para saludar a
Anna Freud y se presentó diciéndole: “Soy el pequeño Hans”.
Juanito hijo de un escritor y crítico musical, cuyo padrino fue Gustav
Mahler, desarrolló una carrera profesional muy intensa como
cantante de ópera y posteriormente fue escenógrafo en el
Metropolitan Opera New York desde 1936 hasta 1950. Trabajó sobre
todos los grandes escenarios del mundo musical. En su vida personal
parece que no sufrió especialmente. Murió en 1973.
Carl Gustav Jung.-
C.G. Jung, hijo de un pastor, entró como médico asistente con
25 años en el Burghölzli (asilo de Zurich), del cual llegó a ser
médico jefe en 1905. Tenía entonces 30 años. Parece que fue en
1906 cuando descubrió las teorías de Freud. Jung mantuvo una
asidua correspondencia con Freud desde 1906 hasta 1912. El grupo
del Burghölzli estudió con entusiasmo las teorías sobre el
inconsciente y el tratamiento analítico, pero en lo tocante a los
problemas de la sexualidad infantil sus miembros mantuvieron una
postura más reservada.
Jung se interesó al principio por el tratamiento infantil.
Escribió a Freud el 13 de mayo de 1907 (año de la publicación por
parte de Freud de la observación del caso Juanito) diciéndole: “Estoy
24
tratando ahora analíticamente a una niña de seis años con
masturbación excesiva y mentiras, tras una supuesta seducción por el
padre adoptivo. ¡La cosa es muy difícil!. ¿Posee usted experiencia
con niños tan pequeños?. ”De este tratamiento Jung escribe: “Aparte
de una exposición incolora y desprovista de emoción, completamente
ineficaz, hecha de un modo consciente, no logro ninguna abreacción
espontánea u obtenida mediante sugestión y acompañada de
efectividad. Lo del trauma tiene el aspecto de ser una mentira. ¿Pero
cómo sabe la niña todas esas historia sexuales?. La hipnosis es
excelente y profunda, pero la niña elude todas las sugestiones para
que exponga el trauma con la mayor ingenuidad. Tan sólo tiene
importancia lo siguiente: en la primera sesión alucinó
espontáneamente “una salchicha, de la cual decía que se hacía cada
vez más gorda”. A mi pregunta acerca de dónde veía la salchicha,
contestó rápidamente la niña: “¡En el Sr. Doctor!”. Así pues, todo
cuanto puede desearse en cuanto a transposición. Pero desde
entonces, lo sexual ha permanecido hasta ahora completamente
bloqueado. ¿No hay signo alguno de demencia precoz!. Con mis más
respetuosos saludos, suyo afmo. Jung.”
Es cierto que este tratamiento es una hipnosis y no un análisis,
incluso en el sentido que le da Freud en 1907.
Freud le responde diez días después: “Seguramente habrá
podido enterarse usted durante ese tiempo que, en su niña de seis
años, el atentado es una fantasía que se ha hecho consciente, tal
como se descubre por lo regular en el análisis y como me han llevado
a admitir los frecuentes traumas sexuales en la infancia. La misión
25
terapéutica consiste en la demostración de las fuentes de las que la
niña ha adquirido sus conocimientos sexuales. Los niños señalan por
regla general poco, pero confirman lo que se ha intuido.
Imprescindible investigar en los familiares. Si se logra, ello
proporciona los análisis más atractivos”.
En 1909 Jung se interesó por los lactantes. Observó que los
“pequeños síncopes” (¿convulsiones?) tienen que ver con el órgano
de succión y parecen preceder a las primeras “tentativas mímicas”
activas: mirar un objeto brillante, abrir la boca, movimientos de
chascar la lengua, etc.
La observación de bebés, como veremos más tarde, fue llevada
a cabo posteriormente por René Spitz y Esther Bick.
El 19 de enero de este mismo año 1909 Jung habla de su hija
Agathli, de 4 años: “Mi Agathli , con sus cuatro años, aporta
contribuciones: la noche antes de que naciese Fränzli le pregunté qué
diría si la cigüeña le trajese un hermanito. “Entonces lo mataré”,
contestó con la rapidez del rayo, con una expresión preocupada y de
picardía, y no se le pudo hacer que hablase más sobre el tema.
A la mañana siguiente al parto la llevé a la habitación donde
mi mujer había dado a luz; la niña estaba emocionada y miró algo
asustada a la madre, que estaba aún pálida, sin manifestar contento y
no encontrando nada acerca de los cual pudiese manifestarse con
respecto a la situación. En la misma mañana, estando la mamá sola,
la pequeña fue de repente corriendo hacia ella, la abrazó y la
26
preguntó angustiada: ”Pero mamá, ¡no tienes que morirte!. Esta fue
su primera emoción ajustada a la realidad. Con respecto al bebé tan
sólo mostró una alegría un poco “afectada”. Los problemas que había
planteado hasta ahora eran siempre los siguientes: ¿Por qué es la
abuela tan vieja y qué es lo que pasa con los viejos?. “Tienen que
morirse y van al cielo”, y “luego se vuelven otra vez niños”, añadió
la pequeña. Así pues, alguien tiene que morir para que nazca un niño.
Después del parto, Agathli se fue varias semanas con la abuela y allí
tan sólo la contaron la “teoría de la cigüeña”. A su vuelta se
mostraba algo desconfiada y tímida con respecto a su mamá. Muchas
preguntas: “¿Me haré yo también una mujer como tú?, ¿seguiré
hablando entonces contigo?, ¿me quieres todavía y no sólo a
Fränzli?. Se identifica de un modo notable con la niñera del pequeño,
fantasea mucho acerca de cuidar niños y comienza a hacer rimas y
versos.
Continúa Jung: “muchas veces se muestra inesperadamente
contestataria frente a su mamá y la atormenta con preguntas como las
siguientes: cuando la mamá dice, por ejemplo, “ahora voy a ir con
vosotros de paseo” y Agathli pregunta: ¿Es eso verdad? ¿No me
mientes? No te creo, etc. Y así muchas veces, de modo muy chocante
y precisamente en cosas que carecen por completo de importancia.
Agathli ha escuchado una conversación sobre el terremoto de
Messina y que habían muerto muchas personas. Parece obsesionada
con el tema, hay que contarle incesantemente cosas acerca del
mismo; cualquier trozo de madera, cualquier piedra que ve por la
calle piensa que podría haberse caído a causa del terremoto. Su
mamá tiene que asegurarle a cada paso que no hay terremotos en
27
Zurich y yo también se lo tengo que asegurar, pero Agathli vuelve
constantemente sobre sus miedos”. “Agathli se ocupa durante horas
enteras con dibujos geológicos de volcanes. A continuación, mi
mujer por consejo mío le aclaró a Agathli la cuestión, y la niña no se
asombró en absoluto (los niños crecen en la madre como las flores en
la planta). Al día siguiente me tuve que quedar en la cama con gripe.
Agathli vino a verme con mirada tímida y algo asustada, no se quiso
acercar a mi cama y me preguntó: ¡Tienes tu también una planta en
la barriga?. Luego, cuando quedó excluida esta posibilidad, se puso
muy contenta. El mismo día, Agathli tuvo la fantasía siguiente: “Mi
hermano (un héroe creado por sus fantasía) está también en Italia y
tiene una casa de “cristal” y “tela” que no se cae. Durante los dos
últimos días no presentaba ya el menor rastro de ansiedad. Tan solo
pregunta a nuestros visitantes femeninos si Hana tenido un niño o si
han estado en Messina, pero sin dar señales de preocupación”
“¡Una niña así es algo encantador! Hace poco, Agathli alababa
a la abuela la belleza de su hermanito: “¡Y mira qué cosita más rica
tiene!”
Freud le respondió poco después: “Pero seguramente reconoce
usted aquí los rasgos fundamentales del pequeño Hans. ¿No sería
todo ello típico?”. Jung insiste en sus cartas siguientes dándole más
detalles. Y Freud insiste, con cierto humor: “Agathli sigue siendo tan
original y no ha oído la historia del pequeño Hans?.
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Jung responde defensivamente diciendo: “Los dichos y los
hechos de mi Agathli le aseguro que son originales, pues no ha oído
nada acerca del pequeño Hans. Nosotros nos limitamos a escucharla
y procuramos intervenir lo menos posible”. Y añade algunos detalles
más. La diferencia con el análisis de Hans estriba en que Jung, como
el mismo dice, no interpreta, al menos de momento. Sin embargo, en
la carta del 10-13 de julio de 1909 nos enteramos de que esa
observación se ha convertido en un “análisis”: “Ahora estoy
terminando precisamente el análisis de mi Agathli”.
A pesar de la “finalización” de este “análisis”, Jung seguirá
dando parte de sus descubrimientos a Freud en su abundante correo.
Al parecer Freud solamente había ido dando respuestas prudentes
pero es posible que Jung se hubiera tomado este intercambio como
una supervisión. En 1910, Jung habla de análisis e incluso de caso
digno de publicarse: “mi Análisis infantil (6 de abril). Se publicará
(con el nombre de Anna) en Los conflictos del alma infantil
(Jahrbuch, II, 1, 1910) y, finalmente, en forma de folleto.
Karl Abraham.-
En Berlín, una de las tres ciudades que destacaron en
psicoanálisis en los años anteriores a la guerra de 1914, sobresale la
figura de Karl Abraham, quien también se mostrará interesado por la
observación y el análisis infantil.
29
Karl Abraham observó a su única hija, Hilda. Nos cuenta: “He
tenido que practicarle dos veces un lavado con glicerina. Desde
entonces, ella me explica todos los días que o quiere que le pongan
ninguna inyección, pero lo dice sin emoción real, y la mayor parte de
las veces con una sonrisa pícara. Aparte de ello, no muestra ningún
tipo de inclinación erótico-anal” (¡!), escribe Abraham a Freud el 7
de abril de 1909. Hilda tiene entonces 2 años y 4 meses. Dos meses
antes, K. Abraham le había preguntado a Freud sobre el caso de una
niña de 6 años que se entregaba a un onanismo recíproco con su
hermano, tocándose las partes genitales con el pie.
Abraham escribió un artículo sobre la observación de su hija
Hilda titulado “Aspectos de la posición afectiva de las niñas frente a
sus padres”, que no fue publicado hasta 1916 y con nombres
distintos. Incluyó también algunas palabras de la niña en el “Rincón
de los niños” de la Zentralblatt.
Hilda tenía seis años y medio cuando le hicieron el análisis,
que duró dos meses, noviembre y diciembre de 1913. El síntoma que
había alarmado a Karl Abraham era una tendencia muy pronunciada
de la niña a dormitar, cosa muy molesta, tanto en clase, donde no
aprendía nada, como en casa. La niña había confesado su
masturbación, llegando incluso a ser sorprendida en el acto.
El análisis consistió en dar paseos con su padre,
probablemente a diario. El análisis fue objeto de un informe, que
siempre fue confidencial hasta que un día la Sra. Abraham se lo
30
entregó a su hija. Ésta lo confió a su segunda analista, Hilde Maas, y
ésta lo hizo llegar finalmente a Dinora Pines, editora de la biografía
sobre su padre Karl Abraham que había escrito Hilda. Hilda falleció
en 1971 siendo psicoanalista miembro de la Sociedad Británica de
Psicoanálisis.
La clientela privada de Abraham incluía niños, y parece que
éste no establecía ninguna diferencia entre su trabajo con niños y con
adultos. En 1913 publicó el texto “Efectos psíquicos en una niña de
nueve años de la observación de la relaciones sexuales de los
padres”. Se trataba de una niña que presentaba estados de angustia
aguda y en quien se pudo poner de manifiesto esta “observación” y
los efectos traumáticos derivados de ésta.
Al parecer los psicoanalistas de esta época no veían ningún
inconveniente práctico o teórico en analizar niños. Los obstáculos
para ello se manifestaron más tarde.
Hermine Hug-Hellmuth: Una obstinada discípula de
Freud.-
Hermine, ignorada durante más de medio siglo, fue una
pionera del psicoanálisis infantil. Citada por Hélène Deutsch y por
Anna Freud, comentada por M. Klein, hubo de esperar hasta
cincuenta años después de sus muerte para que una psicoanalista
francesa, Colette Chiland, le dedicara un extenso artículo y tradujera
al francés su texto sobre la técnica de tratamiento con niños.
31
George MacLean y Ulrich Rappen escribieron en 1991 un
libro sobre la vida y la obra de esta pionera del psicoanálisis de
niños. Estos autores insisten en la rica personalidad de H. HugHellmuth y tratan de rehabilitarla en el mundo psicoanalítico.
Hermine nació en Viena en 1871 en el seno de una familia
católica de larga tradición noble y militar. Su padre, Hugo Hug,
había nacido en Praga en 1830 y antes de casarse con Ludovika
Achelpohl, madre de Hermine, tuvo una hija ilegítima, Antonia
Farmer que más tarde se hizo llamar Antonia Hug y fue la madre de
Rolf (el famoso sobrino de Hermine). Ludovika acogió en su hogar a
la hija ilegítima de su marido, y según estos autores habrían puesto
como fecha de su nacimiento 1869, de forma que pudiera pasar por
hija legítima de la pareja.
La madre de Hermine, mujer cultivada, música y políglota se
hizo cargo de la educación primaria de Hermine, que no fue al
colegio hasta los 11 años de edad. Hermine realizó la escolaridad
secundaria y se convirtió en maestra, practicando la profesión
durante varios años, al igual que su medio hermana Antonia.
En 1927, a los 26 años, se inscribió en la Universidad de Viena
como oyente. Al parecer, era el primer año en el que las mujeres
podían inscribirse en la Universidad. Un año más tarde pierde a su
padre y decide que no quiere ser siempre una simple maestra.
Prepara un examen de ingreso en la Universidad y para ello trabaja
incluso en Praga durante varios años. A los 33 años volvió a la
32
Universidad de Viena, esta vez como estudiante de pleno derecho.
Ese mismo año, Antonia, por su parte acababa los estudios
universitarios con un doctorado en filosofía. En 1909 Hermine
presenta una tesis sobre física, pero en la facultad de filosofía. Al
parecer, la personalidad de Marie Curie y el símbolo del feminismo
que ésta representaba la sedujeron, pero, en aquella época, si bien las
mujeres podían inscribirse en la Universidad de Viena, sólo podían
hacerlo en las facultades de filosofía y de medicina. Su gusto por la
investigación se orientó más tarde hacia la novísima ciencia
psicoanalítica. Pero en ese momento tienen lugar dos
acontecimientos capitales, uno de ellos presagia su muerte y el otro
condicionará su vida.
El primer acontecimiento se refiere a la evolución de su medio
hermana Antonia. Nada más acabar sus estudios, en 1904, ésta
funda, en la localidad de Mürzuschlag, un hogar rural educativo para
adolescentes de ambos sexos, con internado, siguiendo el espíritu de
las reformas educativas en boga en esa época. Fundó esta institución
con el director de la escuela en la que había trabajado, Rudolf Rossi
von Lichtenfels, y la mujer de éste, que se encargaría de la
intendencia. De hecho, Antonia era la amante de Rudolf y llegó a dar
a luz a un hijo de éste, a quien llamaron Rudol Otto Helmut Hug, el
que llegaría a ser el tristemente famoso Rolf. El hogar educativo
decayó y von Lichtenfels se marchó, después de haber mantenido, al
parecer, otra relación con la niñera de la familia. Antonia llevó a su
hijo a Viena, donde ocupó sucesivamente varios apartamentos.
33
Hermine se preocupó mucho por el drama de medio hermana.
Percibía claramente en Antonia una forma de repetición de la historia
de su padre, de quien Antonia también era hija ilegítima. Todas esta
situación, llena de mentiras ocultas hacia la sociedad y estos secretos
en torno al nacimiento de los niños habrían de preocuparla mucho.
El otro acontecimiento que condicionó el resto de su existencia
fue conocer a Isidore Sadger, psicoanalista miembro del círculo
íntimo de S. Freud, quien se convirtió en su médico de familia.
Teniendo en cuenta las dificultades narradas no resulta extraño que
Hermine comenzará enseguida un psicoanálisis con él, ha habría de
durar unos tres años. Al mismo tiempo, su interés intelectual se
inclinó hacia los trabajos psicoanalíticos, especialmente hacia los de
Freud, hasta el punto de que decidió hacer de ello su profesión. Entre
1910 y 1912 abandona su profesión de docente y se jubila. Tenía
entonces 40 años, después de haber enseñado durante 20 años.
Terminado su análisis Hermine siguió ligada a Isidore Sadger,
que fue el único amigo que tuvo hasta su muerte. Al parecer fue su
guía paternal en su proyecto de llegar a convertirse en psicoanalista.
Hermine se presenta como una psicoanalista muy moderna;
había llevado a cabo un psicoanálisis muy largo para la época,
basado en sus síntomas y en sus dificultades del momento, ligados a
sus problemas infantiles. Para comprender por qué se convirtió en
psicoanalista infantil hay que tener en cuenta muchos factores
determinantes: una identificación con su psicoanalista y su proceso
34
analítico junto a su espíritu investigador y los descubrimientos que
había realizado sobre sí misma y las observaciones que pudo hacer
sobre su sobrino “Rolf”, que en 1910 tenía 4 años.
En la sesión de los miércoles del día 15 de diciembre de 1909,
en respuesta a Tausk, que argumentaba que la educación sexual no
provocaba ninguna inhibición en la vida emocional del niño, Freud
dice que hasta el momento había evitado en la medida de lo posible
sacar conclusiones –y menos aún, dar normas- para la educación a
partir de los conocimientos del psicoanálisis. Es por ello, concluye,
que no puede contestar a la legitimidad del problema y estaría muy
feliz si recibiera un trabajo para la Sammlung, que reflejara las
impresiones recibidas por. un pedagogo al encontrarse con el
psicoanálisis. Al parecer Hermine captó el mensaje. Tras la marcha
del grupo de los miércoles de Margaret Hilferding y Sabina
Spielriein, la feminista Hermine podía y “tenía” que entrar en la
Sociedad.
Podemos comprobar como la vocación de psicoanalista
infantil de H. Hug-Hellmuth puede relacionarse de forma
esquemática con su gusto por la investigación, con la necesidad
interior de continuar su autoanálisis, con el clima tan alterado de sus
primeros años de vida, con un probable y profundo deseo de
reparación, con su compromiso (no desarrollado) con el movimiento
de emancipación de las mujeres de su época, pero también con el
deseo su antiguo analista y con las necesidades internas del
movimiento freudiano en el seno de la Sociedad psicoanalítica de
Viena. Y otra de las fuentes de esta vocación está en la preocupación
35
de Freud de que sus discípulos profundizaran en el conocimiento de
la psicopatología infantil mediante la observación directa.
La primera obra analítica que publicó fue “El análisis de un
sueño de un niño de 5 años”. Corresponde a un sueño de su sobrino
Rolf. “Tengo mucho miedo”, decía Rolf, “un gran oso quería
comerme; había una valla grande y muchas flechas puntiagudas
encima, y el oso quería atraparme entre sus grandes patas delanteras.
Y en el techo, en el centro, había una gran mancha negra, no, una
gran caca”.
La autora analiza concienzudamente este sueño. Analiza las
circunstancias del relato del sueño, los acontecimientos de la víspera,
las asociaciones relativas a cada uno de los elementos del sueño;
estas asociaciones entremezclan los recuerdos de H. Hug-Hellmuth
sobre las intenciones del niño, las respuestas que dio a las preguntas
sobre los fragmentos oníricos y las construcciones propuestas por la
autora. Percibe un material mama-pene (la flechas), un material anal,
y lo pone todo en relación con una imagen paterna deseada e
inaccesible (niño que se ha criado sin padre). En ningún momento le
propone interpretación alguna al niño, lo cual parece lógico. Insiste
sobre lo mucho que este sueño confirma las teorías freudianas del
sueño de alucinación de un deseo cumplido.
En un cuarto artículo de 1912, publicado en Imago, I´3, se
refiere al niño y su representación de la muerte. En este trabajo su
sobrino solo aparece de forma breve. Los otros ejemplos están
sacados de observaciones no psicoanalíticas de niños, que ella
reinterpreta, así como de observaciones de C.G. Jung. Recuerda lo
36
que S. Freud pensaba sobre los deseos de muerte del niño, y cómo
demostró que los niños no consideran la muerte del mismo modo que
los adultos. Demuestra la intensidad de estos deseos de muerte y la
creencia infantil en la reversibilidad de la muerte.. Le concede una
gran importancia al momento en que la noción de muerte se
convierte en la intuición de algo irreversible.
En 1913 publica al menos diez artículos, tres de ellos en
Imago, los otros en diversas revistas de psicoanálisis; son en su
mayoría estudios psicoanalíticos infantiles; los otros versan sobre
psicología femenina. Quizá una de sus más importantes obras sea
una monografía de 170 páginas publicada en 1913 con el título “La
vida psíquica del niño. Un estudio psicoanalítico”. La obra pretende
ser una ilustración de las ideas de Freud sobre la sexualidad infantil a
partir de múltiples casos clínicos.
Hermine insiste mucho sobre el papel que desempeña el juego
en la vida del niño. Sin embargo no trata en absoluto de la “terapia a
través del juego”, sino que habla, entre otras cosas, de la observación
del juego y las conclusiones teóricas que pueden sacarse de ello.
A partir de 1914 Hermine publica un trabajo sobre el
psicoanálisis del niño y la pedagogía, cuyo contenido versa sobre el
psicoanálisis de niños, y demuestra que la autora ya había iniciado su
actividad en este campo. Así pues, podemos pensar que ella fue la
primera psicoanalista infantil que trabajó en este campo de manera
sistemática. Esto le concede una importante ventaja en el tiempo
37
frente a sus sucesores. Anna Freud tenía por entonces 18 años, y
hasta 1910 Melanie Klein no conoció La interpretación de los
sueños de Freud y no inició un primer análisis hasta 1914.
Desde 1914 hasta 1924, H. Hug-Hellmuth produjo treinta y
tres trabajos, que versaban en su mayoría sobre psicoanálisis infantil.
Algunos escritos se refieren a la familia, al conocimiento
psicoanalítico de la mujer y a las neurosis de guerra. Por lo que
respecta a la historia del psicoanálisis infantil en esta década
Hermine dejó escritas tres obras principales: Diario íntimo de una
adolescente (1919), Sobre la técnica del análisis infantil (1920) y
Nuevas vías para comprender a la juventud (1924).
El drama de la muerte de H. Hug-Hellmuth, a manos de su
sobrino cuando este entró a robar en su casa y la intentó hacer callar
asfixiándola, no pudo dejar de afectar a todo el mundo
psicoanalítico. Los psicoanalistas expresaron públicamente el
reconocimiento que le debían a esta pionera, tras lo cual fue
prácticamente olvidada.
38
2) VIENA, BERLIN Y LONDRES DESDE 1920 HASTA
1945 (A. FREUD, M. KLEIN, EUGÉNIE SOKOLNICKA,
SOPHIE MORGENSTERN, LA ESCUELA VIENESA EN
TORNO A A. FREUD (A. KATAN-ROSEMBERG, TOLA
RANK Y DOROTHY BURLINGHAN) Y LA ESCUELA
INGLESA ENTORNO A M. KLEIN (PAULA HEIMAN, JOAN
RIVIERE Y SUSAN ISACCS). LAS CONTROVERSIAS EN LA
SOCIEDAD BRITÁNICA DE PSICOANÁLISIS
Anna Freud en Viena y Melanie Klein en Berlín, en principio,
y después de la muerte de Freud ambas en Londres, van a crear cada
una por su lado, una propia escuela de psicoanálisis infantil.
Freud con mucho entusiasmo trabaja en las aplicaciones del
psicoanálisis infantil en el campo de la educación y la observación.
Aunque se muestra muy interesada por el tratamiento psicoanalítico
de niños, no deja de ser reticente sobre su validez, dados los
problemas técnicos y teóricos que considera, por el momento,
insalvables.
Por el contario, Melanie Klein decide realizar tratamientos
psicoanalíticos infantiles desde el principio. Crea la técnica de
análisis mediante el juego y poco a poco, a medida que va realizando
sus descubrimientos pone en cuestión ciertos puntos de la teorización
de S. Freud.
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Estas dos mujeres formaron escuelas rivales y la gran mayoría de
psicoanalistas por aquellos años se vieron en el dilema de tener que
tomar partido por una de las dos. Sus encuentros en Londres hacia
1938 concluyeron con un episodio de enfrentamiento dramático
conocido en la historia del movimiento psicoanalítico con el nombre
de “Controversias”. A los kleinianos se les acusaba de divergencias
lo suficientemente graves con relación a la teoría freudiana como
para que éstos fueran excluidos del movimiento psicoanalítico
creado por Freud. Los kleinianos, así pues, tuvieron que justificar su
fidelidad al pensamiento de S. Freud mediante la publicación de
numerosos textos teóricos.
Anna Freud.-
Nació el 3 de diciembre 1895 en Viena (Austria). Hija de Sigmund
Freud y Martha Bernays. Obtuvo su doctorado en Leyesm, tras lo
que comenzó a ejercer como maestra y colaboró estrechamente con
su padre en el desarrollo de la teoría y el movimiento psicoanalíticos.
Su corta carrera de maestra suministró las bases para su trabajo,
pionero en el campo de la psicología infantil.
En el año 1938 se exiliaron juntos a la ciudad inglesa de Londres.
Su trabajo se centró sobre todo en las funciones del yo en el
desarrollo de la personalidad, y los mecanismos que se ponen en
marcha para ajustar las pulsiones del ello a las demandas del
superyó, especialmente la represión, la proyección, la
racionalización, la negación, la identificación con el agresor y las
formaciones reactivas.
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En 1947 fue la fundadora del Hampstead Child Therapy Course and
Clinic, en Londres, lugar donde trabajó como directora desde 1952.
Además contribuyó a fundar la publicación anual Estudio
psicoanalítico del niño en 1945.
Su principal obra, El yo y los mecanismos de defensa (1936), se ha
convertido en un clásico de psicología.
Anna Freud falleció en Londres el 9 de octubre de 1982.
Tratar de entender la obra de Anna Freud es interesante por los
diferentes elementos que esta toma en consideración y por la manera
en que los vincula entre sí en su concepción del psicoanálisis infantil.
En las conclusiones de su conferencia en Topeka, en la primavera de
1966 relaciona el tratamiento psicoanalítico infantil con la psicología
analítica y las posibles aportaciones del psicoanálisis a la adaptación
del niño: “Deseo que esta nueva asociación (se refiere a la
Asociación Americana de Psicoanálisis Infantil), con ocasión de su
primer congreso, adopte este punto de vista y diseñe de este modo el
futuro del análisis infantil en Estados Unidos. Esto está relacionado
con el tratamiento analítico del niño, la psicología analítica infantil,
el estudio analítico infantil y la ayuda analítica a la infancia” (El niño
en el psicoanálisis).
La educación psicoanalítica de los niños en los años 20 se convirtió
en una tentación casi irresistible, escribe A. Freud en 1965 en su
libro Normalidad y patología en la niñez. La tentación a la que se
41
refiere tiene que ver con los descubrimientos llevados a cabo en las
curas analíticas de neuróticos de adultos, que habían puesto de
manifiesto la influencia desfavorable que venían ejerciendo las
actitudes de los padres y el entorno del niño. Se trataba, así lo había
defendido Freud unos años antes, de cambiar las condiciones de la
educación y de inventar lo que, dejando traslucir muchas esperanzas,
se llamó una “educación psicoanalítica” capaz de asegurar la
prevención de la neurosis. Esta educación psicoanalítica dio pronto
lugar a una reflexión sobre la pedagogía psicoanalítica, que a su vez
fue el origen de la observación psicoanalítica del niño.
Anna Freud hizo de la observación del niño pequeño uno de los
pilares de lo que fue su construcción analítica. Ella trataba de
completar los conocimientos aportados por los tratamientos de
adultos. Cada día acudía a las instituciones para niños que ella había
creado. Ilse Hellman subraya en sus escritos las notables dotes que
Anna Freud tenía como observadora de niños, a lo que había que
añadir su capacidad para escuchar atenta y cotidianamente al
personal del que rodeaba.
Esta observación psicoanalítica del niño se fue estructurando a lo
largo de los años, englobando poco a poco los diferentes campos del
psiquismo. Los conocimientos adquiridos gracias a ello fueron
recogidos metódicamente en el famoso Índice” de la Hampstead
Clinic, contribuyendo a crear lo que luego fue una psicología
psicoanalítica infantil. Para hacernos una idea del interés de Anna
Freud por esta labor basta con leer sus trabajos de los años 1926-
1928 y la relectura que de ellos hizo la propia Anna en 1972-1973
42
con el Dr. Sandler y el equipo de la Hamstead Clinic de su obra de
1936, El Yo y los Mecanismos de Defensa.
Tras la publicación de los Tres ensayos para una teoría sexual por
Freud en 1905, una primera generación de analistas empezó a
observar y a comentar el comportamiento de sus hijos pequeños,
tratando el tema de la sexualidad infantil, el complejo de Edipo y la
angustia de castración. Pronto se le unieron numerosos especialistas
en el mundo de la infancia que habían sido analizados y que tenían
ocasión para observar las reacciones de los niños, dejando de lado
toda situación analítica. Después, éstos se dispusieron a observar
determinados grupos de niños característicos, como los delincuentes,
por ejemplo, para pasar después a observar ciertos períodos de la
infancia, por ejemplo las primeras relaciones con la madre, y
finalmente ciertas dificultades particulares (alimentación, succión del
dedo, angustia de separación, etc.). Las guerras, cuenta Anna Freud
(1968), permitieron estudiar situaciones traumáticas en niños recién
salidos de campos de concentración o internados en orfanatos o
incluso en los que iban ser adoptados.
Había, pues, que construir de manera sistemática una psicología
psicoanalítica de niños integrando dos tipos de datos: los que
provenían de la observación directa y los que provenían de las
reconstrucciones operadas en adultos…
Esta observación directa del niño por parte del psicoanálisis dio lugar
a muchas resistencias. Durante la primera fase de la investigación
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psicoanalítica se consideró está tendencia como algo negativo. Los
pioneros pensaban que era su deber insistir en la diferencia entre el
comportamiento observable y las pulsiones ocultas, antes que en las
semejanzas; había que demostrar que, más allá de las conductas
manifiestas, podían existir manifestaciones inconscientes. Y
finalmente, había que perfeccionar la técnica analítica en sí misma,
convencer a la joven generación de analistas, que tendía a confundir
el contenido del inconsciente con las manifestaciones de éste.
Así pues, la atención de Anna Freud se centró primero en los
mecanismos de defensa que se convirtieron en su principal material
de observación. El material manifiesto de los niños y de los adultos
se hizo aún más transparente para el analista cuando la atención, que
se limitaba a los contenidos y los derivados del psiquismo
inconsciente –a saber, a las pulsiones, a los fantasmas y a las imagos-
, se extendió a los métodos que el yo utiliza para impedirles acceder
a la consciencia. A pesar de que estos mecanismos defensivos son
automáticos y no conscientes en sí mismos, los resultados a los que
llegan son manifiestos y fácilmente accesibles a la observación
(Normalidad y patología en la niñez).
La observación de los comportamientos infantiles fue el siguiente
paso. El orden, la exactitud, la limpieza, la ausencia de agresividad
permitían detectar los conflictos pasados en torno a las tendencias
pulsionales (anales). Por ejemplo, una virilidad exagerada, una
agresividad brillante podían ser comprendidas como
sobrecompensaciones a los temores de castración, etc.
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También las producciones del niño se convirtieron en material de
observación. De este modo, el juego del niño se convirtió en material
de observación y en fuente de información. En definitiva se trataba
de relacionar cada elemento con la manifestación pulsional
específica que lo causaba, pudiéndose de este modo sacar
conclusiones inmediatas del comportamiento del niño y apreciar una
parte de las preocupaciones y los conflictos que juegan un papel vital
en la parte oculta de su psiquismo.
Desde los mecanismos de defensa se pasó a la observación del yo del
niño en su conjunto y la psicología del yo se incluyó en el marco de
la reflexión psicoanalítica. Puesto que el yo y el superyó son
estructuras inconscientes, la observación directa, es decir, la
observación del comportamiento superficial, constituye un
instrumento de exploración apropiado que se añade a la exploración
en profundidad completándola. Por este camino se llegó a la
exploración de las diferentes funciones del yo, ejerciéndose el
control de yo sobre las funciones motoras, el desarrollo del lenguaje,
la memoria y la función de síntesis.
Si el descubrimiento de los procesos primarios y secundarios son
debidos a la reflexión psicoanalítica, para Anna Freud la diferencia
entre los dos procesos se puede captar de golpe en la observación
analítica de loso niños durante el segundo año de vida e incluso en la
adolescencia.
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Finalmente, la observación directa se completó en el ámbito del
estudio longitudinal con el seguimiento de casos y después, directa y
concretamente, mediante el psicoanálisis infantil.
Anna Freud y el tratamiento psicoanalítico infantil.-
Tras la interrupción de la primera parte del análisis con su padre en
1023, Anna Freud empezó a practicar los tratamientos infantiles. Por
aquel entonces, como psicoanalista “profana” no podía realizar en
Austria tratamientos de adultos (algo que, a pesar de todo, realizó
más tarde). Sus primeros pequeños pacientes fueron los niños
Burlingham (Bob y Marly). Las dificultades con las que tuvo que
enfrentarse durante estos tratamientos influyeron en sus trabajos
teóricos. Por ejemplo, Anna, en una carta a M. Eitington las expone
con toda claridad: “A veces pienso que no sólo quiero curarlos sino
también tenerlos para mí, o quedarme con algo de ellos para mí”,
comentando que los afectos descritos, que considera “estúpidos”,
están fuera del compromiso profesional del analista durante el
tratamiento y que deben ser a la larga elaborados “por nocivos” una
vez concluido el trabajo con los niños.
A partir de 1925, Anna Freud, en el seno de la Asociación
Psicoanalítica de Viena, dirige un seminario dedicado al
psicoanálisis infantil. Su padre S. Freud, en una carta a M. Eitington
habla sobre estas conferencias de su hija en los siguientes términos:
“El acontecimiento más agradable en este momento es el curso de
Anna sobre la técnica del análisis infantil. Supongo que ella os habrá
46
hablado de ello. Todo el mundo está de acuerdo en que sabe captar la
atención de sus auditorio. Cada noche, antes de dar su charla, me
enseña el contenido de cada lección, y me siento especialmente
satisfecho de que no se contente, como una alumna, con aplicar lo
que ha aprendido; trata los temas libremente, juzga por sí misma y
sabe afirmar la particularidades de este tipo de análisis. Comparadas
con la de Klein, sus opiniones son conservadoras, se podría decir que
incluso reaccionarias, pero parece que tiene razón”
En 1924, en el Congreso de Salzburgo, Melanie Klein ya había
aparecido en la escena del psicoanálisis infantil, con una conferencia
sobre la técnica del “análisis precoz”.
Hasta 1927, en el Congreso de Insbruck, Anna Freud no responderá a
M. Klein, apoyándose en sus conferencias del año 1926 en el
Instituto Psicoanalítico de Viena. Estos escritos recopilados en la
obra Psicoanálisis del Niño”, abren oficialmente las primeras
controversias con M. Klein. Estas conferencias son destinadas a
responder a las aserciones de M. Klein, pero a la vez pretenden ser
didácticas en el sentido de que quieren transmitir esta nueva ciencia a
los estudiantes del Instituto de Viena y perfilar los contornos de lo
que más tarde se dará en llamar la Escuela de Viena en oposición a la
Escuela de Berlín, y posteriormente a la Escuela Inglesa, cuyo líder
será Melanie Klein.
Esta obra de Anna Freud fue muy bien recibida en el seno de la
institución vienesa, pero sería objeto de duras críticas por parte de E.
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Jones, que se negaría incluso a publicarla en Inglaterra, donde
solamente vería la luz después de la guerra. El debate acerca del libro
de Anna Freud acabará mezclándose con otro debate, muy animado
también, acerca del análisis profano. En este debate participó
activamente E. Jones ya que él defendía una postura de compromiso
entre la posición de la Escuela americana, que rechazaba a los
analistas no-médico, y la de S. Freud, que deseaba que el análisis
pudiera ser practicado por no médicos.
La obra Psicoanálisis del niño, publicada en 1927, recupera una serie
de conferencias pronunciadas en el instituto psicoanalítico de Viena
durante 1926, con el título Introducción a la técnica psicoanalítica
infantil Si resulta interesante estudiar este trabajo, que representa la
primera formulación del pensamiento de Anna Freud, no es para
criticarlo , como se ha hecho a menudo, sino para comprender mejor
la evolución de su pensamiento. Además describe muy bien la
primeras emociones que puede experimentar todo joven analista
infantil ante sus primeros tratamientos. El mérito de Anna Freud fue,
a partir de 1927, tanto en lo que atañe a su trabajo personal como a
sus reuniones con colegas, el revisarlo, cosa que seguirá haciendo,
como veremos hasta los años setenta, en que aceptará volver a hablar
sobre ello con J. Sandler en los seminarios de la Hampstead Clinic.
La teorización de Anna Freud fue evolucionando a lo largo de los
años, enriqueciéndose gracias a las controversias con M. Klein
durante los años 1940-1945. Podemos observarlo en su último libro,
testigo de último trabajo en la Hampstead Clinic, publicado por
Joseph Sandler: El análisis de defensa.
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Anna Freud abandonó lo que ella, en sus primeros escritos, llamó, la
fase preparatoria para el análisis infantil, con la puesta en marcha de
la transferencia apositiva, bajo la influencia de Berta Bornstein, una
analista berlinesa que vino a vivir a Viena y comenzó a desarrollar lo
que se llamó “el análisis de defensa”. Por otra parte recuperó su
afirmación de que era necesario que el analista fuera a la vez el
pedagogo del niño analizado. Abandonó finalmente la idea de que
sólo era posible analizar niños durante el periodo de latencia y aceptó
la idea de los análisis precoces. Sin embargo, siguió creyendo en la
importancia de la verbalización en el niño, en la medida en que ésta
“era la condición indispensable para que pueda desarrollarse un
pensamiento de tipo secundario (Normalidad y patología en la
niñez).
Tampoco abandonó, Anna Freud, la idea de que lo se llama “neurosis
de transferencia infantil” no se corresponda del todo con lo que se
observa en el adulto. Siguió pensando igualmente que la constitución
del super-yo estaba ligada a la resolución edípica. Finamente no
utilizó nunca el concepto de instinto de muerte. Desarrolló durante
mucho tiempo la idea de una agresividad secundaria, en reacción a la
frustración; en este sentido, inspiró la teoría hartmaniana de la
agresividad. Por ultimo, podemos añadir que nunca integró en su
teoría ni utilizó el concepto de objeto interno, al menos formulado de
ese modo.
Concluyendo podemos subrayar el amplio concepto que tenía Anna
Freud del campo del psicoanálisis infantil, como una vasta ciencia al
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servicio de la cual se sitúa lo ella lamo el cuerpo de los “especialistas
en la infancia”. El tratamiento psicoanalítico es sólo uno de los
aspectos de este campo. Ella se interesó por la infancia desde el
nacimiento hasta la adolescencia. Aunque se interesó por los niños
pequeños, consideraba, en un plano teórico, que no era posible
analizarlos antes de que los procesos secundarios y la verbalización
hubieran aparecido. Se interesó por todas las edades y por las
variaciones con respecto a lo normal mucho más que por las
patologías graves.
Melania Klein y las relaciones objetales precoces.-
Melanie Reizes nació en Viena en 1832. Allí pasó toda su
infancia y adolescencia. Abandonó la ciudad en 1903 al casarse con
Arthur Klein. Durante todo ese tiempo no conoció en ningún
momento a S. Freud; ni siquiera había oído hablar de él o de su obra.
Su familia era judía. Su madre procedía de un ambiente judío culto y
liberal. La familia del padre estaba formada por judíos religiosos
ortodoxos. El padre era médico y tenía cincuenta años cuando nació
Melanie. Se casó en segundas nupcias, a los 40 años, con la madre de
Melanie, Libussa Deutsch. Era una mujer mucho más joven, tenía 25
años y era muy hermosa. Puesto que en aquella época, los médicos
no siempre se ganaban bien la vida, y ése era el caso del padre de
Melanie, la madre tuvo que abrir una tienda de plantas y animales
“raros” para completar los ingresos familiares.
50
Cuando Melanie tenía 6 años la situación económica de la familia
mejoró y el padre pudo comprar una consulta de dentista y
trasladarse a un apartamento más amplio. Melanie era la benjamina.
Tenía una hermana 6 años mayor que ella, un hermano, Emmanuel, 5
años mayor y, finalmente otra hermana, Sidonie, cuatro años menor.
Al parecer no fue una niña realmente deseada. Su madre no le dio el
pecho, contrariamente a como lo hizo con sus hermanos mayores.
Sin embargo su primera niñez fue feliz y tranquila, en el seno de una
familia unida.
Melanie admiraba mucho a su padre, impresionada por su vasta
cultura, sus capacidades intelectuales y su don de lenguas (había
aprendido una decena de lenguas europeas). Según Anna Segal
(1979) en aquella época el padre siempre estaba dispuesto a
responder a todas las preguntas e inquietudes de Melanie, aunque la
relación entre ambos nunca fue muy estrecha. La preferida del padre
era Emilie. Durante la adolescencia de Melanie su padre comenzó a
presentar un deterioro mental que fue agravándose hasta su muerte
cuando ella tenía 20 años.
La pequeña Melanie adoraba a su madre. En su autobiografía cuenta:
“Las relaciones con mi madre ha sido de las más estables de mi vida,
yo la amaba profundamente, admiraba su belleza, su inteligencia, su
enorme sed de conocimientos, aunque sin duda en medio de ello
estaban presentes los celos existentes en todas las chicas.”
Estuvieron casi siempre juntas, ya que Melanie vivió con ella hasta
su boda a comienzos de 1903, y luego de nuevo desde 1907 hasta
1917, fecha en que la madre murió en casa de Melanie en Budapest.
51
Melanie tuvo una educación liberal y permisiva. La religión no
ocupó un lugar importante en ella y tampoco tuvo espíritu religioso.
Fue atea durante toda su vida, sin embargo amaba ciertas tradiciones
judías y se sentía solidaria con los judíos. En su autobiografía se
expresa de la siguiente forma: “El mismo sentimiento de simpatía
que siento hacia Israel, aunque en este caso tenga su origen en las
persecuciones de que fueron víctimas los judíos, lo siento igualmente
por todas las demás minorías y pueblos que han sido perseguidos
(…) Esto me ha dado fuerzas para trabajar siempre dentro de una
minoría científica”.
Melanie fue muy apreciada por sus hermanos mayores. Sidonie la
enseñó a leer antes de su precoz muerte y Emmanuel, que murió
cuando ella iba a casarse, tras una enfermedad invalidante, siempre
alababa los poemas que ella escribía y creía firmemente en el talento
de su hermana.
Al llegar a la adolescencia, curiosamente, Melanie renunció a cursar
los estudios de medicina que tenía programados. Hasta ese momento
había sido una estudiante brillante: su padre la ayudó con el griego y
el latín para que pudiera entrar en la universidad. Durante toda su
vida lamentó esta decisión. Muchas veces pensó, según cuenta A.
Segal, que si hubiera sido médico los ataques a su persona no
hubieran sido tan violentos. Este fue uno de los argumentos que
utilizó Melanie contra E. Glover durante las controversias cuando
éste pretendía restarle a Melanie toda credibilidad en su trabajo con
los psicóticos.
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Al parecer fue su matrimonio con el ingeniero Arthur Klein la causa
de su renuncia a estudiar medicina. Un año antes de su matrimonio,
murió su padre, concretamente en abril de 1902. Siete meses después
su hermano Emmanuel sucumbió a una crisis cardiaca. En marzo de
1903 a los 21 años, poco después de todos estos fallecimientos,
Melanie se casó y abandonó Viena. Durante varios años, vivirá en
pequeñas ciudades, como Eslovaquia (donde residían sus suegros
con los que se llevaba muy bien) y después en Silesia. Muy pronto se
dio cuenta de que su matrimonio no iba a ser feliz.
En 1904 nació Melitta, su primera hija, y tres años más tarde Hans.
Trató de refugiarse en el amor materno, según cuenta ella misma,
pero pronto empieza a presentar episodios depresivos acompañados
de molestias somáticas diversas. Con frecuencia, cada vez más tiene
que dejar a sus hijos para guardar reposo o recibir algunos
tratamientos. Entonces su madre la sustituye con ellos. Melanie no
pudo ocuparse de sus dos hijos tanto como, al parecer, hubiera
querido durante la primera infancia de éstos. Fue para ellos una
madre depresiva, ausente a menudo; y fue consciente de ello
sintiéndose profundamente culpable.
En 1910 sus marido Arthur encuentra trabajo en Budapest y ello
supone un considerable giro en la vida de Melanie Klein. Allí
comienza a leer La interpretación de los sueños de S. Freud y se le
despierta un gran interés por el psicoanálisis que le durará toda su
vida.
53
En 1914 nace su tercer hijo, Erich, al tiempo que fallece su madre.
Este fue también el año en que conoció a Sandor Ferenczi, iniciando
con él un psicoanálisis en un momento de su vida en el que se sentía
especialmente desamparada y deprimida. Su tratamiento
psicoanalítico se desarrolló hasta 1919, con las interrupciones ligadas
a las guerra y a la movilización de Ferenczi. En el prefacio a la
primera edición de El psicoanálisis de niños (1932), Melanie escribe:
“Fue Ferenczi quien me inició en el psicoanálisis, me enseñó la
verdadera naturaleza de éste y todo su significado. Tenía una
sensibilidad inmediata y profunda para el inconsciente y lo
simbólico, una intuición sorprendente para todo lo que afecta al alma
infantil; me ayudó con su ejemplo, que me marcó, a comprender la
psicología del niño pequeño. Él fue también quien me hizo ver mis
aptitudes para el análisis de niños, cuyos progresos le interesaban
mucho, y quien me animó a dedicarme a este campo…”
En 1917 Melanie conoce a S. Freud durante un congreso que reunía a
las sociedades austriaca y húngara de psicoanálisis. Leyó su primer
artículo, “El desarrollo de un niño”, en 1919 en la sociedad húngara
de psicoanálisis, lo que le sirvió para convertirse en miembro de la
sociedad psicoanalítica de Budapest.
En 1920, en el Congreso de La Haya,, en el que también participa H.
Hug-Hellmuth, conoce a Karl Abraham. Fascinada por Karl
Abraham decide en 1921 instalarse como psicoanalista en Berlín. En
1923 se convierte en miembro de la sociedad psicoanalítica de
Berlín. En 1924 se separa definitivamente de su marido y persuade a
Karl Abraham para que le haga un nuevo psicoanálisis, a pesar de
54
que él tenía como norma no psicoanalizar a nadie que viviera en
Berlín. Su segundo análisis duró entre 9 y 15 meses, siendo
interrumpido por la muerte brutal de Karl Abraham en diciembre de
1925.
La muerte de Abraham modificó considerablemente su posición en la
Sociedad psicoanalítica de Berlín, donde era apoyada por éste. La
situación difícil que se le creó fue debido a que muchos miembros
apoyaban más los trabajos de Anna Freud.
En 1925 aceptó encantada la invitación de E. Jones, Alix Strachey y
Joan Riviere para ir a Londres a pronunciar una serie de
conferencias. Este período fue muy satisfactorio para ella, tanto que
en 1926 decidió instalarse allí definitivamente. Cuando cumplió los
45 años, en 1927, se convirtió en Miembro de la Sociedad británica
de psicoanálisis. Melanie vivió en Londres hasta su muerte a los 78
años, en 1960.
En su autobiografía, Melanie Klein insistía en su dotes de
observadora, que, ya con 8 o 9 años, la llevaban a observar a los
niños más pequeños que ella; continuó esa práctica de forma
totalmente inconsciente, sobre todo con sus propios hijos, hasta que
empezó su trabajo analítico personal. Pronto se sintió muy
decepcionada por los resultados de la educación y en seguida se
convenció de “que existía algo mas profundo, el inconsciente, que
debía ser desmenuzado para llegar a cambiar aquello que suponía
dificultades para los niños”
55
Melanie Klein tuvo escaso interés por la llamada “educación
psicoanalítica”, una de las causas de su conflicto con Anna Freud, así
como una gran certeza sobre cuál era el trabajo que ella consideraba
el más importante a realizar: la exploración del inconsciente.
Hablando sobre su vida y su obra, ella misma en su autobiografía, no
es capaz de dar respuesta a la pregunta que tantas veces le habían
formulado acerca del porqué de su práctica y de su teoría: “Después
de todo, yo no tenía experiencia, no conocía siquiera mis dotes y
tenía que descubrir mi camino por intuición. Me han preguntado
muchas veces cómo me las arreglaba para llevar a cabo con éxito los
análisis de niños de esa forma tan poco ortodoxa como yo los hacía y
a menudo es oposición a las reglas establecidas por los analistas de
adultos…Soy incapaz siempre de responder a la pregunta de cómo
llegué a sentir que debía llegar hasta la angustia y por qué procedí
como lo hice. Pero supe con la experiencia que tenía razón y, hasta
cierto punto, el arranque de mi técnica del juego se inició con mi
primer caso”.
Melanie Klein fue una persona apasionada, fascinante y compleja.
En su madurez siguió siendo una mujer bella, atractiva y con un gran
carisma. Las declaraciones acerca de ella con contradictorias. Hubo
quien decía que su trato era cálido, que gozaba de una extraordinaria
vitalidad y demostraba un gran interés por la gente, a quienes sabía
escuchar y para quienes siempre estaba disponible cuando la
necesitaban (Anna Segal). Sin embargo A. M. Sandler la describió
más bien como una persona ambigua, temible, cáustica en las
discusiones, que podía inspirar temor. Lo cierto es que la literatura
56
acerca de ella demuestra que pudo ser objeto de mucho amor, pero
también de mucho odio, y que tuvo encarnizados enemigos.
La obra de Melanie Klein entre 1920 y 1940.-
La obra de M. Klein fue y es considerada como escandalosa por
muchos psicoanalistas. En sus comienzos ella fue consciente de la
desfavorable acogida que fu encontrando en su camino. Cuando M.
Klein expuso el material que había reunido sobre niños ante la
Sociedad de psicoanálisis de Berlín (1921- 1925), suscitó la
indignación, no sólo por sus ideas sobre la agresividad de los niños,
sino también porque hablaba a los niños sobre la sexualidad de una
manera muy directa. Algo sorprendente si pensamos que hacía más
de diez años que se había publicado la observación del pequeño
Hans.
Lo que en realidad afirma M. Klein a lo largo de su obra es que en el
niño pequeño existe un mundo interior capaz de desarrollarse en la
transferencia durante su tratamiento. Afirma, también, que este
mundo interior se basa en el proceso de la introyección y que dicho
mundo nada tiene en común con el proceso de memorización, que le
situaría en una continuidad cronológica; y, finalmente, afirma sobre
todo que este universo interior es el de las imagos primitivas, que
deben ser diferenciadas de las imágenes de la realidad, modificadas
por el proceso de introyección.
57
La técnica psicoanalítica del juego.-
M. Klein, en 1955, en su conferencia titulada La técnica
psicoanalítica del juego: su historia y significado, dice: “Tanto mi
trabajo con los niños y con los adultos como mi contribución a la
teoría psicoanalítica en general son fruto, en último análisis, de la
técnica del juego tal y como la he elaborado con los niños más
pequeños.
Históricamente, la idea de jugar con los niños no era original en los
medios analíticos vieneses y berlineses en 1919. Y H. Hug-Hellmuth
había escrito sobre ello, y M. Klein, tanto como A. Freud, jóvenes
principiantes, pudieron oír hablar de ello y leerlo. Pero ningún
analista había pretendido hacer del juego del niño la técnica con la
que poder analizar al niño.
La genialidad de Klein fue darse cuenta de que el modo natural de
expresión del niño era el juego, y que en consecuencia el juego podía
ser utilizado como un medio de comunicación con el niño. Para el
niño, el juego no es simplemente un juego, también es un trabajo. No
es sólo un medio de explorar y de dominar el mundo exterior, sino
también, a través de la expresión y de la elaboración de las fantasías,
un medio para explorar y dominar las angustias. Mediante el juego,
el niño pone en escena sus fantasías inconscientes y, con ello,
elabora e integra sus conflictos.
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Para M. Klein, el juego libre en el niño es, en definitiva, lo mismo
que el sueño para S. Freud, la vía regia para acceder al inconsciente,
a los fantasmas. El juego cumple la misma función que las
asociaciones libres del adulto. La inhibición del niño para jugar es un
síntoma muy importante, revelador de una inhibición de la vida
fantasmagórica. Como en el caso de las resistencias a la asociación
libre en el adulto, piensa que solamente la interpretación puede
levantar la inhibición a jugar, aliviando la angustia subyacente.
En su libro El psicoanálisis de niños M. Klein insiste en el hecho de
que el juego traduce, sobre el modo simbólico, los fantasmas, los
deseos y las experiencias vividas por el niño. Su técnica consiste en
analizar el juego exactamente como se analizan los sueños y las
asociaciones libres en el adulto, es decir, interpretando los fantasmas,
los conflictos y las defensas.
Asimismo, M. Klein defiende la tesis, ligada a sus constataciones
clínicas, de que si el niño efectivamente no es consciente de su
enfermedad, como pueda serlo el adulto, queda sin embargo
agradecido al adulto analista por aliviarle de su angustia y se muestra
dispuesto a recibir su ayuda. Y, además, pretende demostrar en un
plano teórico por qué el niño puede hacer una transferencia sobre el
analista, aclarando que no es, según ella, la existencia de los padres
reales y la dependencia del niño de ellos lo que impide que esta se
instaure y se desarrolle, puesto que esos padres no son los que
encontramos en la cura del niño. En el tratamiento, afirma, nos
enfrentamos solamente a las figuras fantaseadas de los padres
internos a las imagos de los padres. Ésa es la constatación clínica que
59
hace de las curas de niños, examinando con atención el mundo
interior de éstos y la naturaleza de las figuras internas tal y como son
transferidas sobre el analista.
Entre 1919 y 1923 M. Klein elaboró un marco específico para el
psicoanálisis infantil que resumimos a continuación:
1. Los horarios de las sesiones ha de ser estrictos:
cincuenta minutos cinco veces por semana.
2. La habitación debe estar adaptada especialmente para
recibir a un niño.
3. Sólo contendrá muebles sencillos y robustos, las paredes
y el suelo serán lavables.
4. Cada niño debe tener su propia caja de juegos, adaptada
al tratamiento.
5. Los juguetes –de pequeño tamaño- deben ser
cuidadosamente escogidos.
6. Habrá casitas, figuras humanas de diferentes estaturas y
de cada sexo, animales de granja, animales salvajes.
7. Deberá haber también pasta para modelar, papel,
lápices, cuerda y tijeras8. Considera deseable que la sala disponga también de un
fregadero, pues el agua juega a veces un importante
papel.
9. El juego no debe ser guiado por la naturaleza de los
juguetes, ningún juguete debe tener un significado
especial.
10.No debe de haber teléfono o juegos que impongan sus
reglas.
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11.Las figuras humanas no deben llevar uniformes o ropa
específica de hombre o mujer.
La obra escrita de Melanie Klein.-
Durante el período que va desde 1919 hasta 1940, M. Klein
redactó 17 artículos. Escribió, además, dos libros: El
Psicoanálisis de niños (1932) y Amor, odio y reparación
(1937).
El primer artículo de M. Klein, El desarrollo de un niño, fue
redactado en dos partes (1919 y 1921). La primera parte leída
ante la Sociedad húngara de psicoanálisis, le valió convertirse
en miembro de ella, por lo innovador y sobresaliente de su
trabajo. La segunda parte continúa con el análisis del mismo
niño, Fritz, y fue leída en 1921 ante la Sociedad de
psicoanálisis de Berlín, ciudad en la que acababa de instalarse.
Este trabajo fue muy polémico ya que “Fritz” era su tercer
hijo, Erich, y sirvió a sus detractores para intentar demostrar
que lo que ella hacía no era psicoanálisis.
En 1927 apareció el impactante artículo Simposium sobre
psicoanálisis infantil. Fue leído ante la Sociedad británica de
psicoanálisis y es la respuesta al libro de A. Freud publicado
61
en Viena en 1926 Introducción a la técnica del análisis
infantil. El tono empleado por M. Klein era violento e
intransigente. Las discrepancias entre las dos mujeres eran
notorias y anunciaban un conflicto inevitable. 15 años más
tarde darían lugar a las famosas Controversias de la Sociedad
británica de Psicoanálisis.
En 1930 publica La importancia de la formación de símbolos
en el desarrollo del Yo. En este artículo trata el caso de Dick,
un niño con una psicosis muy grave –probablemente autista-,
al que empezó a analizar. Este artículo es muy anterior a la
descripción que hizo Leo Kanner en 1943 sobre el autismo y
dio paso al análisis de psicóticos, hasta ese momento
considerados como pacientes irrecuperables por su
incapacidad para comunicarse en términos simbólicos.
También, supuso, un considerable impulso para el estudio de
la patología del niño.
La contribución a la psicogénesis de los estados maniacodepresivos aparece en 135. Se trata de un artículo fundamental
ya que pone de relieve un elemento clave de su teorización: la
posición depresiva. Habrá que espera hasta 1946 para ver a M.
Klein definir la posición esquizoide.
Su libro El psicoanálisis de niños aparecido en 1932 fue
dedicado a Karl Abraham y estaba compuesto por dos partes.
La primera se basa en las conferencias que pronunció en 1925
62
en la Sociedad británica de psicoanálisis. Se refiere
fundamentalmente a la técnica del análisis en las diferentes
edades de la infancia. En la segunda parte, más teórica y
escrita más tarde, se interesa por los primeros estadios de los
conflictos edípicos y por la formación del super-yo. Estudia la
repercusión de las primeras situaciones ansiógenas en el
desarrollo sexual de la chica y del chico.
Siguiendo los tratamientos psicoanalíticos que practica, M.
Klein acaba poniendo de manifiesto los principales
mecanismos de defensa que el yo del niño pequeño utiliza para
luchar contra las angustias psicóticas de carácter persecutorio.
En 1933, en El desarrollo temprano de la conciencia en el
niño, afirma que la angustia de persecución es el resultado de
las proyecciones de la pulsiones destructoras. Así descubre la
importancia de los mecanismos de escisión (del yo y del
objeto), de introyección y de proyección. Poco a apoco elabora
una nueva definición de la neurosis infantil, colocándose en
oposición a Freud., Si para Freud la neurosis infantil es hija
del Complejo de Edipo, se despliega durante su resolución y
está ligada al miedo a la castración, para M. Klein, en cambio,
la neurosis infantil interviene precozmente como estructura
defensiva contra situaciones de angustia psicóticas
subyacentes.
En 1940 en su artículo El duelo y sus relaciones con los
estados maniaco-depresivos M Klein introduce como tema
esencial el mecanismo de reparación insistiendo en el papel
63
fundamental que éste desempeña en el desarrollo del
psiquismo. En este texto podemos observar cómo aparecen los
aspectos creadores de la posición depresiva. M Klein describe
cómo, en el punto álgido de la posición depresiva, el yo puede
movilizar sus recursos y su amor para restaurar el objeto
dañado.
Este artículo es esencial en la obra de M. Klein ya que marca
un nuevo giro en su obra. La destructividad ya no está sola en
la escena, el instinto de muerte se organiza aquí en un diálogo
con el instinto de vida. De esta manera, la posición depresiva
aparece como amenaza y dolor para el yo, ligada a la pérdida
del objeto, pero es también, en un mismo movimiento,
reparación, restauración, en un movimiento creador del sujeto
y de su objeto.
64
Eugénie Sokolnicka: Los inicios del psicoanálisis en
Francia.-
Eugénie nació en 1884 en Varsovia en el seno de una familia judía
culta, de un padre banquero y una madre militante. Recibió una
buena educación y antes de los 20 años Eugénie ya estaba estudiando
en Francia (Sorbona de París) ciencias y biología. Tomó contacto
con P. Janet y T. Ribot, médico psiquiatra y representante oficial de
la psicología en Francia y en el mundo.
Con su titulación en ciencias, Eugénie regresa a Polonia y se casa
tomando el apellido de su marido Sokolnicka. Entre 1911 y 1921,
Eugénie Sokolnicka viajó mucho. Vivió en Zurich, Viena, Minich,
Varsovia y Budapest. Son años de formación en psiquiatría y
psicoanálisis. Conoció a C. G. Jung en Zurich. Más tarde viaja a
Viena y le pide a Freud que le practique un psicoanálisis. Freud la
recibe con gusto al igual que hizo con Sabina Spielrein, antigua
alumna y amiga de Jung.
El psicoanálisis de Eugénie duró algo menos de un año. Durante esa
época se separa de su marido y a partir de 1914 es invitada a las
sesiones de los miércoles en la Sociedad psicoanalítica de Viena.
Siguiendo los consejos de Freud se instala en Munich, ciudad donde
no existía el psicoanálisis en 1914. El 8 de noviembre de 1916 es
elegida miembro de la Sociedad psicoanalítica de Viena. Allí, en
65
1919 conoció a Anna Freud que acudía en calidad de invitada desde
hacía poco tiempo.
En 1918 se desplaza a Polonia e intenta crear en Varsovia una
Sociedad psicoanalítica, sin conseguirlo. A comienzos de 1920 se
instala en Budapest y comienza otro psicoanálisis con S. Ferenczi.
Durante su estancia en Budapest lleva a cabo el análisis de un niño
afectado por una neurosis obsesiva. E. Sokolnicka recuperó las reglas
habituales del psicoanálisis recibiendo al niño en su propio domicilio
regularmente y varios días a la semana. El tratamiento duró seis
semanas y se verá coronado de éxitos en la medida en que los
síntomas y rituales obsesivos desaparecieron. La observación clínica
del caso es extremadamente rica y el tratamiento se lleva a cabo
apoyándose en la transferencia, que ella define como el eje del
análisis: “Hay que decir que, al comienzo, todos mis esfuerzos iban
encaminados hacia un fin único, acabar con el difícil carácter de este
niño, extraordinariamente cerrado, y debido a su inhibición
intelectual yo tenía que establecer contacto con él fuese como fuese.
Por ello adopté una actitud semi-analítica, semi-educativa, esta
última inspirada bien es cierto en una actitud analítica”.
Cuando Ferenczi, en el congreso de La Haya (septiembre de 1920),
presenta su informe sobre “las prolongaciones de la “técnica activa”
en psicoanálisis”, cita el trabajo de E. Sokolnicka para ilustrar su
exposición: ”Sokolnicka ha publicado recientemente un caso de
acceso histérico en un niño obsesivo, que mejoró también gracias al
método activo. Sokolnicka lanzó la idea, muy interesante, de que
deberíamos intentar abordar en un modo pedagógico los síntomas
que están al servicio del beneficio secundario de la enfermedad”.
66
Podemos ver como entre E. Sokolnicka y S. Ferenczi existió una
verdadera interacción en el clima febril de los años veinte. En este
trabajo Eugénie se enfrenta a las dificultades específicas que presenta
el psicoanálisis infantil, y el camino que elige no es el que tomó A.
Freud, ni el que siguió M. Klein. Ese caso fue su única publicación
sobre psicoanálisis infantil.
En 1921 S. Ferenczi comunica a Freud las intenciones de E.
Sokolnicka de instalarse en París, donde la espera su hermano.
Ferenczi pareció satisfecho del trabajo analítico realizado por E.
Sokolnicka; trabajo que le permitió atenuar la dureza de su carácter.
Freud respondió a Ferenczi que podría recomendarla ante Payot y
Jankelevich cuando ella se instalara definitivamente en París,
temiendo quizá un nuevo cambio de domicilio. Parece ser que S.
Freud intentó ayudarla aunque guardaba ciertas reservas hacia ella:
“Dicho sea de paso”, escribe, “tanto O. Rank como yo no la
queremos, mientras que usted tiene ciertamente “un faible” por esta
horrible persona”. Unos años más tarde suavizará su opinión.
En 1921 E. Sokolnicka se instala en París y forma un grupo de
estudio formado por André Guide, Jean Rivière, Roger Martin du
Gard, Gaston Gallimard y Jean Shlumberger. Grupo que recibió el
sobrenombre de “Club de los reprimidos”. Durante el invierno de
1922 -1923 pronuncia algunas conferencias en la Acoles des hautes
éteres sociales.
67
A partir de entonces toma en análisis a figuras de la psiquiatría
parisina como René Lafarge, yerno de P. Janet y la evolución de E.
Sokolnicka tendrá como telón de fondo la historia del movimiento
psicoanalítico francés, que en ese momento empieza realmente su
andadura.
NI E. Sokolnicka ni R. Lafarge llegarán a ganarse realmente la
confianza de S. Freud, quien hasta 1926 no encontrará a su
“verdadero hombre de confianza”: “la princesa Georges de Grecia”,
y a partir de ese momento en que ese “Bonaparte con faldas”, según
nos cuenta Roudinesco, empieza a ocuparse de los asuntos
franceses, el nombre de Sokolnicka desaparece de la correspondencia
entre Freud y Lafarge.
Eugénie debió de enseñarle mucho sobre como trabajar con niños al
joven pediatra R Lafarge ya que más tarde, en el cenit de su carrera,
publicó un manual de estudio titulado: Le développement psychique
de l’enfant et de l’adolescent.
Al mismo tiempo otra de las personas analizadas por E. Sokolnicka,
Sophie Morgenstern, elaboraba un verdadero trabajo teórico-clínico
en el campo del psicoanálisis infantil y será quien recoja la antorcha
del psicoanálisis infantil en París tras el fallecimiento de E.
Sokolnicka en 1934, por suicidio abriendo el gas de sus apartamento
a los 54 años de edad, tras varios años de crisis existencial y
desaparición de los medios culturales y científicos de París.
68
Sophie Morgenstern: continuidad del psicoanálisis infantil
en Francia.-
Sophie Kabatschnik nació en Polonia, en 1875 y también en el seno
de una familia judía. Inició sus estudios médicos en 1906 en la
Facultad superior de medicina de la Universidad de Zurich, en la que
enseñaba Bleuler. En 1912 presentó su tesis “Acerca de algunos
elementos minerales de las glándulas tiroides”. Por aquellas fechas
se casó y se convirtió en Sophie Morgenstern. Abandonó Suiza y
marchó a Rusia para sacarse el diploma estatal de médico que le
permitiría ejercer de médico en Polonia.
En 1915 vuelve a Suiza y se instala en la clínica del Burghölzli
(donde trabajaban Bleuler y Jung) como médico asistente. Allí se
codea con Minkowski, médico asistente como ella con una
trayectoria similar a la suya.
En el año 1924 se traslada a Francia gracias al apoyo de Minkowski
y E. Sokolnicka, con quien llevó a cabo un psicoanálisis personal. Se
sabe poco de su vida personal. Estuvo casada con Abraham
Morgenstern del que enviudó, y de esta unión nació una hija, Laure.
Durante los quince años que duró su experiencia profesional en
Francia, es decir, entre los años 1925 y 1940, S. Morgenstern parece
haber sido muy activa. Georges Heuyer, fundador de la clínica de
neuropsiquiatría en la Salpêtrière, donde colaboró Sophie, alabó los
servicios prestados por ella en el estudio analítico de los trastornos
69
afectivos del niño “Sirviéndose de los métodos del psicoanálisis y
esclareciendo situaciones oscuras y explicando problemas
psicológicos aparentemente complicados e insolubles. Por otra parte,
a algunos de esos niños emotivos, obsesionados, inquietos, ansiosos,
los trató en cura libre con paciencia, discreción y una autoridad
oculta detrás de la dulzura más encantadora. La Sra. Morgenstern
enderezó caracteres que nos parecían difíciles y tranquilizó a niños
inquietos, aportando consuelo y curación a niños que padecían
inconscientemente el a posteriori afectivo de situaciones familiares
anormales. La Sra. Morgenstern trabajó activamente con nosotros
durante once años y queremos agradecerle la ayuda que nos aportó y
los resultados que obtuvo”.
Las publicaciones de S. Morgenstern ponen de relieve que la autora
había leído profundamente la obra de Freud. Se refería a ellas con
frecuencia y se apoyó ampliamente en las teorías freudianas para
llevar a cabo su propia práctica clínica. Adoptó puntos de vista
teóricos basados en la obra de Anna Freud.
En su artículo “Psychanalyse infantile”, publicado en 1928, S.
Morgenstern dice que comparte la opinión de Anna Freud, según la
cual sólo se debe aplicar el análisis a los niños neuróticos. Considera
que no se debe ir por delante de la curiosidad de los niños en
cuestiones sexuales, sino solamente explicar o dar la interpretación
sexual de los actos simbólicos o de los síntomas a medida que éstos
se van presentando. Con ello critica la posición de M. Klein, que
consideraba el análisis como un suplemento indispensable en la
educación moderna y, por ello, la consideraba necesaria para todos
70
los niños como medida profiláctica contra los trastornos neuróticos.
Tampoco comparte con ella su concepción de la técnica que hay que
utilizar en el psicoanálisis de niños. La técnica kleiniana, para ella, es
totalmente estática y fuerza al niño a aceptar símbolos inmutables
que coartan su imaginación.
S. Morgenstern no pareció interesarse en las psicosis, aunque pensó
que practicar el psicoanálisis en el niño podría tener un efecto
profiláctico con las psicosis del futuro adulto. Aconsejaba utilizar en
la medida de lo posible, como en el adulto, las asociaciones libres.
Sabía que era difícil obtenerlas antes de la edad de 10 o 12 años,
incluso en niños inteligentes, por eso trabajó con otras técnicas como
el dibujo, el modelaje, y el juego. También se esforzó por analizar
los sueños de los niños.
71
Algunas figuras representativas de las dos escuelas
principales de psicoanálisis infantil, la vienesa y la inglesa.-
Los años de las décadas 1920 y 1930 fueron extraordinariamente
fecundos y el círculo de psicoanalistas infantiles que se formó en
torno a Anna Freud particularmente rico en personalidades. El
“Kinderseminar”, nombre dado por los psicoanalistas de la
generación de S. Freud al seminario que A. Freud animaba, fue
contando poco a poco con la participación de A. Aichhorn, S.
Bernfeld, W. Hoffer, H. Hartmann, W. Reich, J. Lampl de Groot, R.
Sterba, R. Spitz, H. Deutchs, E. Kris y M. KrisRie y A. KatanRosemberg. Algunos eran amigos de la infancia, la mayoría judíos,
casi todos ellos militantes de movimientos políticos de izquierdaLa vida de este grupo de analistas resulta especialmente activa. Se
dan conferencias sobre educación, animan el Instituto de
psicoanálisis de Viena, en el que finalmente, durante el tercer curso
se imparten cursos específicos de análisis infantil, publican y
colaboran con la revista Zeitschrift für Psychoanalytische
Pädagogik. Esta revista dejará de publicarse en 1938 y será
sustituida por la revista anglo-americana The Psychoanalytic Study
of the Child. Por otra parte se crean instituciones de reeducación, en
las que se implican particularmente A. Aichhorn, S. Bernfeld y W.
Hoffer, así, como jardines de infancia en el que toman parte D.
Burlingham, P. Bloss, E. Erikson y otros. Al mismo tiempo
participan en consultas organizadas por la ciudad de Viena con el fin
de atender a niños problemáticos.
72
Es una época de pioneros. Vida privada y profesional se entrelazan.
Unos se analizan o controlan con los otros y, muchas veces las
familiar en las han nacido ya eran amigas entre sí.
Su actividad es intensa, pero la difusión de sus ideas en la Viena de
la época encuentra muchas resistencias.
Los miembros de este grupo siguieron manteniendo una relación de
amistas a pesar de la dispersión geográfica ligada al ascenso del
nazismo. Cuando acabó la guerra, reanudaron la relación con A.
Freud, cuyo valor reconocían –y no sólo como heredera-. Muchos de
ellos volvieron a encontrarse en ocasión de los congresos
internacionales, pero también en Walberswick, en verano, en la finca
de Anna Freud y D. Burlingham.
Anny Katan-Rosemberg.-
Fue una de las primeras amigas de infancia de Anna Freud. Era la
hija del pediatra Ludwig Rosemberg, amigo íntimo de Freud. En
1934, cuando tenía 36 años fue analizada por Anna Freud. Tuvo
tiempo hasta ese momento de casarse por primera vez, tener un hijo
y divorciarse. En 1936 emigra con su hijo a los Países Bajos. Su
segundo marido, Maurits Katan, y ella misma, serán miembros
activos de la resistencia holandesa durante la guerra. Posteriormente
emigrarán a Cleveland (Ohio), donde Anny Katan puso toda su
energía al servicio de la causa del psicoanálisis infantil.
73
Tola (Beata) Rank.-
Beata Tola Mincer tiene un lugar en la historia del psicoanálisis
infantil por su condición de pionera en Boston . Tuvo además un
importante papel en la historia del movimiento psicoanalítico en sus
comienzos.
Otto Rank conoció a esta joven judía polaca, muy bella,, cuando
estaba destinado como militar, entre 1916 y 1918 en Cracovia. Nada más
casarse la llevo a Viena para presentársela a S. Freud, quien le tenía en una
gran estima. La Sra. Rank se convirtió para Freud en una especie de
“nuera”, admitida en el círculo íntimo de los Freud. S. Freud agradece, en
una nota a pie de página de “Das Unheimliche” (Lo siniestro), una
observación que “la señora Rank” le ha hecho acerca de un tema de
etimología. Esto indica que Tola, que solo llevaba unos meses en Viena, ya
tenía su sitio en las discusiones, incluso en las científicas.
Colaboró en la edición de Imago y escribía, como la propia Anna Freud, al
dictado de S. Freud. En 1920 fue invitada al Congreso de La Haya con la
misma categoría que Melanie Klein y Anna Freud. Se convirtió en
miembro de la Sociedad psicoanalítica de Viena sólo unos meses después
que Anna Freud. En 1923 realizó en ella una ponencia de candidatura: “El
papel de las mujeres en la evolución de la sociedad humana”.
Hélène Deutsch invitó a Tola Rank, ya que se conocían desde Viena, a
visitar y establecerse en Boston en torno al año 1936. Al principio tuvo
problemas para hacerse con una buena clientela, pues no tenía titulación
médica. En 1939 se divorció de Otto Rank. El divorció formalizaba una
74
ruptura ya antigua. Otto Rank se volvió a casar, pero murió pronto en
octubre de 1939, un mes mas tarde que S. Freud.
Tola Rank se convirtió posteriormente en la analista de niños más famosa
de Boston. Parece ser que ella fue quien formó a los otros analistas en esta
especialidad. Presidió el “Educational Commitee” del Instituto
psicoanalítico de Boston y “todo el mundo la adoraba”, según cuenta
Roazen. Escribió una serie de artículos sobre el desarrollo atípico de los
niños y contribuyó, junto a la Dra. Molly Putnam a fundar el “James
Putnam Children’s Center” destinado a los niños en edad preescolar.
Dorothy Burlingham.-
D. Burlingham era americana. Nació en 1891 en Nueva York. Siendo muy
joven se casó con un cirujano aquejado de trastornos maniaco-depresivos.
Muy pronto se convierte en madre de cuatro hijos. Con la esperanza de
curar a su marido, internado en varias ocasiones, acude a ver a S. Ferenczi
y posteriormente viaja a Viena a entrevistarse con S. Freud. Dorothy inició
un primer análisis con T. Reik, pero luego continuará con S. Freud. Confió
a sus hijos, que temía verlos afectados mentalmente, a Anna Freud, que
enseguida empezó a analizar a los dos mayores.
Muy pronto se convirtió en miembro de la Sociedad psicoanalítica de
Viena, participando activamente en la creación de la primera sección
infantil, cuyos educadores era P. Bloss y E. Erikson. Fundó en Viena la
“Jackson Nursery” con Anna Freud. Más tarde seguirá a la familia Freud a
75
Londres convirtiéndose pronto en miembro de la sociedad británica en
1938, llegando a ser analista didacta en 1940.
Durante las controversias apoya activamente las posiciones de Anna Freud.
Juntas fundan las Hampstead Nurseries, y más tarde la Hampstead Clinic,
donde D Burlingham se ocupó especialmente de las investigaciones sobre
los niños ciegos y la elaboración del famoso Índice de la Hampstead.
Publicó varios artículos y libros, muchos de ellos en colaboración con
Anna Freud.
Personalidades representativas de la escuela inglesa en torno a M.
Klein.-
En 1919, E. Jones fundó en Londres la sociedad británica de psicoanálisis,
creando en 1920 la primera revista de psicoanálisis en lengua inglesa, The
International Journal of Psychoanalysis. En 1926 mandó llamar a Melanie
Klein desde Berlín y en cuanto ella se estableció en Londres le encargó el
análisis de su mujer y de sus dos hijos.
Los miembros que constituyeron la Sociedad británica en un principio eran
todos de formación y tendencia liberal y humanista. Allí se encontraban:
Alix y James Strachey, Adrian y Karen Steven, Joan Rivière, Barbara Low
(la única judía), Susan Isaacs, Silvia Payne y el mismo Dr. E. Glover. De
este grupo vamos a destacar a los tres que jugaron un papel importante en
la historia del psicoanálisis infantil.
76
Paula Heimann.-
Comenzó su carrera como psicoanalista en Berlin, donde fue analizada por
T. Reik. En 1932 se convirtió en miembro asociado de la Sociedad
psicoanalítica de Berlín. El ascenso del nazismo y la separación de su
marido hacen que en 1933 acepte la proposición de E. Jones para instalarse
con su hija en Londres. Ese mismo año se convierte en miembro asociado
de la Sociedad británica de psicoanálisis y comienza un análisis con M.
Klein en 1935 que durará, con algunas intermitencias hasta el año 1953.
Ante la insistencia de E. Jones, inicia sus estudios de medicina que
terminará en 1937.
Durante las controversias apoyó incondicionalmente a M. Klein,
participando activamente en las discusiones científicas y administrativas.
Durante las controversias publicó un artículo con el título ”Algunas
funciones de introyección y proyección en la temprana infancia”. Junto con
Susan Isaacs redactó el texto de la tercera conferencia científica, “La
regresión” en el mes de febrero de 1944. Estos textos fueron objeto de
comentarios en el Capítulo “Las Controversias”.
En 1944 se convierte en analista didacta. La relación entre M. Klein y P.
Heimann, al parecer fue bastante compleja. Desde 1935 hasta 1953 fueron
íntimas amigas; Parece ser que P. Heimann participó en multitud de
acontecimientos de la vida privada de M. Klein; trabajaron juntas, y una
fue la analista de la otra. Esta situación no es admisible ni fácil de entender
hoy en día. Más tarde, tras sus desavenencias, P. Heimann hizo numerosos
comentarios en los que destacaba los peligros inherentes a un análisis
77
ligado a una amistad y a una actividad común. Su relación empezó a
deteriorarse en 1949, año en que P. Heinmann pronunció un conferencia en
Zurich sobre un tema que disgustaba mucho a M. Klein. El artículo sobre la
“contra-transferencia” tuvo una calurosa acogida y P. Heimann sintió que
M. Klein se sintió bastante celosa.
P. Heimann era una mujer inteligente y ambiciosa, tanto como M. Klein;
sometida durante mucho tiempo, eligió ser independiente, algo que sin
duda M. Klein no aceptó bien. El texto sobre la envidia que M. Klein
presentó en el congreso de Ginebra marcó definitivamente la ruptura entre
las dos mujeres. Está ruptura se hizo oficial en noviembre de 1955 y se
formalizó con la petición por parte de M. Klein para que dimitiera del
“Melanie Klein Trust Fund”, cosa que P. Heimann realizó sin demora. Tras
estos hechos se adhirió al Grupo de los independientes, participando en los
seminarios de D. Winnicott.
Joan Rivière.-
J. Riviêre fue una de las mentes más brillantes e incisivas del grupo
inglés. Defendió con pasión “la causa” kleiniana. Nunca obtuvo
ningún diploma universitario, pero, sin embargo, poseía un excelente
bagaje literario y artístico. Inició un análisis con E. Jones en 1915,
cuando contaba 32 años. Fue la primera analista profana en
Inglaterra. Participó en la fundación de la sociedad británica de
psicoanálisis en 1919. En 1922 acudió a Viena a realizar una parte
de su análisis con S. Freud. Junto con los Strachey participó en la
traducción de las obras de Freud al inglés.
78
La amistad con M. Klein comenzó en torno a 1924, tras el Congreso
de Salzburgo. Siempre apoyó a M. Klein de forma activa.
Su natural independencia de espíritu, probablemente ligada a sus
orígenes (formaba parte de la alta sociedad burguesa inglesa) y a su
educación, le permitieron afrontar con aplomo el universo de los
psicoanalistas vieneses, cuando en 1936, en el marco de los
intercambios entre las dos sociedades presentó su artículo “Sobre la
génesis del conflicto psíquico en la primera infancia”. Se trata de un
artículo sobresaliente desde el punto de vista científico, riguroso, una
elaboración particularmente objetiva de las ideas kleinianas en su
relación con la teorización freudiana; es, también, un artículo
valiente, ya que en este universo vienés tan hostil, se atreve a
declarar: “El carácter innovador de la obra de M. Klein ha
posibilitado en particular un estudio riguroso de estos problemas en
la sociedad británica de psicoanálisis y, en mi opinión, ha influido
directa o indirectamente en la mayor parte de la obra de sus
miembros en los últimos años”.
Hacia 1947, después de la publicación del artículo de M. Klein Notas
sobre algunos mecanismos esquizoides, se distanció un poco de su
amiga. Admitió sentirse a disgusto frente a las situaciones límite,
sentir cierto temor ante los pacientes psicóticos; os aspectos nuevos
de la teorización kleiniana le resultaban extraños y ya no se sentía
capaz de forma r parte del círculo de los discípulos de M. Klein al
mismo nivel de los recién llegados: H. Segal, H. Rosenfeld o W.R.
Bion.
79
Participó en la preparación del libro Desarrollos en psicoanálisis,
que fue publicado en 1952, con ocasión del 70 cumpleaños de M.
Klein. En la Introducción escribió: La obra de M. Klein se ha
extendido a un campo del conocimiento que hasta ese momento
estaba vedado a cualquier investigación científica. Mientras que
“algunos psicoanalistas suponen aún”, escribe, “que un bebé carece
de psiquismo y de procesos psíquicos hasta que se expresa de una
forma visible y audible que los adultos están habituados a
comprender”, ella desea rendir un homenaje “a las madres
intuitivas”, que no son sabias pero saben que “un bebé siente, piensa
y sabe, y reacciona, y manifiesta experiencias emocionales –es decir,
psíquicas- ante todo lo que ocurre y todo lo que le hacen”. En efecto,
habrá que esperar aún varios años para que los “sabios” y algunos
psicoanalistas, instruidos por el estudio científico de las
interrelaciones madre-niño, modifiquen su posición en relación con
la obra kleiniana.
J. Rivière murió en 1962 a los 79 años de edad. Publicó multitud de
artículos y tuvo una influencia considerable en el seno de la Sociedad
británica de psicoanálisis.
J. Rivière fue la analista de D. W. Winnicott y de S. Isaacs, entre
otros.
80
Susan Isaacs.-
S. Isaacs fue pedagoga. Cursó estudios universitarios de filosofía y
posteriormente de Psicología en la Universidad de Manchester y
posteriormente en Newham. En 1923 se convirtió en miembro titular de la
Sociedad británica de psicoanálisis después de haber sido elegida miembro
asociado en 1921. Tuvo tres analistas sucesivamente: O. Rank, J. C.
Fluegel y , posteriormente, J. Rivière, después de conocer a M. Klein.
En 1924 aceptó el puesto de directora de una escuela considerada
“revolucionaria” en Cambrige. Esta escuela infantil, la “Malting House
School”, reivindicaba una nueva filosofía educativa. Fue una pionera en
Inglaterra en el estudio del desarrollo del niño y la primera en aplicar a este
campo los conocimientos aportados por el psicoanálisis. En 1933 es
nombrada responsable del novísimo departamento sobre el desarrollo del
niño en el Instituto sobre educación de la Universidad de Londres. Allí
estuvo ella trabajando durante las famosas Controversias.
En 1939 presentó una comunicación memorable en la Sociedad británica de
psicoanálisis titulada “Crisis de cólera en la primera infancia en relación
con los objetos internos”. Participó mu activamente en las Controversias,
defendiendo valiente e inteligentemente a M. Klein.
S. Isaacs no pudo participar hasta el final en las Controversias, ya que en
otoño de 1944 su casa fue bombardeada y ella contrajo una neumonía.
Murió prematuramente en 1948, cuando estaba preparando junto a sus
81
amigos kleinianos la redacción del trabajo que se titularía Desarrollos en
psicoanálisis.
S. Isaacs fue una de las personas que acogieron a M. Klein en Londres en
1925-1926. Desde el principio se sintió atraída por su teorización. Fue una
amiga fiel peor no servil de M. Klein.
Las Controversias (1941-1945).-
En 1991 apareció en Londres, con el título The Freud-Klein controversies –
1941-1945, en una edición de Pearl Kimg y Ricardo Steiner, miembros
ambos de la Sociedad británica de psicoanálisis, las actas de la reuniones
científicas y administrativas conocidas con el nombre de “Controversias”.
Estas “controversias”, enfrentaron a los partidarios de S. Freud, agrupados
en torno a Anna Freud, y a los partidarios de M. Klein, agrupados en torno
a ella misma. Desde un punto de vista científico, se trataba de averiguar si
los trabajos de M. Klein seguían en la línea de los descubrimientos
freudianos, incluso de ver si estas ideas no se habían vuelto incompatibles
con las S. Freud.
Los principales puntos de la teorización kleiniana objeto de la polémica
fueron:
• Su cuestionamiento del narcisismo primario. Para M. Klein,
narcisismo y autoerotismo existen, pero ligados desde el
principio a la frustración y a los fantasmas relativos a los
objetos internos y externos.
82
• Su postulado sobre la existencia de una relación de objeto
precoz, de fantasmas inconscientes, ligados a la idea del yo
rudimentario capaz de establecer relaciones de objeto y de
producir mecanismos mentales tales como la introyección y la
proyección.
• Su afirmación de la existencia de formas pregenitales del
complejo de Edipo, sobre todo de Edipo primitivo, y
paralelamente de un super-yo precoz, que ya no es como en S.
Freud heredero del complejo de Edipo, sino constitutivo del
Edipo primitivo.
• Su descubrimiento de una posición depresiva y su convicción
de la existencia de una neurosis infantil en el niño desde los 6
meses de edad, resultante de la elaboración de las angustias
psicóticas.
• La enorme importancia que concede al instinto de muerte, en
una dualidad instinto de vida-instinto de muerte.
• Finalmente, su replanteamiento de la sexualidad femenina, a la
que dota de un existencia propia, que deja de ser la
contrapartida castrada de la sexualidad masculina.
Después de revisar el conjunto de las controversia y algunos
comentarios que se hicieron se imponen ciertas observaciones:
1. Resulta sorprendente la atmósfera de intransigencia,
incluso de sospecha recíproca, que envolvió a los dos
grupos, y el evidente deseo de no comprometerse con el
grupo adversario.
2. Parece evidente el aspecto resueltamente ofensivo y la
calidad de los textos kleinianos, así como la
preocupación de los oradores por situarse en la línea del
83
pensamiento freudiana y pro argumentar sus
descubrimientos en referencia a los textos freudianos.
3. Los textos presentados durante las controversias
tuvieron una importancia capital en la teorización
kleiniana, dando forma a ciertos conceptos básicos y
presentándolos como innovadores pero completamente
arraigados en el pensamiento freudiano.
Como describe R. Steiner, gracias a que todos respetaron
íntegramente el gentleman’s agreement, la Sociedad británica
permaneció unida.
84
Ø 3) Difusión del psicoanálisis infantil a partir de 1945.-
El auge del psicoanálisis infantil tras la segunda guerra mundial fue
considerable. Continuó su expansión en Gran Bretaña después de las
famosas controversias a través de las dos escuelas más representativas:
la de Anna Freud y la de Melanie Klein. Se crearon estructuras
educativas y terapéuticas, tanto publicas como privadas, basadas en los
conocimientos y enseñanzas de los psicoanalistas miembros de la
Sociedad británica de psicoanálisis. Tanto Anna Freud como Melanie
Klein continuaron su labor creativa y didáctica hasta su fallecimiento, el
de A. Freud en 1982 a los 87 años, y el de M. Klein en 1960 a los 78
años de edad.
D.W. Winnicott.-
Winnicott ocupa un lugar importante y original en la escuela inglesa
de psicoanálisis. En la época de las controversias donde los conflictos
eran cotidianos supo hablar y plantear las cosas de otra manera.
Winnicott se adscribió al llamado “Middle Group” en el seno de la
Sociedad británica. Se trataba de un grupo de psicoanalistas que no se
identificaban con los contenidos ni las formas imperantes en aquella
época dentro de aquella institución psicoanalítica. Su correspondencia
pone de manifiesto su preocupación constante por mantener un diálogo
vivo entre los diferentes miembros de la Sociedad. Nunca buscó el
poder, no creó ninguna escuela, no se consideró a a sí mismo como un
85
maestro del pensamiento. Su obra es abierta y nunca fue dogmática.
Según escribe V. Smirnoff (1971): “sus fidelidad al psicoanálisis
freudiano no pasaba por la exégesis de los textos ni por una vana
glorificación del pasado, sino por el replanteamiento continuo, tanto en
el plano clínico como en el conceptual, de la práctica cotidiana del
análisis”.
Winnicott nació en 1896 en el seno de una familia acomodada, culta, en
la que la música ocupaba un lugar importante. Terminó los estudios de
medicina en 1923 trabajando como médico en dos servicios
hospitalarios, el “Queen’s Hospital for Children” y el “Paddington
Green Children’s Hospital”. En este último trabajó durante 40 años.
Se sometió a un análisis largo antes de la guerra con J. Strachey y
después lo continuó con J. Rivière. Al parecer él hubiera deseado
hacerlo con M. Klein, pero ésta rehusó pues deseaba que Winnicott
analizara a su hijo más joven, Erich, cosa que él hizo.
Winnicott trabajo, algo excepcional en un psicoanalista, con niños hasta
el final de su vida. Su obra es inmensa. Sus comunicaciones son
considerables en número. Su actividad como divulgador, en las
emisoras de radio y en diferentes foros médicos, educativos y culturales
de su entorno, de los conocimientos adquiridos a través de su práctica
psicoanalítica y de su labor como pediatra fue amplísima y muy
reconocida. Su obra invita al lector a soñar y a pensar. Fue un clínico y
un teórico excepcional.
86
Su relación con M.Klein, que duró más de treinta años, fue compleja y
dio cuenta de numerosas diferencias existentes entre ellos, muchas más
de lo que algunos pudieran pretender. Siempre supo distinguir bien tres
niveles; en primer lugar, a la persona de M. Klein. En una carta a
W.R.Bion en 1965 le comentó: “Se trata de una persona digna de ser
amada y a quien le debo tanto como a Freud, y cuya contribución
científica es muy densa”. Con relación a la obra de M. Klein, la hizo
suya en muchos aspectos. Sin embargo, existió un tema realmente
conflictual entre ellos. El grupo de los kleinianos desataba su enfado ya
que consideraba que este clan, en su funcionamiento grupal, era nocivo
tanto para M. Klein como para la comunicación en la Sociedad
británica. Nunca se privó de decirlo y escribirlo.
La obra de Winnicott, contrariamente a lo que ha sucedido con otros
autores ingleses es muy conocida en todo el mundo. Ha dado lugar a
numerosos comentarios en la literatura psicoanalítica. Ha sido también
objeto de los efectos de la moda, especialmente entre los nopsicoanalistas, que utilizan a menudo sus ideas de forma exagerada o
deformándolas. Winnicott murió en Londres en 1971.
El desarrollo del psicoanálisis infantil en Estados Unidos.-
El desarrollo del psicoanálisis infantil en EEUU se produjo en varias
etapas. Tras el célebre viaje de S. Freud, Jung y otros en 1909, las ideas
psicoanalíticas se difundieron de forma fulminante, hallando un éxito
inmediato al tiempo que suscitaron también reacciones indignadas. Su
87
orientación tuvo mucho más que ver con la doctrina postulada por A.
Freud que con la de M. Klein, quien fue prácticamente ignorada.
Peter Bloss fue uno de los educadores de la escuela fundada por A.
Freud para los niños de Dorothy Burlingham y alguno otros más. Tras
emigrar a EEUU, Peter Bloss se convirtió en uno de los psicoanalistas
especialistas en adolescencia. Es muy conocido por sus trabajos en este
campo.
Erik Erikson, que era un pintor artístico, conoció el mundo
freudiano en 1927 cuando daba la vuelta a Europa en auto stop; su
amigo Peter Bloss le propuso que pintara un retrato de los niños de
Burlingham. Dado que congeniaba muy bien con los niños le
propusieron que se convirtiera en analista infantil, siguiendo la idea de
A. Freud de atraer a los hombres hacia el análisis infantil, cosa que
hubiera constituido una novedad en la época. Como hemos visto a leer
la vida delos pioneros, muchos de ellos comenzaron analizando niños
pero después lo dejaban. Así pues, Anna Freud lo analizó y éste entró a
formar parte del círculo de los íntimos. Ingresó en la Sociedad
psicoanalítica de Viena en 1933. Siempre fue psicoanalista infantil ya
que carecía de otra formación. Cuando se instaló en EEUU su
reputación creció mucho. Sus trabajos fueron numerosos y versaron
sobre el juego en el niño, sobre la antropología y sobre el desarrollo del
yo. Desarrolló también el concepto de identidad, incluyendo la noción
de identidad social, y la de fuerza del yo.
Ernest Kris, a pesar de no haber sido psicoanalista infantil, dedicó
88
parte de sus trabajos a la psicología psicoanalítica de niños. Es autor de
importantes investigaciones en Yale sobre la observación diacrónica de
los niños, estudiados de acurdo con un espíritu psicoanalítico.
Heintz Hartmann formado en Europa de la mano de A. Freud
ocupó un lugar destacado entre la mayor parte de psicoanalistas
vieneses y berlineses emigrados a EEUU antes y después de la segunda
guerra mundial. Sus ideas siguieron de cerca las de A. Freud y le
llevaron a desarrollar su psicología del yo, su teoría del yo autónomo,
integrando con ello los datos de la observación directa del niño a los del
psicoanálisis; esta tendencia se convirtió rápidamente en la tendencia
dominante en EEUU, donde sigue siéndolo. Sin embargo, no desarrolló
en nada el psicoanálisis infantil, no más que los otros emigrados: Kurt
Loewewnstein, Herman Nunberg, Theodor Reik, Erich Fromm, Wilhem
Reich, Hanna Sachs.
René A. Spitz.-
Nació en 1887 y falleció en 1974. Tuvo una vida lo
suficientemente larga para poder haber llevado a cabo un análisis
didáctico con el propio S. Freud en 1910 y haber sido uno de los
autores “americanos” más modernos.
René Spitz representa con perfección la tendencia “genética”
en psicoanálisis; para él la relación objetal es consecuencia de un
lazo evolutivo entre el niño y su madre. Este punto de vista es
89
complementario con lo que los americanos llaman tendencia
estructuralista, es decir, basada en la segunda tópica de S. Freud,
según la cual describe la estructura de la personalidad en el ello, el
yo y el super-yo.
R. A. Spitz formó parte del grupo de “jóvenes” que se reunía
en torno a A. Freud incluso antes de la creación del Instituto de
Viena. Comenzó sus investigaciones en el servicio de psicología
experimental de Charlotte Bühler, donde conoció a Ilse Hellamn, que
por su parte no estaba interesada en el psicoanálisis, así como a Jean
Piaget. Tuvo que imponerse a ellos, pues, C. Bühler no quería oír
hablar de S. Freud. Ni de los freudianos. A pesar de todo siguió
siendo fiel al espíritu de investigación de Bühler ya que el test que
utilizó en sus investigaciones (Del nacimiento a la palabra) era babytest de Bühler-Hetzer. El departamento de psicología de Viena había
venido aplicando este test desde 1928 hasta 1938 a todos los niños
confiados al Kinderübernahmestelle der Stadt Wien (Asistencia
pública), es decir, a unos cinco mil bebés. Él mismo estudió en este
centro a más de cien bebés, dando a su obra más importante
publicada en 1954 el mismo título “El primer año de vida” que la de
C. Bühler de 1937 (The first year of live). Este mismo test lo utilizó
en EEUU en una guardería infantil y en niños abandonados. Fue sin
duda el primero en utilizar una técnica cinematográfica en la
observación de bebés, e inventó en 1933 un procedimiento de rodaje
acelerado para poder ver después las filmaciones a cámara lenta con
mayor calidad. Estas investigaciones le permitieron, primero
presentar algunos descubrimientos importantes en psicología
genética y, segundo, dar una base a su teorización psicoanalítica.
90
R. Spitz ejerció una notable influencia tanto en el sicoanálisis
francés como el americano. En 1957 fue elegido presidente de la
Sociedad psicoanalítica de Colorado.
Margaret Mahler.-
M. Mahler nació en Hungría en 1897 y falleció en New York en el año
1985. fue una psicoanalista y pediatra, cuya primera nacionalidad ha sido
la austrohúngara y luego se nacionalizó estadounidense. Se especializó en
el campo de la psicología infantil, dando una importante contribución
teórica a la psicología evolutiva.
Margaret Mahler comienza estableciendo que el nacimiento biológico del
infante humano y su nacimiento psicológico no coinciden en el tiempo. El
primero es un acontecimiento espectacular, observable y bien circunscripto;
el último es un proceso intrapsíquico de un desarrollo lento y progresivo.
Mahler propone fases y subfases para el desarrollo psicológico:
Fase autista (0-1 mes)
• Organismo meramente biológico, la respuesta del ser humano en este
nivel es instintiva y refleja.
• Aparato yoico primitivo y no integrado.
• Mecanismos de defensa somáticos.
• Reacciones para mantener el equilibrio homeostático.
• Equivale al narcisismo primario de la teoría de Sigmund Freud.
Fase simbiótica (1-5 meses)
• Unidad dual con la madre. Consiste en un estado de fusión del bebé con
la madre en el que el yo no se ha diferenciado todavía del no-yo.
91
«Dentro» y «fuera» son nociones que solo se van captando
gradualmente como diferentes.
Fase separación-individuación (5-36 meses)
Subfase de diferenciación (5-9 meses)
• Sensorio-física.
Subfase de ejercicio (9-15 meses)
• Culminación narcisismo grandioso-exhibicionista.
Subfase de reaproximación (15 meses-2 años)
• Primera diferenciación self (sí mismo) – representaciones objetales.
• Angustia de separación.
Subfase de consolidación y constancia del objeto emocional
• Diferenciación clara y relativamente duradera.
• Integración de imágenes parciales del self (sí mismo) en la
representación global del self.
• Integración del objeto emocional-libidinal
La adhesión convencida de M Mahler al pensamiento de A. Freud,
de H. Hartmann y de R.A. Spitz, su honestidad ante los resultados de sus
observaciones y su preocupación por adecuarse a esta forma singular de
negación de la obra de M. Klein observada en la época de los psicoanalistas
americanos la llevaron a no citar jamás a esta autora. Pero no puede afirmar
“que no hay yo” en el momento del nacimiento, y describe: “en el
momento del nacimiento sólo existe un yo rudimentario”; más adelante,
habla de un “yo indiferenciado”. Pero el recién nacido para ella, tras nueve
meses de gestación, “posee según evidencias un talento innato, que le lleva
a establecer una distinción sonso-motora entre un objeto parcial vivo y la
materia inerte”. La madre será el catalizador de estas reacciones y sólo la
interacción (en la simbiosis) le permitirá iniciar el desarrollo de su
personalidad.
92
Bruno Bettelheim (Viena 1903- EEUU 1990).-
Este autor ocupa un lugar aparte en el psicoanálisis infantil
americano, presentando una trayectoria comparable a la de otros vieneses
de la segunda generación.
Hasta bien entrados los 30 años, tuvo que hacerse cargo de la familia como
consecuencia de la muerte prematura de su padre. Una vez solucionados
sus problemas económicos, terminó los estudios de filosofía en la
Universidad de Viena. Se casó y adoptó un niño. Cuando Austria es
anexionada a Alemania, por su condición de judío en Austria, fue
prisionero en los campos de concentración de Dachau y
de Buchenwald desde 1938 hasta 1939, durante once meses. Fue puesto en
libertad como consecuencia de una amnistía que declaró Hitler ese año con
ocasión de su cumpleaños.
Llegó a Estados Unidos en 1941, donde contrajo de nuevo matrimonio y
tuvo tres hijos. Fue analizado por el psicoanalista Richard Sterba. Obtuvo
la ciudadanía americana en 1944.
Se interesó por el autismo, pero desde una posición que le separa de modo
obvio de Leo Kanner, uno de los primeros científicos en describir este
trastorno. Frente a la experiencia clínica y búsqueda científica y
neurobiológica de éste, Bettelheim adoptó una postura más doctrinaria,
partiendo de los postulados psicoanalíticos (como el supuesto rechazo
inicial de los padres hacia el neonato como medio de autoprotección) y
tratando también de incorporar la epistemología genética de Piaget. Su
experiencia de aislamiento en los campos de concentración le llevó a
hipotetizar que el autismo era consecuencia de una mala práctica educativa,
93
y popularizó el término de «madres nevera» para hacer referencia al
distanciamiento materno como causa del trastorno. Hasta tal punto es así,
que en 1947 fundó y fue director de la Escuela Ortogénica de Chicago
(Orthogenic School), donde los niños eran separados de sus madres para
emprender una terapia que se suponía que había de reeducar a sus
pacientes. Desde 1963, fue profesor de Psiquiatría en la Universidad de
Chicago.
Pasó gran parte de su vida como director de una sección en la Universidad
de Chicago, que servía de hogar para niños emocionalmente perturbados.
Escribió libros acerca de la psicología normal y anormal de los niños.
En 1987 quedó postrado por un ataque de apoplejía y tres años después
sufrió de depresión y se suicidó, en 1990, seis años después de que su
esposa muriera de cáncer.
4: EL PSICOANÁLISIS INFANTIL EN EL MOMENTO ACTUAL.-
Después de 1945 comenzó a sentirse la necesidad de poner en
marcha una formación específica en psicoanálisis infantil. Los institutos
psicoanalíticos de las Asociaciones Psicoanalíticas filiales de la IPA
94
(American Psychoanalytic Association) no podían responder del todo a esta
demanda, pues el estatus teórico del análisis infantil no estaba claro –y
sigue sin estarlo-; además la falta de acuerdo en muchas Sociedades para
formar analistas no-médicos coartaba más aún estas posibilidades, dado
que la mayoría de los especialistas que tenían esta vocación particular de
psicoanalista infantiles provenían de otras especialidades.
La situación en EEUU.-
Inmediatamente después de la segunda guerra mundial, en EEUU, quien
deseaba formarse en psicoanálisis infantil tenía dos opciones: o acudían a
los seminarios privados con los “inmigrantes”, o bien acudían a Londres, a
la “Hampstead”.
A partir de 1958 Anny Katan organiza el Cleveland Analytic Child
Therapy Course, sobre el modelo de la Hampstead. Con el fin de respetar el
reglamente de la Asociación Psicoanalítica Americana (APA) ni ella ni el
Dr. Robert Furman fueron instructores o supervisores en este curso que
dirigían, quedando la enseñanza paradójicamente en manos de los nomédicos. El número de psicoanalistas infantiles fue aumentando y en los
centros psiquiátricos para niños empezó a registrarse una gran actividad
psicoanalítica y se abrieron consultas específicas. Pero, ante la
imposibilidad persistente para los no-médicos de ser miembros de pleno de
sus sociedades de psicoanálisis, Marianne Kris fundó en 1945 la ACPA
(Association for Child Psychoanalysis). Este grupo desarrolla una gran
actividad científica; acepta como miembros a diplomados en programas de
formación reconocidos y a candidatos apadrinados individualmente que
95
puedan probar que tienen efectivamente una cualificación en materia de
psicoanálisis infantil. En 1986, cuenta Furman, que dicha asociación
contaba ya con 435 miembros americanos, de los cuales el 58 % eran
médicos.
En 1976 se creó en Los Ángeles otro instituto, sobre el modelo del de
Clevelan. Leo Rangell (1982) dice en una exposición en homenaje a A.
Freud que el modelo de Hampstead fue seguido también en Boston, Yale,
New York, Detroit, Ann Harbor, Chicago y la Jolla (California).
En realidad, tanto los no-médicos, como los médicos, han hallado –y
siguen hallando- tantas dificultades como los otros para que el análisis de
niños sea reconocido por sus colegas psicoanalistas de adultos y por las
instituciones psicoanalíticas. A partir de los años 70 la situación se fue
flexibilizando. Más recientemente (1991) la APA admitió a los nomédicos, pero para ello hizo falta un debate, y eso, como acabamos de ver,
no ha solucionado los problemas del análisis infantil. Así pues, en EEUU
va progresando la idea de un psicoanálisis infantil bien integrado en el
psicoanálisis, enseñado en institutos privados por la Association for Child
Psychoanalysis y oficialmente por la APA. Si la tendencia annafreudiana
continúa siendo predominante en esta formación, en su versión
hartmanniana, las teorías kleinianas poco a poco empiezan a abrirse hueco
tímidamente.
La situación en Sudamérica.-
Arminda Aberatury fue la fundadora del psicoanálisis infantil en Argentina
y la persona más representativa por lo que respecta al movimiento de esta
96
disciplina en toda Sudamérica. Nació en Buenos Aires en el seno de una
familia de lejano origen vasco. Su padre era jurista y terrateniente. Quiso
estudiar medicina pero su familia se lo prohibió, ya que eso era algo
impensable en aquel medio, y la edad para alcanzar la mayoría de edad
estaba en los 25 años. Por ello estudió ciencias de la educación y se doctoró
en filosofía. Muy joven inició su noviazgo con Enrique Pichón-Rivière,
quien entonces estaba estudiando medicina. Acompañada por su marido
acudió a las clases de medicina, siguiendo la misma formación que los
médicos pero sin poder obtener los correspondientes diplomas. De ella
dicen que era una mujer inteligente, bella y fascinante, fina y culta.
Familiarmente la llamaban “la Negra”. Su marido, E. Pichón-Rivière, era
un hombre brillante, dotado de una personalidad original, llegando a ser
uno de los maestros de la psiquiatría y después del psicoanálisis.
En uno de sus informes (1969), Arminda Aberastury comenta que al
principio su técnica se basó en lo que A. Freud y S. Morgenstern habían
creado para el análisis de niños. Sin embargo, a partir de 1940 comenzó a
recibir la influencia teórica y técnica de la obra de M. Klein, sobre las que,
año tras año, se fueron estructurando mi forma propia de hacer y mis
descubrimientos, así como las de los colegas que trabajaron conmigo”.
A partir de 1952 visitó con frecuencia a M Klein en Londres. En sus
últimos años dejó de ser una “kleiniana pura y dura”, aunque hizo mucho
por la difusión de las ideas de M. Klein.
Su actividad docente fue reconocida y apreciada en toda sud-américa. En
1956 dirigió el Instituto de Formación de la Asociación Psicoanalítica
97
Argentina. La siguiente generación de psicoanalistas argentinos, formados
a partir de 1955, se interesó también por las enfermedades graves y por los
niños.
Emilio Rodrigué era médico, se formó psicoanalíticamente en Londres; de
regreso a B. Aires orientó allí su actividad docente hacia el estudio de los
grupos (teorizaciones de W.R.Bion y E. Jacques) y de los niños. Sin
embargo, como muchos psicoanalistas infantiles (no sólo en Argentina),
abandonó el psicoanálisis infantil para convertirse en psicoanalista
didáctico. Más tarde llegó incluso a abandonar el psicoanálisis.
Más allá de su papel de líder, A. Aberatury desarrolló ideas personales y
aplicaciones nuevas. Se centró en diferenciar el psicoanálisis de la
psicoterapia, insistiendo en la necesidad de un entrenamiento especializado
para poder aplicar cualquier tipo de psicoterapia. Tanto si se trata de
psicoterapia como si se trata de psicoanálisis, es necesario un
entrenamiento de largos años para comprender el lenguaje no verbal del
niño (juegos, dibujos, expresiones corporales, algunas expresiones
verbales…).
En 1970, algunos psicoanalista argentinos, que en un significativo
porcentaje eran psicoanalistas infantiles, deseosos de trabajar de un modo
diferente, fundaron la Asociación psicoanalítica de Buenos Aries
(APdeBA), que también fue reconocida por la IPA. La revista que esta
asociación publica desde 1978, Psicoanálisis ha dedicado varios números
exclusivos al psicoanálisis de niños y adolescentes.
98
La situación en Francia.-
La situación del psicoanálisis infantil en Francia presenta ciertas
características que trataremos de desarrollar brevemente. Como vimos en
apartados anteriores S. Sokolnicka y S. Morgenstern fueron las primeras en
introducir este tipo de tratamiento en Francia. Imprimieron al psicoanálisis
infantil una orientación annafreudiana que se conserva hoy en día.
SAR la Princesa Georges de Grecia, nacida como Marie Bonaparte (1883-
1962), era hija de Roland Bonaparte, nieto de Lucien, uno de los hermanos
de Napoleón I, y de Marie-Félix Blanc, alemana de nacimiento. Siempre
había vivido en Francia; hacia los 25 años de edad contrajo matrimonio con
el hijo del rey de Grecia, Jorge I; parece que se trató de un matrimonio de
estado, lo cual haría de ella una mujer libre y emancipada. Hacia 1923 se
interesó por la sexualidad femenina en los hospitales parisinos. En 1925
consulta con R. Lafforgue, quien la remite a S. Freud para que éste la
analice. Éste se muestra reticente en un primer momento, pero pronto se
opera una sólida transferencia entre ellos y el análisis acabará durando, con
múltiples interrupciones, hasta 1938. La “princesa” como todos la
llamaban en París, se convirtió muy pronto en una ardiente difusora de las
ideas freudianas, cuyas bondades ella misma pudo experimentar.
En 1926 formó parte del grupito que funda la primera sociedad
psicoanalítica francesa (SPP). Marie Bonaparte era muy consciente de las
dificultades que entrañaba la introducción en el medio psiquiátrico y
psicoanalítico francés del psicoanálisis infantil en particular. En 1930 leyó
un informe en la V Conferencia de psicoanalistas de lengua francesa sobre
99
el tema “Profilaxis infantil de las neurosis”. En él ya insistía sobre la
diferencia existente entre psicoanálisis y psicoterapia.
Bajo la presión de “la princesa” y el de S. Morgenstern, la Spciedad
psicoanalítica de París tuvo que hacer un gran esfuerzo para aceptar y
publicar en su revista artículos referidos al psicoanálisis infantil. Los
esfuerzos no dieron mucho resultado ya que fueron muy pocos los analistas
franceses que se interesaron, realmente, por los niños en este período
anterior a 1940.
En 1936 É. Pichon publicó Le development psychique de l’enfant et de
l’adolescent. Se trataba de un estudio psicológico a la luz del psicoanálisis.
Hasta el final de la obra el autor no reflexiona sobre los problemas
educativos y sobre la “ortopsicopedia”. Habló de psicoterapia citando a A.
Freud. En cuanto al psicoanálisis tal y como se practicaba en el adulto
decía que solo se podía aplicar a partir de los 17 años (¡?). Antes sería muy
prematuro, pues los resultados obtenidos serían inestables.
Françoise Doltó (1908 – 1988).-
F. Doltó ucupa un lugar intermedio en la evolución del psicoanálisis
infantil en Francia. Nacida en el seno de una familia perteneciente a la
burguesía parisina católica, descubre el psicoanálisis muy pronto, con R.
Lafforgue, que trató a su hermano de una depresión. Lafforgue le
convenció de llevar a cabo un análisis con él mismo. Muy pronto entró a
formar parte del pequeño círculo de psicoanalistas de la SPP.
100
Terminados sus estudios de medicina, trabó como externa en
hospitales parisinos en 1934. En 1936 entró como externa en el servicio del
Profesor Heuyer. Allí conoció a S. Morgenstern que fue quien la inició en
el psicoanálisis infantil y le enseño la práctica del dibujo, destinada a
sustituir a las asociaciones libres en el tratamiento de niños. ésta supervisó
sus primeros tratamientos.
En 1938 F. Doltó se convirtió en adjunta de Odette Codet en la
consulta de É. Pichon en el hospital Bretonneau. Allí preparó su tesis
acerca del psicoanálisis y la pediatría.
En 1945, después de la guerra, apareció ya como una psicoanalista
veterana, siendo ella la única persona que ejerce en esta especialidad ya que
todos los demás habían desaparecido. Esto puede explicar por qué trabajó
toda su vida en un relativo aislamiento, apartada de las grandes corrientes
annafreudianas y kleinianas. Consiguió tener un numerosos grupo de
amigos y de alumnos. F. Doltó se perfiló como una buena psicoterapeuta
infantil gracias a su enorme intuición y a su gran capacidad de
preocupación y atención por los demás. Su estilo es muy personal e
inimitable. Su teorización personal sobre los comienzos de la vida mental
lleva a F. Doltó a resolver el problema imaginando un pre-yo, un pre-ideal
del yo y un pre-super-yo, no estableciendo la diferencia existente entre
estos conceptos y el super-yo primitivo de M. Klein.
Su amistad con J. Lacan la llevó a compartir sus vicisitudes
institucionales con él, sin adherirse nunca realmente a las tesis lacanianas.
101
Al igual que él y al mismo tiempo fue excluida de la IPA, aunque por
razones diferentes. Al parecer fue el propio D. W.Winnciott, a quien ella
tenía en alta estima, quien consideró que F. Doltó no podía ser analista
didáctica. La IA criticó en ella una especie de papel de transmisión de los
conocimientos de naturaleza iniciática y mística, que contrataba con la
prudencia que según la IPA convenía tener ante los problemas de la
formación de los analistas.
En 1978 F. Doltó renunció a su actividad como analista para
convertirse en vulgarizadora del psicoanálisis.
Serge Lebovici .-
S. Lebovici nació en Paris en 1915. Fue analizado por Sacha Nacht y
consiguió ser miembro titular de lal SPP en 1946. Su papel en la evolución
del psicoanálisis infantil en Francia es considerable. Su influencia es de
orden mundial; no sólo es que sus teorizaciones sean conocidas por todos
los psicoanalistas del mundo, además esta notoriedad fue reconocida con su
acceso a la vicepresidencia de la IPA desde 1967 a 1973 y, posteriormente,
a la presidencia desde 1973 hasta 1977. Se convirtió así en el único
presidente francés de la IPA, y e hecho que este homenaje internacional se
le haya rendido a un psicoanalista infantil reviste un sentido particular.
Su primer artículo publicado en la Revista francesa de psicoanálisis
(1950) trata de las psicoterapias con marionetas y es ya una introducción al
estudio exhaustivo de la transferencia analítica en el niño. El mismo año
publica un segundo artículo en el que estudia el diagnóstico de la neurosis
102
infantil. En él habla de las psicoterapias psicoanalíticas de S. Morgenstern,
del pequeño Hans y de la curación espontánea de la neurosis infantil, así
como de las opiniones contrastadas de A. Freud y M. Klein. Comenta que
él suele interrumpir el tratamiento analítico “cuando los niños alcanzan las
relaciones edípicas”. Critica la noción de inadaptación como criterio de
atención terapéutica en los niños. Piensa que es necesario estudiar la
biografía del niño, la personalidad de los padres y las defensas patológicas
del yo, entre las cuales está la “fantasía permanente de su vida”, como
criterios de analizabilidad. Como en el adulto, dice, “no existe el análisis
del niño sin análisis de la transferencia a la luz del pasado vivido”.
Concluye diciendo que la psicoterapia debe de ser, en el caso de los niños,
“un tratamiento llevado a cabo por analistas muy sagaces, para justificar las
esperanza que todos queremos poner en ellos”.
En 1958, Lebovici crea junto a a J. de Ajuriaguerra y R. Diatkine la
revista La pychiatrie de l’enfant que jugará un papel considerable en
Francia y en el mundo para la difusión de las ideas psicoanalíticas en
psiquiatría infantil, disciplina en vías de creación, creación a la que también
S. Lebovici contribuyó en gran medida.
Sus propias obras contribuyeron a la formación de numerosos
psicoanalistas infantiles e influyeron mucho en el mundo de la psiquiatría
infantil: Los tics nerviosos en el niño (1955), Les centres de guidance
infantile (1958), Un cas de psychose infantile, étude psychanalytique con
Joyce Mac Dougall (1960), El conocimiento del niño a través del
psicoanálisis con M. Soulé (1970), Les sentiments de culpabilité chez
l’enfant et chez l’adulte (1971). Uno de sus libros más recientes es Le
nourisson, la mère et le Psychanalyse, les interactions precoces (1983).
103
Su posición teórica como psicoanalista infantil fue muy personal,
firme y llena de matices a la vez; adoptó muchas posturas annafreudianas
tales como: su prudencia hacia los tratamientos, la necesidad de una
preparación antes de iniciarlas y la restricción de las indicaciones. Pero al
mismo tiempo incluyó en su teorización los conceptos kleinianos de
“posición” y de identificación proyectiva, especialmente para el tratamiento
de los niños psicóticos, rechazando, eso sí, el sistema interpretativo de M.
Klein y el concepto de objeto precoz.
En 1954 S. Lebovici, junto a Philippe Paumelle crean en el XIII
arrondissement de París una institución original, a partir del centro de
consultas, que se planteó como objetivo la continuidad de la atención,
limitar el trabajo a una población cercana geográficamente, la constitución
de equipos de “sector” o de “subsectores” dirigidos pos psicoanalistas, la
creación de instituciones psiquiátricas diferentes en función de las
necesidades, un dispositivo lo suficientemente flexible para que pudiera ser
modificado si así lo justificaban las necesidades del niño y, sobre todo, un
trabajo para la comunidad. Serge Lebovici (1984) definió así dicha
institución: ”La psiquiatría de comunidad pretende corregir la inercia de las
consultas habituales públicas o privadas. Quiere asegurar la unidad y la
continuidad de los cuidados independientemente del lugar conde son
ayudados y tratados los niños y sus familias”. Insistió en la acción
preventiva y se apoyó por ello en un programa concertado y
multidiscipliniario con las “personas clave” que se ocupaban de la infancia.
Trató de intervenir durante las crisis y en las situaciones indicadoras de
crisis y/o ante las personas más vulnerables. Los equipos de psiquiatría
ambicionaban pues trabajar en, por y con la comunidad.
104
La situación en España: El Departamento de Psicoanálisis de
niños y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica de Madrid
(APM).-
El Departamento de psicoanálisis de niños y adolescentes de la Asociación
Psicoanalítica de Madrid se creó en el mes de octubre del años 1994.
El Departamento surge con el objetivo de agrupar a los psicoanalistas de
niños y adolescentes proveyéndoles de un espacio en el que poder
compartir sus experiencias. Son objetivos básicos del mismo favorecer el
desarrollo del psicoanálisis aplicado a niños y adolescentes, ofrecer una
formación sólida y de calidad a los interesados en esta especialidad y
organizar actividades de formación y divulgación dirigidas a estudiantes y
otros especialistas (profesores, médicos, educadores,…) así como a padres
de estos niños.
Ser psicoanalista de niños y adolescentes de la APM exige realizar una
rigurosa formación en el Instituto Psicoanalítico de Madrid.
La formación requiere 4 seminarios (dos de niños y dos de adolescentes)
sobre teoría y clínica y dos supervisiones de un año de duración cada una
con un psicoanalista didacta acreditado como especialista en niños y
adolescentes por la APM y por la IPA.
El primer martes de cada mes el Departamento organiza una actividad para
los miembros que supone la presentación de material teórico-clínico que
genera una animada discusión e intercambio de opiniones.
Todos los años el Departamento organiza un Taller clínico en junio para el
cual se invita a un psicoanalista extranjero, de reconocida trayectoria, con
el que se abordan diferentes aspectos de la teoría, la clínica y la técnica a
105
partir de una presentación clínica.
En el Simposium anual de la APM, el Departamento organiza un taller en
el que se aborda el tema del mismo desde el trabajo con niños y
adolescentes.
El Departamento organiza grupos de estudio e investigación con la
finalidad de profundizar en determinados temas de vigente actualidad en
los que pensamos que nuestra comprensión y abordaje puede ayudar a la
sociedad. En la actualidad hay un grupo de investigación centrado en el
déficit de atención e hiperactividad que está participando en otros foros con
profesores, educadores, psicólogos clínicos, médicos, etc.
En el año 2004 se llevó a cabo una Jornada de trabajo en la APM con
el fin de celebrar el X aniversario de la fundación del Departamento de
psicoanálisis de niños y adolescentes. Traemos dos textos de
presentación de dicha Jornada de trabajo: el correspondiente a la
intervención del entonces Presidente de la APM José Luis López
Peñalver y el correspondiente a la intervención del entonces Director
del Departamento Francisco Muñoz Martín.
Intervención de José Luis López Peñalver (Presidente de la APM en
2004).-
“Nuestra reunión de hoy tiene por objeto conmemorar el décimo
aniversario de la fundación del Departamento de Niños y Adolescentes. Ya
han pasado diez años desde que se constituyó el departamento.
Los esfuerzos de un grupo que creía en ello, y practicaba el análisis de
niños y adolescentes, permitieron que en el seno de nuestra Sociedad se
106
crease primeramente en 1990, bajo la presidencia de Rafael Cruz Roche,
una sección sobre el tema, que originó una serie de reuniones, y aglutinó
todo un grupo interesado en sacar de un cierto oscurantismo el
psicoanálisis de niños y adolescentes, que más bien era considerado como
una psicoterapia, y en donde muchos dudaban que pudiese considerarse
propiamente un acto psicoanalítico.
El esfuerzo perseverante de este primer grupo hizo que en 1994, bajo
la presidencia de Carlos Sopena, se crease el Departamento de Niños y
Adolescentes, con objetivos de mucho mayor alcance.
Así, junto al interés por la práctica del psicoanálisis en niños y jóvenes
adolescentes, y su teorización, había el proyecto más ambicioso de poder
dar una formación específica para aquellos analistas en formación —
candidatos— o miembros interesados en su práctica, y que hasta entonces
venían haciéndolo dentro de nuestra Sociedad de un modo anónimo,
muchas veces también a través de las diferentes ofertas propuestas desde el
exterior.
Todo ello llevó primero a evaluar a aquellos miembros de nuestra
Asociación con experiencia suficiente para difundir dichos conocimientos,
crear un programa de formación que permitiese que aquellos candidatos y
miembros que lo deseasen pudieran no sólo hacer su formación, sino llegar
a ser más tarde considerados como analistas acreditados en dicha práctica.
Hoy tenemos entre nosotros a las personas que han dirigido dicho
departamento: María Luisa Muñoz, Teresa Olmos, Manuela Utrilla,
Patricia Grieve y, actualmente, Francisco Muñoz. A todos ellos tenemos
que agradecerles su dedicación, entusiasmo, pasión y desinterés por el
tiempo que le han dedicado, y cuya consecuencia es poder celebrar hoy el
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décimo aniversario del departamento.
Quiero también expresar todo mi agradecimiento a un grupo de personas,
miembros que han apoyado el trabajo de los coordinadores, sin los
cuales hoy no estaríamos celebrando este aniversario.
Quiero también manifestar la satisfacción que representa para mí estar
hoy aquí, puesto que el trabajo con niños y adolescentes ha formado parte
de mi práctica psicoanalítica desde finales de los años sesenta en París. El
trabajo con padres, así como el tratamiento de niños, adolescentes y
jóvenes adultos, ha sido la base de mi formación psicoanalítica, y también
más tarde de mi interés por el funcionamiento de los casos difíciles —
límites— en la clínica psicoanalítica. El trabajo con niños con trastornos
graves, con adolescentes en crisis o con graves rupturas, así como el trabajo
con las familias, ha constituido para mí una gran experiencia y una fuente
de reflexión.
Es cierto que a veces he sido crítico con algunos de mis colegas cuando
han intentado hacer un paralelismo entre el análisis de niños y de adultos.
Creo que hay diferencias importantes, y que ciertos conceptos utilizados en
la clínica de adultos no son equiparables en la clínica infantil, o, al menos
tienen otras significaciones, y habría que definirlos más claramente, o
quizás proponer nuevos conceptos. Pero más allá de estos comentarios y
reflexiones, no puedo sino felicitarme como Presidente de esta sociedad
por el crecimiento y gran interés despertado por el departamento, así como
por el desarrollo que éste ha alcanzado, y felicitar directamente a cuantas
personas han contribuido a su evolución.
Intervención del Director del Departamento de Psicoanálisis de niños y
adolescentes de la APM Francisco Muñoz Martín (año 2004).-
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“Antes de nada deseo agradecer a la actual Junta Directiva de la APM el
apoyo recibido para realizar esta Jornada conmemorativa de los diez años
cumplidos por el Departamento desde su creación como tal en el mes de
octubre del año 1994, con la misión específica, no ya de reunir a todas las
personas interesadas en el campo del psicoanálisis de niños y adolescentes,
sino con la de estructurar una formación reglamentada en esta área,
complementaria la formación oficial existente en psicoanálisis de adultos.
La primera reunión, en forma de sección de la APM, se realizó
concretamente el 2 de octubre del año 1990 aunque, para ser más exactos,
la primera mención acerca de la intención de crear esta sección data de la
Asamblea de diciembre del año 1988. La primera Comisión encargada de
coordinar las actividades científicas estuvo formada por Inmaculada
Azcorra, Isabel Canosa, Patricia Grieve y Francisco Muñoz. Por entonces
yo era un joven Analista en Formación con mucha ilusión y ganas de
trabajar. Hoy, ya no tan joven, como miembro titular de la APM con
función didáctica y Coordinador del Departamento, sigo manteniendo
vivos en mí una gran ilusión, muchas ganas de trabajar y el sentimiento de
no haber dejado de ser todavía un «analista en continua formación
Volviendo a esta breve reseña histórica, y dicho sea de paso, por aquel
entonces regentaba la APM Rafael Cruz Roche junto con A. Guiter, L. Fdo.
Crespo, José M.ª Leguina, M.ª Luisa Castillo, Ramón Solís y Pedro
Guillén.
En enero de 1993 la Comisión cambió y formaron parte de ella, además
de I. Azcorra e Isabel Canosa, Ángeles de Miguel y Gabriel Sapisochin.
109
En junio de 1993 se renovó de nuevo la Comisión y entraron Marisa
Muñoz y Amparo Escrivá sustituyendo a Inmaculada Azcorra y a Isabel
Canosa.
Durante aquellos años la participación de Miembros y sobre todo de
Analistas en Formación era extraordinaria.
Ello dio lugar a que la Junta Directiva de la APM, que si no me falla la
memoria estaba formada por Carlos Sopena como presidente junto con L.
Fdo. Crespo, Mercedes Samanes, Jaime Tabares, J. Ángel Santaeufemia,
Luis Jorge Martín Cabré y Teresa Olmos, aceptara en el punto 3.º de la
Asamblea del 1 de octubre del año 1994 someter a votación el proyecto de
creación de un Departamento de Psicoanálisis de Niños y Adolescentes.
Marisa Muñoz, encargada de la realización de dicho proyecto, en su
presentación a la Asamblea, recordó que desde hacía aproximadamente
cinco años un nutrido grupo de Miembros y Candidatos se reunían
periódicamente presentando material teórico clínico de psicoanálisis de
niños y adolescentes y que, en aquel momento la APM contaba con 12
Miembros que ostentaban la función didáctica y trabajaban también con
niños y adolescentes. El proyecto fue apoyado con entusiasmo por los
Miembros de la Asamblea y aprobado por unanimidad, designando a
Marisa Muñoz como primera directora del Departamento.
En la Asamblea de junio de 1995 se aprobó definitivamente el Reglamento
que actualmente sigue vigente y que fue actualizado, como todos
sabemos en la última Asamblea del mes de julio pasado. La primera
Comisión coordinadora del Departamento estuvo formada por Marisa
Muñoz como Directora, Ángeles de Miguel como secretaria y Teresa
Olmos, Amparo Escrivá y Francisco Muñoz como vocales. En 1996 se
110
renovaron algunos cargos, entrando Teresa Olmos como nueva
coordinadora, María Hernández como secretaria y Francisco Martí Felipo
como vocal, continuando Amparo Escrivá y Fco. Muñoz.
Desde el año 1999 hasta el mes de marzo de 2004, con Patricia Grieve
como coordinadora, gestionaron las actividades del Departamento Silvia
Cantis, María Herrero, Manuel Fdez. Criado, y Milagro Martín Rafecas y
Sabin Adúriz.
Me parece que hoy es el día adecuado para agradecer públicamente a
todas las personas nombradas su encomiable labor en pro de conseguir lo
que hoy es nuestro Departamento de Psicoanálisis de Niños y
Adolescentes, pero no seríamos justos si excluyéramos de este listado a
tantos otros Miembros y Analistas en Formación que activamente han
colaborado en las actividades del Departamento como ponentes y como
oyentes, dando vida y continuidad al mismo: Rebeca Grinberg, Mercedes
Valcarce, Isabel Luzuriaga, Enriqueta Moreno, etc. Dense por aludidos
todos aquellos que no aparecen en esta lista, reciban nuestro
agradecimiento y disculpen que, por la necesaria brevedad que conviene a
esta presentación no les nombre a todos.
Es mi interés, compartido por los componentes de la actual Comisión
Coordinadora, Milagro Martín, Alicia Montserrat y Manuel Fdez. Criado
(y me consta que también por la Junta Directiva y demás estamentos de la
APM), que esta conmemoración del X Aniversario de la Fundación del
111
Departamento tenga un carácter integrador y celebre el resultado del
esfuerzo conjunto llevado a cabo por numerosos Miembros y también por
Analistas en Formación de la APM, sin descartar a nadie, teniendo en
cuenta tanto la prehistoria como la historia del mismo e intentando con
dicha celebración congratularnos todos por lo realizado y conseguido hasta
el momento actual, con la esperanza de continuar creciendo (por ejemplo,
con la creación en Valencia de un Departamento similar), abriéndonos a un
futuro mejor con nuevas medidas y nuevas aportaciones.
Para terminar, quiero resaltar: 1. Que actualmente la Asociación
Psicoanalítica de Madrid cuenta con 27 Miembros acreditados para realizar
tratamiento de niños y adolescentes (21 están actualmente acreditados por
la IPA y el resto hasta 27 lo serán también en breve a propuesta del
Secretariado General de Formación y de la Junta Directiva); asimismo, el
Secretariado General de Formación aprobó en su última reunión la
propuesta de abrir un periodo de consulta, presentación
y valoración de currículos, con fecha límite, dirigido a todos aquellos
Miembros que no estando aún acreditados deseen optar a dicha
acreditación y reúnan los requisitos mínimos estipulados por dicho
Secretariado. En breve se enviará una carta informativa al respecto.
2. Que en el programa oficial de formación de los Institutos de
Psicoanálisis de la APM funcionan ya tres Seminarios-Taller, ofrecidos por
el Departamento, obligatorios para completar la formación en esta área
específica y, al mismo tiempo, optativos para la formación obligatoria en
psicoanálisis
de adultos. Sin olvidar que el Instituto de Madrid y el Instituto Valenciano
ofrecen, asimismo, varios seminarios optativos donde se trabajan
autores de diferentes escuelas que han realizado extraordinarias
112
aportaciones en el campo del psicoanálisis de niños y adolescentes.
3. Que el Departamento colabora estrechamente con la Junta Directiva,
la Secretaria Científica y el Consejo Científico Administrativo de la
APM participando, desde las competencias encomendadas, en el programa
oficial de actividades científicas con un grupo de discusión en todos los
Simposios, con conferencias todos los primeros martes de mes y con dos
talleres teórico-clínicos dos fines de semana anuales.
4. Y, en cuarto lugar, que ya existe un importante grupo de Analistas
en Formación que han realizado o están realizando las supervisiones
oficiales de psicoanálisis de niños y adolescentes previstas en el programa
oficial de formación, cuyo registro realiza el Departamento en
representación de la Comisión de Enseñanza.
Esta realidad es la que ha llevado, según me dijo personalmente Tertu
Eskelinen de Folch, al COCAP (Comité para el psicoanálisis de niños y
adolescentes de la IPA) a considerar que la APM cuenta ya con un
programa de formación bien reglado y que por lo tanto, para acreditar a sus
analistas de niños y adolescentes, ya no es necesaria la tutela de dicho
Comité (como venía sucediendo hasta el mes de julio del año 2003). Le
corresponde a la APM, a través de sus diferentes estamentos, acreditar a
sus Miembros y elevar a continuación la propuesta a la IPA.
El tema elegido para hoy es como habrán podido leer en el programa:
«El niño y el adolescente en el adulto. Situación actual de las aportaciones
del psicoanálisis de niños y adolescentes al psicoanálisis de adultos»,
recoge y sintetiza las sugerencias de numerosos Miembros.
El psicoanálisis descubrió, en su práctica con adultos, el niño y el
adolescente que todos llevamos dentro. Muchos psicoanalistas que han
113
trabajado y trabajan actualmente con niños y adolescentes, no han dejado ni
tampoco dejan de realizar nuevos descubrimientos y notables aportaciones
al campo de la ciencia psicoanalítica.
La necesaria colaboración entre psicoanalistas especialistas en estas tres
áreas evolutivas y de investigación es incuestionable hoy para poder
desarrollar, ampliar y profundizar nuestra práctica clínica y nuestro
conocimiento del ser humano.
El tema científico elegido para esta Jornada conmemorativa es un clásico
y hay quien piensa que puede tener escaso interés y estar incluso pasado
de moda. Sin embargo, nos atrevimos a pedir a Manuela Utrilla una
reflexión
personal introductoria que sirviera para animar la mesa redonda formada
por Marisa Muñoz, Teresa Olmos y Patricia Grieve, anteriores
coordinadoras del Departamento y todo ello, finalmente, con el fin de
estimular el debate final con todos los presentes.
Conociendo la calidad y el talante de las cuatro ponentes creo que esta
Jornada promete no ser, a pesar del tema, nada aburrida. Contamos con la
participación activa de todos Uds. Para que, efectivamente, así sea. Gracias
por estar hoy aquí con todos nosotros”.
5. ALGUNAS PALABRAS ACERCA DEL FUTURO DEL
PSICOANÁLISIS INFANTIL.-
114
¿Tiene futuro el psicoanálisis infantil?. Esta pregunta merece unas
cuantas palabras de reflexión teniendo en cuenta lo inusual de la práctica
actual del tratamiento psicoanalítico infantil, strictu sensu, y la ausencia
casi total de una verdadera formación en psicoanálisis infantil en la
mayoría de los países; sobre todo cuando sabemos a ciencia cierta lo frágil
que es la identidad del psicoanalista infantil y, sin perder de vista, la
proliferación de sus aplicaciones tanto en el campo de la observación,
como en el de la educación o el de la atención precoz y los cuidados
primarios, la prevención y, como no, los diferentes tipos de psicoterapias
con sus específicas orientaciones teórico-clínicas específicas.
La proliferación del psicoanálisis infantil, tanto a nivel de la
educación psicoanalítica como en la educación del bebé o la variada
práctica de las psicoterapias es, pues, considerable. ¿Debemos alegrarnos
de ello …o debemos lamentarlo?… Yo creo que debemos alegrarnos, pero
sin dejar de estar atentos a su desarrollo. No podemos olvidar las
pesimistas palabras de Anna Freud (1968), pronunciadas tras cuarenta años
de experiencia en educación psicoanalítica: “En general, no existe
prevención para la neurosis; por definición, as diferentes instancias
psíquicas, ello, yo y superyó, tienen destinos opuestos, de ahí los
desacuerdos y los enfrentamientos que se hacen conscientes en forma de
conflictos psíquicos”. No cabe duda de que tenemos que reflexionar mucho
antes de responder a la demanda social que, a veces, se hace muy
apremiante.
La demanda por parte de la sociedad de atención psicoterapéutica
para niños y adolescentes a razón de una o dos sesiones por semana sigue
siendo considerable. Escribía R. Diatkine en 1982 en su artículo “La
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historia de la psicoterapia infantil” publicado en Psychiatrie de l’enfant: la
historia de la psicoterapia infantil está salpicada de ejemplos en los que los
buenos conceptos han arropado malas costumbres”. Por ello es sin duda
necesario y razonable reflexionar, antes de ir más lejos, acerca de lo que
tiene de específico el proceso psicoterapéutico y en qué se diferencia del
proceso analítico. La ausencia de formación de muchos psicoterapeutas
sigue siendo un tema de preocupación.
Para concluir y augurarle un futuro prometedor deseamos insistir en
las considerables aportaciones que el psicoanálisis infantil ha
realizado al corpus teórico del psicoanálisis en general. La suerte del
psicoanálisis está, decididamente, muy relacionada con la del
psicoanálisis infantil. Los psicoanalistas ya no podrán seguir
eludiendo por mucho más tiempo el problema y la necesidad de
organizar una formación rigurosa en psicoanálisis infantil.
Tendremos que salvar dos escollos:
1. El primero consiste en considerar la función analítica
como alago análogo a la “función eclesiástica”, según la
cual una vez “ordenado”, el psicoanalista puede y sabe
hacerlo todo.
2. El segundo escollo consiste en negar el desinterés del
psicoanalista por el análisis infantil, lo que se expresa
muchas veces en la fórmula: Yo, psicoanalista, estoy
interesado por el niño, puesto que me intereso por el
niño que hay en el adulto para llevar a cabo la cura de
éste.
Algo hay que tener muy en cuenta y es que el niño en el tratamiento
del adulto no puede ser confundido con el niño a quien queremos
116
aplicar un tratamiento. Es cierto que la identidad del psicoanalista
infantil pasa y se construye sobre todo a partir de la identidad del
psicoanalista que practica tratamientos con adultos, pero nunca
deben confundirse ambas cosas.

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