¿Qué es la psicoterapia?… ¿Para qué sirve?
Constituye un apoyo profesional para aquellas personas que atraviesan dificultades que en este momento les impiden sentirse bien psicológica y emocionalmente.
En la psicoterapia, el terapeuta ayuda a la persona a analizar la realidad (la suya propia y la de su entorno), la realidad material y la propia realidad psíquica -simbólica e imaginaria- desde una serie de parámetros que le facilitan la visualización de opciones que contribuyen a resolver sus problemas. Al mismo tiempo trabajarán juntos para discernir entre aquellas cuestiones sobre las que deben de emplearse a fondo en “cambiar”, de aquellas otras sobre las que, por el contrario, deben poner en marcha acciones que ayuden a la persona a “aceptarlas”.
Juntos buscarán diferentes alternativas que ayuden a la persona a conseguir aquello que se ha propuesto superar.
Falsas creencias:
- a) El olvido es la mejor forma de enfrentar los problemas.
Muchas personas llegan a la consulta con un reclamo muy preciso: desean olvidar alguna situación puntual de sus vidas. Como por el momento los psicólogos no tienen una varita mágica que pueda borrar del cerebro de sus pacientes una vivencia determinada (y en caso de tenerla no existen garantías de que fuese la estrategia más conveniente), lo que se suele realizar en la psicoterapia es trabajar sobre los sucesos conflictivos y estresantes.
Olvidar prematuramente y no elaborar los acontecimientos vividos, casi siempre conduce a la represión del contenido, que se alojará en un plano subconsciente y desde ahí incidirá sobre nuestro estado de ánimo e incluso sobre nuestras decisiones futuras. El olvido es un proceso natural pero tiene sus propios tiempos y estos no se deben saltar porque en cada una de sus etapas, la persona debe aprender a aceptar la situación y a convivir con ella.
Entonces… ¿cuál es el rol del psicoterapeuta?
El psicólogo acompaña a la persona a través de los procesos vitales y existenciales, con sus etapas de impacto, aceptación, elaboración, descarga y duelo de los acontecimientos y, finalmente, de reparación y olvido (desatnción) que, dicho sea de paso, no es un olvido en el sentido más literal del término sino más bien la aceptación de la situación tomando la distancia emocional y operativa conveniente. Es decir, se le brindan las herramientas a la persona para que acepte la vivencia y esta no le genere tensiones negativas. Lo que se produce es una elaboración de las emociones negativas asociadas a la vivencia. Obviamente, es un proceso que conlleva tiempo y que cada persona vivirá de una forma diferente.
- b) La culpa es de los otros.
Cuando se comienzan a trabajar los diferentes problemas que aquejan a las personas que llegan a una consulta, tarde o temprano aparecen focos de culpa. Es decir, vivencias importantes que la persona achaca a otros. El ejemplo más usual es la persona que llega a la consulta responsabilizando a la pareja porque le fue infiel. Es cierto que la otra persona fue la que cometió el acto (y desde esa perspectiva tiene una mayor cuota de responsabilidad) pero eso no exonera al “traicionado” de su propia dosis de responsabilidad.
Hacer que cada persona asuma sus responsabilidades es un proceso complicado, sobre todo porque no todos están dispuestos a aceptarlas. Sin embargo, no se trata de un capricho del psicólogo ni de una tendencia sádica. Cuando una persona acepta sus responsabilidades, está dando el primer paso para tomar las riendas de su vida, para abandonar la actitud de víctima y para asumir una postura más fuerte que le ayudará a lograr muchos más objetivos.
- c) La inseguridad es mala.
En la cultura popular se alaba el poder de la supuesta seguridad, y por eso muchas personas piensan que la inseguridad es un mal a erradicar. Es cierto que lo ideal sería sentirnos seguros y confiados en todas las decisiones que tomamos pero, desde que el mundo es mundo, y sobre todo en los últimos años, éste se está convirtiendo en un lugar que genera siempre más incertidumbre; por ende, vivir con la inseguridad y aprender a dominarla podría no ser tan negativo como pensamos.
En realidad, el deseo de tener seguridad a toda costa también podría comprenderse como una forma de escapar del presente, de evitar la ansiedad existencial o de intentar convencernos de que tenemos el control de todo lo que nos rodea. Cuando no nos sentimos seguros, aparecen los miedos y estos nos inmovilizan o nos hacen tomar decisiones inadecuadas. Por eso, aunque parezca un contrasentido, mientras antes aceptemos la incertidumbre, más seguros nos sentiremos. Se trata de una seguridad y una confianza que provienen de nuestro interior. De hecho, la psicoterapia es un proceso ideal para que las personas analicen, elaboren y consideren su situación desde otros puntos de vista; es decir, pongan en cuestión sus ideas analizándolas desde una perspectiva diferente.
- d) Los procesos psicoterapéuticos son necesariamente largos y dolorosos.
No es correcto
Muchas de las características de la psicoterapia, entre ellas la duración, dependen del enfoque del que parta el terapeuta y de la situación y necesidades del paciente.
En las psicoterapias focales y breves, desde las que se trabaja en muchas consultas, se pondrán en marcha estrategias que ayuden a la persona a conseguir sus metas en el menor número posible de sesiones. El enfoque positivo del que parten algunas psicoterapias reduce el sufrimiento con el que frecuentemente llegan estas personas a la psicoterapia. Pero no olvidemos que muchas veces en función de la capacidad del paciente y de la complejidad de sus conflictos, la duración del tratamiento puede y debe prolongarse en el tiempo.
Respecto a su efectividad, existe variabilidad de unos estudios a otros y de unas terapias a otras. En nuestro país, los estudios que analizan la eficacia de las psicoterapias recogen que entre un 80 y un 90 % de las personas que acudieron a una consulta experimentaron una mejoría notable, y en un 60 % solucionaron completamente las dificultades principales por las que acudieron.
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En España existe una Sociedad que integra las distintas asociaciones científicas dedicadas a la Psicoterapia, así como los Colegios Oficiales de Psicólogos de ámbito español que regulan la actividad profesional de los/las profesionales de la psicología en toda España.